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  • 28 de mayo de 2024
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La jota, aragonesa y liberal. Zaragona, Madrid y París

La jota, aragonesa y liberal. Zaragona, Madrid y París

La jota, aragonesa y liberal. Zaragona, Madrid y París

Ediciones Pregunta

Licencia Creative Commons

 

Alberto Menjón

 

Jota aragonesa y democracia liberal

Toda guerra también es cultural –lo estamos viendo en la actualidad– y también toda época responde a una particular relación entre la naturaleza política del ser humano y su capacidad para influir en el arte y viceversa. En este contexto, La jota, aragonesa y liberal de Marta Vela (Pregunta y Gobierno de Aragón, 2024), continuación de La jota, aragonesa y cosmopolita (Pregunta y Gobierno de Aragón, 2022) nos sumerge en ese convulso mundo de revoluciones y pronunciamientos encaminados a la consecución de los derechos ciudadanos en el marco de la incipiente democracia liberal decimonónica, en el impulso de aupar la candidatura de la Jota a Bien Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, que apoyan otros investigadores como Gonzalo Preciado-Aranza (Breve historia de la jota aragonesa en el ballet, Rolde de estudios aragoneses, 2023).

Desfilan por las páginas de la autora una pléyade de artistas, como George Sand, Chopin, Zorrilla, Delacroix, Espronceda, Bretón, Sarasate o Falla como secundarios de lujo frente a los tres protagonistas del relato, Florencio Lahoz, músico aragonés afincado en Madrid y primer responsable de la difusión internacional de la jota, Sebastián Iradier, famoso compositor de habaneras y, por último, Pauline Viardot-García, prima donna internacional y hermana de la malograda Malibran…, tres figuras comprometidas con el ideario liberal del momento a través de la música. A través de un trenzado de fragmentos finamente entrelazados, la historia comienza con un vívido fresco del Cinco de marzo de 1838 –conocido como Cincomarzada, uno de los primeros festivos laicos de España–, recorriendo los avatares del siglo XIX durante el reinado de Isabel II y el Segundo Imperio en Francia, a partir de la llegada a Madrid de dos advenedizos, ambos organistas en provincia, Iradier en Álava y Lahoz en Zaragoza, en el inicio del convulso periodo isabelino en que el gremio de las artes supuso un apoyo fundamental para las aspiraciones de María Cristina sobre del futuro reinado de su hija. Ya por entonces, en 1839, la prestigiosa Revue et Gazette musicale de Paris reconocía la naturaleza libertaria de la jota aragonesa y, por ende, su lucha contra el oscurantismo: “junto a la jota y la seguidilla, canciones y aires de danza a la vez, los desórdenes civiles de este siglo han hecho nacer algunos cantos que se podrían llamar políticos. El más famoso de todos es el Himno de Riego” (p. 71).

El símil no era gratuito, dado que el texto del que fuese himno nacional durante el llamado Trienio liberal (1820-1823) sería recreado en diversas canciones populares pero también en la jota aragonesa, de gran éxito en la capital desde el estreno de la comedia La pata de cabra:

Himno de Riego (¿Gomis?, 1820)

Soldados, la patria

nos llama a la lid,

juremos por ella

vencer o morir.

 

Jota de las avellanas (Iradier, 1840)

A la jota viva la Reyna Isabel,

juremos por ella morir o vencer.

A la jota jota de las avellanas,

que las que me diste me salieron vanas.

 

Entre tanto, Lahoz continuaba en Madrid, arrastrando el fabuloso éxito de su jota, la más famosa de todas sus obras, que merecería después el comentario de Galdós casi ya al final de los Episodios nacionales:

Los maestros incipientes, como Oudrid, solían agregarse al coro entusiasta de la pandilla musical, ya en el estrecho café de Amato, ya en el del Príncipe o en la pastelería de Lhardy, y lo propio hacía el más joven de los tenores italianos de la compañía del Circo, Enrique Tamberlick, que aquel año había hecho su debut con Parisina d’Este. Los conciertos privados en casa de Soriano Fuertes estrechaban las amistades, enardecían y exaltaban la fe de la religión musical: allí Oudrid, excelente pianista, daba las primicias de la Jota aragonesa con variaciones y de la Fantasía sobre motivos de Maria di Rohan (pp. 101-102).

Finaliza el libro en vísperas de la Primera Guerra Mundial, con dos jotas parisinas, la Jota de Pablo de Sarasate y la Jota aragonesa de las Siete canciones populares españolas de Falla, con la angustia del inicio de la contienda en París.

De este modo, los valores fundacionales de la democracia quedan reflejados en la cultura cosmopolita, en que jota aragonesa y ópera italiana constituyeron un frente común en pos de unas libertades que fueron derribadas por el torrente de la Primera Guerra Mundial “como la furia del Ebro crecido arrastra consigo todo a su paso” (p. 235).


Referencias:

Vela, M. (2024). La jota, aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París. Zaragoza: Ediciones Pregunta. https://preguntaediciones.com/libro/la-jota-aragonesa-y-liberal/

Preciado-Aranza, G. (2023). Breve historia de la jota aragonesa en el ballet. Zaragoza: Rolde de estudios aragoneses. https://www.roldedeestudiosaragoneses.org/novedad-breve-historia-de-la-jota-aragonesa-en-el-ballet

 


Título: La jota, aragonesa y liberal: Zaragoza, Madrid y París

Autor: Marta Vela

ISBN: ISBN: 9788419766373

Editorial: Ediciones Pregunta

Idioma: Español

Número de páginas: 246 páginas

Fecha de publicación: marzo de 2024


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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