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  • 3 de octubre de 2024
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Pablo Gonz: “Hoy en día, escribir desde el humor es un acto revolucionario”

Pablo Gonz: “Hoy en día, escribir desde el humor es un acto revolucionario”

Entrevista a Pablo Gonz, escritor

Pablo Gonz: “Hoy en día, escribir desde el humor es un acto revolucionario”

Pablo Gonz. / Foto: cortesía del autor.

Licencia Creative Commons

 

Andreu Navarra

 

La editorial Sloper acaba de recuperar una novela singular que ganó el Premio Juan March Cencillo nada menos que en 1997, Experto en silencios. Hablamos con su autor Pablo Gonz, de una dilatada trayectoria, y de su peculiar biografía personal.

 

¿Cómo y por qué llegasteis a la conclusión de que debíais recuperar Experto en silencios?

Después de publicar Cerca del fuego con Sloper, nos planteamos sacar una segunda novela que, al menos por mi parte, diese una visión más ajustada de lo que ha sido mi carrera literaria. Digo esto porque todos los temas que me interesan –principalmente la libertad– los había tratado desde la óptica del humor sarcástico. Cerca del fuego, una historia puramente dramática, es, por tanto, una excepción en el conjunto de mi obra.

El segundo motivo fue que la primera versión de Experto en silencios (1997) no había tenido apenas distribución. Se publicó como un número especial de la revista Bitzoc y no llegó, presumiblemente, más que a los suscriptores de aquella época. Concluimos que merecía la pena darle una segunda oportunidad que en realidad era la primera.

¿Cómo fue ese proceso de escritura? No es un texto precisamente convencional…

Cuando escribí esta novela yo era muy joven, alocado y audaz. Seguramente influido por La Metamorfosis de Kafka, recibí la imagen de un hombre que se despierta una mañana sin saber absolutamente nada de sí mismo. En la época en que escribí esta novela, me bastaba con esa puerta de entrada a la ficción para aventurarme por ella. Si tenía suerte y el terreno era fértil, podía seguir adelante inventándolo todo sobre la marcha. Y si la imagen inicial no resultaba tan proclive a desplegarse, reculaba dando por suspendida la aventura. Hoy en día, soy menos joven y menos alocado, lo que me permite tener más éxito en mi audacia. Nunca entro en una historia si la imagen inicial no viene acompañada de otra serie de cosas (inquietudes, recuerdo de experiencias, deseos de expresión) que me garanticen en parte el éxito de su escritura.

“El humor es una de las funciones psíquicas centrales del ser humano: sirve para equilibrarnos emocionalmente”

En cuanto a la forma de escribir sin puntos, es prácticamente una formalidad que sólo sirve para aumentar la sensación de angustia o encierro. Experto en silencios se puede leer muy bien porque, de facto, las frases están construidas de manera muy normal.

¿El humor se está muriendo?

Eso es imposible porque el humor es una de las funciones psíquicas centrales del ser humano: sirve para equilibrarnos emocionalmente. Cuando algo nos produce una emoción muy fuerte, sobre todo en el caso de emociones positivas, reímos por dicha necesidad de equilibrio, o sea, para no volvernos locos. El humor en la literatura cumple la misma función que toda la literatura: crea una representación de la vida que nos sirve para pensarla y sentirla sin riesgo. En este sentido, la literatura (tanto escribirla como leerla) nos prepara para vivir.

En los tiempos actuales, la industria editorial presta menos atención a las obras humorísticas por una sencilla causa: todas las personas sentimos pena por las mismas cosas, pero nos reímos por cosas diferentes. Por tanto, es más sensato, en el mundo de la masificación que deriva del industrialismo, crear productos dramáticos que tienen un público potencialmente mucho más amplio. La segunda razón que apoya esto es que, en un tipo de sociedades duras pero autocomplacientes como la nuestra, a muchos sirve de consuelo presenciar el drama de otros mientras que la contemplación de vidas felices se convierte en un desafío difícil de aceptar. Hoy en día, escribir desde el humor es un acto revolucionario.

