• Opinión
  • 21 de enero de 2025
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Comprensión lectora bajo mínimos

Comprensión lectora bajo mínimos

Comprensión lectora bajo mínimos

No esperen un Cervantes en los próximos 50 años

StockSnap. / Pixabay

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David Rabadà

 

PISA en 2023 lo dijo alto y claro, la comprensión lectora en España estaba en fase Titanic, en lo más hondo. Un escolar con un nivel de comprensión lectora deficiente produce exámenes y ejercicios evaluados negativamente, y no por su falta de capacidad, sino por su falta de aprendizaje. Un zagal así se frustra y ya no levanta cabeza ante los estudios. Pero si lo primero que un alevín aprende a dominar es su propio idioma, su motivación mejora, su autonomía crece y sus resultados suben. Luego, los profesores secundarios de secundaria lo tendrán mucho mejor en el aula.

Durante el curso resulta positivo hacer que los alumnos lean escritos de calidad para que mejoren su comprensión lectora, reduzcan el fracaso escolar y mejoren nuestros resultados en PISA. Infundir por tanto el manejo de cuentos y canciones ya en edad temprana resulta fundamental para alcanzar la máxima comprensión y el óptimo aprendizaje. Simple, si un alumno ha leído en calidad, cantidad y atención, aprenderá a redactar con elegancia, corrección y orden. El problema actual es la ausencia de calidad. Algunos expertos piensan que El Lazarillo de Tormes, La Celestina y otros clásicos deben ser relegados de la lista de lecturas aconsejadas. Argumentan que tales escritos son sexistas, racistas o clasistas, aunque contengan la historia del pasado más una calidad y variedad de vocabulario excelsas. Vaya, que según esta regla de tres también habría que derrumbar las pirámides de Egipto al haber estado construidas bajo el sexismo, el racismo y el clasismo.

Para substituir las lecturas anteriormente derogadas, se proponen textos cortos redactados por ellos mismos o afines, pero no por literatos expertos, antiguos o modernos. Estos pasajes, por ellos recomendados, van cargados de actitudes emocionales evitando con sumo cuidado caer en sexismos, racismos o clasismos, es decir, sin jamás utilizar la literatura real y de calidad. En ésta es donde se aprenden dos cosas: hechos históricos, sexistas o no, y a leer con calidad para adquirir un vocabulario excelso.

Entre los libros recomendados por estos expertos, un negro no puede ser un gran deportista para diluir racismos; una mujer no puede acompañar a sus hijos al colegio al promover el sexismo; un banquero no puede ser más inteligente que un barrendero al exaltar el clasismo; y un homosexual no puede ser un pérfido delincuente para no alimentar la homofobia. Todo ello es abrumadoramente paradójico ya que estos mismos expertos defienden la imaginación y la creatividad en la educación, pero la prohíben en la literatura. Resulta más que obvio que la homofobia, el machismo o el racismo son chacras de nuestra historia, pero como tales han existido y deben enseñarse para no repetirse. Sin embargo, petulantes expertos en educación, pretenden olvidar toda la narrativa de calidad pretérita y actual, con el añadido de promover una censura que ya sufrimos en este país.

Sin abogar por la lectura de El Quijote en la ESO, pero pasando de estos expertos a lo Fahrenheit 451, simplemente cabe incentivar la lectura de calidad entre los púberes. Para ello los alumnos necesitan ya en primaria maestros con excelentes conocimientos en su especialidad y con un dominio rico, elegante y preciso de los idiomas oficiales. Todo ello con el objetivo que su escritura y comprensión lectora sean excelsas. Bajo el buen dominio del lenguaje se fijan mucho mejor los aprendizajes curriculares. Sin destreza en el lenguaje no se pueden comprender, memorizar o expresar los conocimientos, es más nuestro cerebro difícilmente podrá razonar y pensar con fluidez. En definitiva, los alumnos deben acabar la etapa Primaria con destrezas probadas a nivel de lectura mecánica, comprensión lectora y redacción de los conceptos que han adquirido. Sin ese dominio, un joven no puede ni entender, ni aprender, ni escribir lo que cree saber. Eso le podrá llevar a la frustración, a la desmotivación y al abandono de los estudios.

Los alumnos que deseen información tienen mil opciones por internet de encontrarla, pero si desean realmente amplios conocimientos para alcanzar ideas propias, deberán ser guiados por personas previamente doctas en la selección de dichas informaciones. Para ello el dominio de la lectura y la escritura para poseer esas ideas propias. El problema es que la lectura no es una actividad natural como lo es el aprender a hablar, andar o respirar. Y si la lectura no es una actividad de aprendizaje natural, menos lo es la escritura que necesita muchísimo más esfuerzo, dedicación y docentes expertos en ello. Los estudiantes necesitan una enseñanza rigurosa para que aprendan a construir frases claras y concisas, algo que requiere de muchos años de práctica e instrucción. La enseñanza de la escritura consiste básicamente en que sepan crear una frase y expandirla con una sintaxis coherente. Desgraciadamente, y si la lectura ostenta infinitos defensores entre pedagogistas e instructores, la escritura se halla más falto de ellos. Consecuentemente nos encontramos con el gran problema del déficit de comprensión lectora agravado por la nefasta escritura de nuestros estudiantes. En resumen, no esperen un Cervantes en los próximos 50 años.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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  • Com sempre, lúcides reflexions.

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