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  • 5 de junio de 2025
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La singularidad

La singularidad

La singularidad

Editorial Arpa

Licencia Creative Commons

El hilo roto

 

Antoni Hernández-Fernández

 

En el universo matemático, una singularidad es un lugar geométrico donde las leyes conocidas se desvanecen, donde las ecuaciones se difuminan en lo infinito. Tiene así la singularidad un matiz apocalíptico pero mensurable, y es una verdad asintótica pero inalcanzable. La intuimos, pero jamás logramos aprehenderla. Y en un mundo espaciotemporal es también un tiempo, la cuarta dimensión en el espacio de Minkowsky. La singularidad es el momento en el que la pitonisa Casandra, maldecida por Apolo a predecir el futuro sin ser jamás escuchada, alza la voz en medio de la tempestad que se avecina; es el instante en el que el hilo de Aracne —la tejedora que osó desafiar a Atenea revelando, con maestría, los pecados de los dioses— se rompe, por la tensión de la verdad.

En La singularidad, Carlos Fenollosa nos asoma a ese umbral. Señala con lucidez técnica los signos de un cambio irreversible: la inteligencia artificial (IA), ya no como posibilidad remota, sino como fuerza real y activa que empieza a reconfigurar nuestras vidas. Fenollosa no sólo explora el salto tecnológico, de los orígenes de la IA a los transformadores, base de ChatGPT y otros grandes modelos de lenguaje (LLM), sino que apunta a lo que muchos prefieren soslayar: las implicaciones éticas, sociales, económicas y políticas de la IA. Recorre, sin proponérselo específicamente, y de forma amena y erudita a la vez, el marco de las competencias básicas que los docentes deben adquirir en la era de la IA.

Si Aracne tejió sin temor un tapiz que exponía las sombras del Olimpo a los mortales, Fenollosa hilvana datos, ejemplos y proyecciones en una obra en la que no oculta ni su ideología, ni las preguntas más incómodas. Se posiciona, como buen humano, y es honesto en su ensayo, lo que se agradece en tiempos de ambigüedad y perogrulladas chatgepetianas. ¿Estamos construyendo una nueva forma de vida que escapa a nuestro control? ¿Podremos evitar que la telaraña de logros y promesas que emana de las hileras de la IA sea una trampa final, en la que las personas y las sociedades se deshumanicen más cuanto más se muevan en ella?

La singularidad es una obra imprescindible para comprender el origen y el fin, la alfa y la omega, de la IA. Fenollosa cose una genealogía crítica de la IA, un contrapunto argumental necesario por su realismo a enfoques como el del Atlas de IA de Kate Crawford (2023), representado visualmente en la Cartografía de la IA generativa del Taller Estampa. Se estructura en cinco partes, en un lúcido patrón que atrapa al lector:  desde el planteamiento de la nueva realidad que se avecina, a la revisión histórica de los orígenes soñados y científicos de lo artificial, hasta la irrupción de la singularidad como acontecimiento real, pasando por el momento de la discontinuidad, del tránsito que estamos viviendo ahora, con impactos calibrados a corto plazo en el trabajo, la educación, la vigilancia, la política o la identidad misma, Fenollosa ahoga a un lector atrapado en su red, en un cúmulo de hechos y evidencias razonadas. Respira uno, a duras penas, en los momentos en los que se atisba una cierta confianza en que haremos lo correcto. Lo necesitamos.

En un epílogo que apela directamente al lector (“La IA y tú”), siguiendo ese estilo directo y desgarrador que no abandona en ningún momento, Fenollosa remata contundente: “Debemos diseñar cuidadosamente los sistemas para que sean muy robustos contra su mal uso, ya venga de la mano de una persona o del propio sistema”. Es decir, sin descartar los usos perversos de la IA por parte de desaprensivos que sólo busquen su beneficio personal, con la consecuente degradación social y ecológica global, Fenollosa desliza que, en la singularidad, el propio sistema ha podido ya aprovechar su autonomía para el mal, entendido como el perjuicio y el detrimento del ser humano.

La fuerza del texto radica en su capacidad para combinar el rigor técnico con una prosa clara, el detalle narrativo y una mirada inquieta. Fenollosa es consciente de que, como advirtió Casandra, ignorar los presagios no detiene el devenir de las acciones y sus consecuencias. Porque Fenollosa vaticina y arriesga, pero no cae en el catastrofismo burdo, ni tampoco en la ingenuidad. Sabe que hemos cruzado un umbral asintótico, un punto sin retorno, y nos llama —como sociedad e individuos— a actuar.

Si no queremos ser víctimas de la telaraña tecnológica, ni de la profecía ignorada de la singularidad, debemos ser capaces de escapar, de tejer nuestras propias redes: éticas, legales, humanas. No basta con observar pasivamente el presente y augurar el futuro, como seres mermados y acomplejados, ante una falsa autonomía de la tecnología: hay que nombrar, definir y comprender para decidir, al final, si vamos a callar, o a decir lo que nadie quiere oír. Yo acuso. ¿O acaso preferimos seguir atrapados en la telaraña, por miedo al inevitable golpe tras la caída, en caso de liberarnos?

La lucha, sin duda, empieza en la imperiosa necesidad de una educación tecnológica sólida. Demos una oportunidad al menos a las generaciones futuras. Expliquemos lo que pasa, y lo que puede suceder. Fomentemos el pensamiento crítico con relatos como el de Fenollosa. Seamos Casandra y Aracne. Aunque no nos hagan caso, atrapados en sus redes.


Título del libro: La singularidad

Autora: Carlos Fenollosa

ISBN: 9788410313118

Editorial: Arpa

Idioma: Español

Número de páginas: 280 páginas

Fecha de publicación: septiembre de 2024

Web: https://arpaeditores.com/products/la-singularidad

Primeras páginas gratis aquí


Referencias:

Crawford, K. (2023). Atlas de IA. Barcelona: Ned Ediciones.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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