¿Cómo te hiciste librero? ¿Se lo recomendarías a los amigos?

Siempre lo había contemplado como una posibilidad y nunca se habían dado las circunstancias adecuadas. Naturalmente que es recomendable que haya librerías, pero, para que sean negocios viables, es preciso que quienes empiecen a dirigirlos, conozcan bien el campo. Prácticamente toda la literatura main stream se vende en librerías ya bien establecidas, en las sucursales de las grandes cadenas o por internet. Por lo mismo, yo veo nicho sólo en las librerías de especialidad con extensión nacional. Hoy es factible establecerse, por ejemplo, en Tomelloso, provincia de Ciudad Real, con una librería especializada en temas marinos y tener éxito. ¿Cómo? Con el apoyo de internet, para el traslado de la publicidad y de los pedidos. De hecho, este tipo de localización periférica puede ayudar mucho en lo que se refiere a los gastos de instalación (me refiero sobre todo al arriendo del local).

“Si tú desconoces el verdadero valor de un libro en concreto, por ejemplo, una pieza del siglo XVIII, puede que no sepas sacarle el beneficio correcto durante la compraventa”

Una segunda opción que está dando muy buen resultado es el libro antiguo, viejo o de ocasión. Mucha gente sigue necesitando prescripción por parte del librero, pero no soporta los altos precios de los libros nuevos. Como los fondos de las librerías convencionales se van reduciendo en beneficio del apartado de novedades, se libera nicho para la venta de clásicos o longsellers, el cual ocupan con facilidad las librerías de viejo u ocasión. Éstas son más fáciles de llevar porque no requieren una gran formación por parte del librero. En el caso del libro antiguo, la cosa es diferente pues el producto es mucho más singular. Si tú desconoces el verdadero valor de un libro en concreto, por ejemplo, una pieza del siglo XVIII, puede que no sepas sacarle el beneficio correcto durante la compraventa.

¿Cómo era Libertad, la distopía que escribiste en 2010?

Era y es una novela que funciona casi como síntesis de mis trabajos anteriores. Tras una pausa de unos cinco años, retomé la creación literaria y lo hice, ya te digo, recopilando en torno a la palabra Libertad todo aquello que me había obsesionado siempre. Libertad es una distopía, o sea, una obra encuadrable dentro de la llamada ciencia ficción blanda, subgénero que se preocupa más de las cuestiones sociales y filosóficas que de las técnico-científicas. Es verdad que en mi novela hay ovnis, que, por estar perfectamente identificados, se llaman ovis, pero no me recreo en explicar, por ejemplo, su sistema de propulsión sino en las conversaciones que mantienen dentro de dichos aparatos las personas que viajan.

Como, por otro lado, mi escenario es doble (presenta ciudades hipertecnificadas y zonas rurales muy parecidas a las de siempre), es una novela que se completa también con ese aire bucólico más o menos característico.

¿Cuáles son tus mejores recuerdos de tu paso por Brasil y Chile?

De Brasil no recuerdo prácticamente nada porque llegué con dos meses de edad y me marché con tres años. De hecho, no sé si lo que recuerdo son adquisiciones propias o más bien el recuerdo de lo que alguna vez me contaron mis padres.

De Chile, me quedo con la grandeza del paisaje, con su pureza y majestuosidad, con la fuerza del océano y de las tormentas. También recuerdo con alegría la altísima calidad de los productos alimenticios, tanto los de procedencia salvaje (sobre todo de la pesca y del marisqueo) como los producidos por el hombre. Todas las verduras y las frutas son de excelente calidad, así como las carnes. Nadie olvida, una vez que la ha probado, la llamada miel de ulmo. Por otra parte, el país tenía un déficit en quesos, pero eso está mejorando cada día. Su aceite de oliva no tiene nada que envidiarle al nuestro.

“Mi literatura es audaz en su temática, muy estricta en su forma y esencialmente preocupada de la musicalidad”

¿Cómo definirías tu literatura?

