- 19 de noviembre de 2024
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Oriol Rosell: “Lo interesante del ruido es que existe sin nosotros”
Entrevista a Oriol Rosell, crítico y divulgador musical
Oriol Rosell: “Lo interesante del ruido es que existe sin nosotros”
Oriol Rosell (Barcelona, 1972), nos sorprende con un libro osado y diferente: una historia del ruido y su compleja relación con la música, la antimúsica y la antiantimúsica. Un cortocircuito formidable. De los Kinks a Maerzbow: un continuum del ruido (Alpha Decay) nos zambulle en los aspectos más vanguardistas de las subculturas de las últimas décadas. Una contribución decisiva y desinhibida a los Cultural Studies entre nosotros.
¿Cómo se te ocurrió escribir un libro tan loco? ¿Cómo fue el proceso? ¿Sobreviviste a tanto nihilismo?
De algún modo, el libro estaba hecho antes de empezar a escribirlo y no se acabó en el momento de publicarse. La mayoría de las cosas que me interesan —pensamiento político, antropología pop, arte— están ahí, y las he conocido todas a partir de la música. Siempre insisto en que no es un libro sobre música, sino un libro que parte de la música para tirar líneas hacia otros ámbitos.
Para mí, el pop —y recurro a este concepto entendiéndolo en oposición a lo académico— es una superficie reflectante en la que pueden observarse con bastante nitidez las constantes sociales, culturales y políticas de su tiempo. Yo me explico el mundo a través del pop, y eso es lo que he intentado compartir. Por tanto, el proceso de confección se inicia en el momento en que yo empiezo a descubrir cosas fuera de la música pero gracias a ella. En este sentido, el libro no es un objeto definitivo, sino un momento “congelado”, una instantánea de este proceso de descubrimiento y aprendizaje .
¿Es verdad que solo lees ensayos?
Sí. Hace muchos años que tomé esa decisión. Entre otras razones, por una cuestión práctica: no tengo tiempo para todo. Así que opté por reservar la ficción para el cine, otra de mis grandes pasiones. Por otra parte, es un modo de no dejar nunca de estudiar. Además, he tenido la suerte de poder convertir la lectura de no ficción en un trabajo, dado que desde hace cuatro o cinco temporadas presento ‘La Biblioteca Inflamable’, un espacio dedicado al ensayo, en el programa Territori Clandestí (Ràdio 4-RNE).
¿Es es ruido “una metáfora del poder, de la revuelta, de la negación de la norma”? ¿Es el ruido “una vía de conocimiento” (pág. 13)?
Es todo eso y muchas cosas más. Lo interesante del ruido es que existe sin nosotros. A diferencia de la música, no es fruto de la reflexión y la acción humanas. Por eso puede ser utilizado como una suerte de significante sin significado prestablecido, un símbolo vacío al que podemos atribuirle el valor que se nos antoje.
¿Por qué crees que Metal Machine Music de Lou Reed es un disco “mitificado”?
Porque es un disco desencajado. El aura de MMM no tiene que ver con su calidad —que en mi opinión, en tanto propuesta supuestamente de vanguardia, es escasa—, sino con su marco de exposición. Lo importante es la carga simbólica, que lo firmara Lou Reed y se comercializara en el mercado del pop-rock. Se lo mitifica por su estatus de “gamberrada”, de transgresión puntual. Pero dudo mucho que sirviera de puerta de acceso a otras estéticas alejadas del pop-rock para los fans del neoyorquino.
“Para Dubuffet, en el marco del capitalismo, donde el arte deviene una industria de la especulación, el art brut sería el único arte “auténtico””
¿Qué es el shoegaze? ¿Y el art brut?
El shoegaze es la etiqueta que se adjudicó a los grupos de pop más o menos etéreo aderezado con mucha distorsión, en referencia al hecho de que los músicos se pasaban los conciertos mirando los pedales que utilizaban (shoegaze podría traducirse como “mirarse los zapatos”). El art brut, por su parte, es un concepto acuñado por Jean Dubuffet para categorizar el arte hecho en la marginalidad, al margen de las instituciones artísticas, por personas muchas veces afectadas por trastornos mentales. Para Dubuffet, en el marco del capitalismo, donde el arte deviene una industria de la especulación, el art brut sería el único arte “auténtico”, en tanto que su producción respondería única y exclusivamente a la pulsión creativa, prescindiendo de la posibilidad de su difusión o comercialización.
¿Qué opinas del activismo vienés? ¿Te hubieras unido a sus filas?
Creo que los accionistas de Viena intentaron resolver sus angustias y fobias de una manera muy visceral y salvaje. Fue un movimiento reactivo frente a unas circunstancias muy concretas. Hoy en día sus métodos no tendrían sentido, porque esa estética de lo extremo ya ha sido asimilada, al menos en el marco de las prácticas artísticas contemporáneas. Aparte, no sé yo si tengo edad para hacer esas cosas.
¿Es el ruido una “catarsis autoerótica” (pág. 25)?
En el japanoise, sin lugar a dudas. Un factor importante en ese discurso es la disolución de uno mismo en el ruido, el colapso del lenguaje y el intelecto. Y esto conecta directamente con el éxtasis sexual. Porque la pequeña muerte del orgasmo es, ante todo, una suspensión momentánea de las ideas, un dejarse arrollar por la sensación corporal. En el japanoise, además, esta experiencia es ensimismada porque es el propio sujeto quien genera el ruido que se lo lleva por delante. Tiene un algo de masturbatorio.
¿Por qué es tan importante Merzbow?
Porque, nos guste o no, la crítica musical global sigue estado determinada por el pensamiento occidental y, de todos los hacedores de ruido de Japón, Merzbow es el que se rige por unas ideas más cercanas a la cultura de raíz europea. Pese a la dureza de su propuesta, es la más fácil de entender desde nuestra perspectiva. Personalmente, me parece más interesante lo que hacen Incapacitants o lo que hacían Hanatarash.
Consideras muy pioneros a COUM y Throbbing Gristle. ¿Por qué?
Porque de algún modo representan el primer desplazamiento sólido y bien desarrollado de métodos y conceptos propios de la vanguardia al contexto pop. Me fascina el modo en que conjugan ese tipo de práctica con un fondo eminentemente rockero, en el sentido de que emplean el ruido como los artistas “académicos” pero mantienen la negatividad que se le suele atribuir en el marco del rock.
“Una cuestión capital para mí a la hora de escribir sobre música es dejar de lado mis gustos”
¿Punk o Heavy?
No creo que sea relevante. Una cuestión capital para mí a la hora de escribir sobre música es dejar de lado mis gustos y centrarme en el interés analítico que pueda tener un discurso determinado. Sin ánimos de ponerme ninguna medalla, es algo que echo de menos en la mayor parte de la literatura pop producida en España. En el libro hablo de muchas músicas que a mí, personalmente, no me gustan. Sin embargo, me parecen interesantísimas. De no ser así, no habría escrito un ensayo, sino, metafóricamente, un fanzine.
¿Bruckner o Cage?
De nuevo, más allá de mis gustos, considero mucho más valiosa la aportación de Cage. Su cuestionamiento continuo de la naturaleza de la música y sus reflexiones sobre la escucha y los dispositivos culturales que la condicionan me parecen esenciales. Si en opinión de muchos expertos en arte contemporáneo “Fountain” de Duchamp es la obra más importante del siglo XX, para mí, en música, lo es “4’33’’”.
¿Qué música escuchas últimamente?
Pues no te lo vas a creer, pero mucho reggae antiguo y mucho northern soul.
Fuente: educational EVIDENCE
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