- Cara a cara
- 13 de septiembre de 2024
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José María Bermúdez de Castro: “La enseñanza en España no tiene la calidad que se exige en otros países europeos”
CARA A CARA CON
José María Bermúdez de Castro Risueño, paleoantropólogo
José María Bermúdez de Castro: “La enseñanza en España no tiene la calidad que se exige en otros países europeos”
Durante el venidero centenario del eminente paleontólogo español, Emiliano Aguirre, se hace necesario entrevistar a alguien que lo conoció y trabajó con él. Nuestro ‘Cara a Cara’ de hoy entrevista a quién ha sido codirector de unos de los yacimientos más importantes a nivel mundial en fósiles humanos, estamos hablando de Atapuerca. José María Bermúdez de Castro se licenció y doctoró en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en 1977 y 1985, respectivamente. Después de disfrutar de varias becas pre y postdoctorales, fue Profesor Titular en el Departamento de Paleontología de la UCM entre 1988 y 1990.
En 1991 comenzó su trayectoria científica en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Museo Nacional de Ciencias Naturales), donde fue Científico Titular, Investigador Científico y Profesor de Investigación. En 2004 formó parte del grupo creador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Burgos), que dirigió hasta 2012 y donde finalizó su trayectoria profesional. En la actualidad es miembro Ad-Honorem de esta institución. También ha sido miembro honorífico del University College de Londres y doctor Honoris Causa por la Universidad de Burgos. Además, desde 2021 es miembro de número de la Real Academia Española.
¿Cómo conociste a Emiliano Aguirre?
Conocí a Emiliano Aguirre en 1979, con motivo de su visita al Departamento de Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid. Participaba en el estudio de un cadáver momificado exhumado en la basílica de Nuestra Señora de la Asunción de Colmenar Viejo, en Madrid, mientras que yo realizaba mi tesis de licenciatura, un trabajo conocido entonces como la tesina. Me lo presentó mi directora de investigación, la doctora Pilar Julia Pérez, que había sido alumna suya de doctorado. Me impresionó la planta de Emiliano, alto, delgado, con pelo y barba todavía negros y una voz grave y profunda. Su aspecto causaba respeto, pero a la vez me pareció una persona tremendamente educada y muy cercana. Ignoraba que, en pocos años, y sin desmerecer en absoluto a mi directora de tesina y de tesis doctoral, Emiliano llegaría a ser mi maestro y mentor durante casi una decena de años.
¿Podrías definir su persona con tres adjetivos?
Pues audaz, brillante y cercano.
¿Qué consecuencias crees que tuvo el trabajo del doctor Aguirre al respecto de la ciencia y de la transmisión de conocimientos en nuestra nación?
Emiliano fue uno de los pocos científicos y académicos españoles que se atrevió a dar pasos decididos en el ámbito internacional, en una época extremadamente compleja para la ciencia y la sociedad de nuestro país. Su inquietud le llevó a trabajar y conocer a fondo varias disciplinas relacionadas con la geología y la paleontología, y se atrevió a dirigir decenas de tesis doctorales en temáticas muy diversas. Donde en su tiempo había un verdadero erial, creció un jardín frondoso cultivado por el mismo y sus numerosos alumnos de doctorado. Emiliano, junto a un pequeño puñado de eruditos, fue inspiración para el desarrollo científico de varias generaciones.
“Emiliano fue uno de los pocos científicos y académicos españoles que se atrevió a dar pasos decididos en el ámbito internacional”
¿Nos podrías explicar los detalles de tu último proyecto profesional vinculado con la herencia de Emiliano Aguirre?
Emiliano Aguirre me incorporó a su proyecto de excavaciones e investigación en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca allá por el año 1982, cuando aún no había finalizado mi tesis doctoral. Compatibilicé la tesis con varios estudios que me encomendó y las excavaciones. En 1985, tras defender mi tesis doctoral, me entregué al cien por cien a su proyecto en Atapuerca, ayudando en la confección y la logística de los sucesivos proyectos solicitados al ministerio de ciencia de entonces, llevando la economía de las excavaciones, etc.
¿Qué relaciones positivas establecerías entre tus proyectos profesionales y la formación que recibiste de él?
Ni que decir tiene que mi trayectoria profesional posterior a la retirada de Emiliano Aguirre en 1991 ha estado muy marcada por sus enseñanzas, que fueron muchas y muy valiosas. Por contar una anécdota, no siendo mi director de tesis, Emiliano se leyó íntegro el manuscrito a lapicero, y cabe recordar que entonces no teníamos ordenadores, y me dio toda suerte de consejos para mejorar el trabajo.
El sistema educativo vigente ya nada tiene que ver con el que recibiste. Al respecto del actual sistema educativo, y si hubieras pasado por él, ¿habría mejorado o empeorado tu capacidad profesional?
Pienso que habría mejorado y bastante. Tengo edad suficiente para afirmar que la educación que se recibía en España en los años 1950 y 1960 era muy deficiente.
¿Qué crees que pensaría Emiliano Aguirre del actual sistema educativo?
Imagino que su opinión no sería muy distinta de la mía.
Viendo tu camino profesional, ¿cómo crees que se debería mejorar la actual transmisión de conocimientos científicos en nuestras aulas de secundaria? Y si fallase, ¿en qué crees que falla?
Sé que la mayoría del profesorado de primaria y secundaria carecen de una formación científica básica. La enseñanza en España no tiene la calidad que se exige en otros países europeos. Sabiendo que la formación de nuestros hijos está en manos del actual sistema educativo, los profesores deberían tener más nivel en pedagogía o en el método científico. Los buenos profesores mejoran la formación de sus alumnos. Por descontado, la profesión de docente debería estar mejor considerada a nivel social y económico.
“Sabiendo que la formación de nuestros hijos está en manos del actual sistema educativo, los profesores deberían tener más nivel en pedagogía o en el método científico”
Bajo una perspectiva utópica, ¿cómo ves el futuro de la ciencia nacional?
Ha mejorado muchísimo desde que empecé en 1979; pero todavía le falta un buen empujón para que estemos a la par de países como Alemania o el Reino Unido, por citar dos países europeos próximos. Que la lengua oficial de la ciencia sea el inglés es una batalla perdida por muchas circunstancias históricas, pero no es una excusa.
¿Qué le dirías ahora mismo a Emiliano de tenerlo presente?
Bueno, seguiríamos teniendo las conversaciones tan interesantes que mantuvimos durante aquellos años sobre los hallazgos y descubrimientos que se iban produciendo y quizá sobre otros muchos temas científicos y de actualidad. Ahora mismo, con mi experiencia, la conversación sería más equilibrada. En aquellos años solo escuchaba, como correspondía a alguien que estaba aprendiendo.
Fuente: educational EVIDENCE
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