Mi literatura es audaz en su temática, muy estricta en su forma y esencialmente preocupada de la musicalidad. Por lo mismo, me defino más como prosista que como narrador. Quizás no sea yo capaz de sintonizar con los temas de actualidad o de fácil recepción social, pero te escribiré frases inolvidables, una tras otra, y te obligaré a que me sigas hasta el final. Lo mejor que mi literatura puede ofrecer a los lectores de este tiempo es una manera peculiar de lograr que el idioma dance ante sus ojos.

¿Qué autores prefieres? ¿Qué lees?

Tengo muchos autores preferidos, aunque, más particularmente, muchas obras preferidas pues los autores, si de verdad son buenos, deben tocar muchos palos, ser otro distinto cada vez que se asomen a una historia concreta. Sin orden de preferencia, cito: Sherwood Anderson, Faulkner, José Eustasio Rivera, García Márquez, Ciro Alegría, Borges, Cortázar, Onetti, Stevenson, Wilde, Chesterton, Dickens, Saki, Wodehouse, Zweig, Balzac, Flaubert, Mohamed Chukri, Tomasi di Lampedusa, Pavese, Calvino, Curzio Malaparte, Ivo Andrič, Kafka, Tolstoi, Turguénev, Bulgákov, Grossman, Shólojov…

De los españoles: El Cervantes de las Novelas ejemplares, Galdós, Azorín, el primer Cela, Baroja, Chaves Nogales, Eduardo Mendoza, Vázquez Figueroa, Juan Eduardo Zúñiga (a mi juicio, él es uno de los mejores prosistas de la lengua castellana).

¿Cómo ves la literatura española actual?

La conozco muy mal. Ni siquiera me alcanza para dar una opinión bien formada. Si tuviera que decir algo, lo que sería más bien una impresión o un invento, es que la novelística (de los demás géneros no tengo ni idea) se divide en tres estratos: la literatura del main stream, la que se publica en las grandes editoriales, suelen ser best sellers (es decir, novelas muy convencionales), creadas así por sus autores; o bien falsos ensayos: novelas que aportan información dura, pero de mala calidad, es decir, no refrendada por fuentes reconocidas. Aquí entrarían las novelas históricas actuales o ésas que tratan de algo: el tráfico de esclavos en África Oriental, la dictadura militar en Argentina o la expansión de China sobre el Tíbet.

El segundo estrato estaría formado por novelas serias, respetuosas del género, es decir, de su necesario carácter más o menos transgresor. Estas obras se publican en editoriales medianas y pequeñas, y tienen, como debe ser, una difusión sensata, que garantiza la pluralidad mental. En este caladero es donde pesco cuando pesco, que no es con gran frecuencia, ya digo.

El tercer estrato es el de la novela autopublicada (pueden serlo en falsas editoriales, en imprentas menores, en webs conocidas por todo el mundo como Amazon). Este tipo de novela suele ser de temática convencional (autobiografía o novela cliché) y suele estar escrita con un estilo pobre o agarbanzado, el de quien no llega a nada sensato o el de que ha leído mucho y no ha asimilado bien creando su propia manera de escribir. Obviamente, a este tercer estrato también deberían pertenecer las genialidades muy difíciles de percibir como tal.

¿Escribes ahora? ¿Qué estás tramando? ¿Llegarán Kola y Louise a Suiza en trasatlántico?

No, Kola y Louise ya tienen su espacio y no considero la posibilidad de darles más. Ahora, acabo de terminar una novelita rara que no sé si intentaré publicar. Se titula El triunfo de la materia y trata de un traductor que sufre una serie de abducciones por parte de los miembros de una avanzada civilización alienígena. No cuento nada más porque para qué, si aún no sé si la publicaré. En la recámara tengo una idea para algo más serio, pero de momento es eso, una idea. Si llegase a madurar como conviene, me pondría con ello poco a poco, obligado porque la librería me consume mucho tiempo, pero agradecido porque gracias a ella puedo seguir escribiendo.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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