- Política
- 17 de febrero de 2025
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Joan Josep Carvajal: «No descartamos, desde las universidades, convocar movilizaciones y protestas de mayor envergadura»
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Entrevista con Joan Josep Carvajal Martí, decano de la Facultad de Química Universidad Rovira i Virgili y nuevo presidente de la Conferencia Española de Decanos de Química.
Joan Josep Carvajal: «No descartamos, desde las universidades, convocar movilizaciones y protestas de mayor envergadura»
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Eva Serra
Hace dos meses el Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya, actualmente bajo mandato socialista, anunciaba una reestructuración -fusión y reducción horaria- de las asignaturas de ciencias para los alumnos de 1º de Bachillerato. La medida ha despertado todo tipo de críticas entre los expertos, básicamente docentes, que deben lidiar contra las carencias en conocimientos científicos que, a día de hoy, ya presenta el alumnado catalán (Cataluña ya es la primera Comunidad que dedica menos horas de asignaturas científicas en la ESO).
Joan Josep Carvajal Martí, actual Decano de la Facultad de Química Universidad Rovira i Virgili es licenciado en Química, máster en Química Experimental y doctor en Química por la URV. Desde el pasado enero ha sido elegido nuevo presidente de la Conferencia Española de Decanos de Química. Fue investigador post-doctoral Fulbright en la Stony Brook University (EEUU), e investigador Ramon y Cajal entre 2006 y 2011 en el Departamento de Química Física e Inorgánica de la URV, donde actualmente es profesor agregado. Desde 2019 es profesor visitante en la Harbin Engineering University (China). Desde su universidad se impulsan acciones para atraer a estudiantes con mejores expedientes a las enseñanzas que imparte la Facultad de Química. Hablamos con él sobre la actual medida y su impacto en las carreras superiores.
¿Qué opinión tiene como decano sobre la propuesta del Departamento de unificar materias como física y química o biología, geología y ambientales?
El problema no reside tanto en la unificación de las materias en sí como en la reducción de horas que se plantea en su docencia. Esto es especialmente grave en la reducción que se propone de forma general para todos los alumnos, aunque se ofrece la posibilidad de programar asignaturas optativas para ampliar los contenidos de estas asignaturas. Esta medida hará que para la mayoría de los alumnos se reduzcan los conocimientos básicos y fundamentales que aprenden sobre asignaturas como la física, la química, la biología o la geología. Estos aspectos, aunque la sociedad en general no lo perciba ni tampoco algunos educadores, especialmente los que están a cargo del desarrollo de currículos a nivel de la administración, son fundamentales en titulaciones transversales como son las nuestras, Química y Bioquímica.
La mayoría de sociedades científicas se han opuesto abiertamente frente a esta medida. El otro día El Colegio Oficial de Químicos de Cataluña junto con la Asociación de Químicos de Cataluña publicaron un escrito muy contundente. ¿Han obtenido respuesta del Departamento?
Es lógico que la mayoría de sociedades científicas, y no sólo estas sociedades, sino también todos los decanos de las Facultades que impartimos titulaciones de ciencias en Cataluña nos hayamos opuesto a esta propuesta. Aparte del escrito publicado por el Colegio Oficial de Químicos de Cataluña y la Asociación de Químicos de Cataluña, todos los rectores de las universidades que forman parte de la ACUP, la Asociación Catalana de Universidades Públicas, emitieron un comunicado conjunto el pasado 19 de diciembre de 2024 en relación al proyecto de decreto de modificación de modificación de ordenación de las enseñanzas de bachillerato.
«Lo que se requiere más que nunca es sustentar unas enseñanzas sólidas y de calidad, especialmente incrementando las competencias en las materias de ciencias naturales y experimentales»
En este comunicado expresaban su máxima preocupación por la información facilitada por el Departamento de Educación y Formación Profesional de la Generalitat de Catalunya. Se destacaba que era necesario asegurar la formación del estudiantado de bachillerato para su capacitación en los diversos ámbitos del saber y en las materias científicas correspondientes, garantizando una formación sólida que permita preparar a las generaciones futuras como profesionales críticos y competentes. Por eso preocupaba la nueva propuesta de ordenación de las diversas materias de ciencia y tecnología, especialmente, ya que suponía reducir de forma significativa la adquisición de competencias y conocimientos adecuados. Y estas medidas las contraponían a los resultados observados, como la complejidad de la sociedad con el crecimiento de la desinformación y los discursos pseudocientíficos, así como los malos resultados en las evaluaciones internacionales de nuestros alumnos en las etapas preuniversitarias.
Por tanto, se concluía que lo que se requiere más que nunca es sustentar unas enseñanzas sólidas y de calidad, especialmente incrementando las competencias en las materias de ciencias naturales y experimentales, donde se incluyen la física, la química, las ciencias de la tierra, y la biología, pero también en tecnología y matemáticas. Los rectores de las universidades públicas catalanas instaban al Departamento a reconsiderar su propuesta, e invitaban al gobierno a trabajar juntos y aprovechar la experiencia y el firme compromiso con un sistema educativo robusto y de calidad.
Asimismo, en el mismo Parlament de Catalunya, el mismo mes de diciembre se promovió una iniciativa para instar al Gobierno a que se echara atrás en este tema, una proposición que desgraciadamente no salió adelante.
«La respuesta del Departament frente a este alud de manifestaciones ha sido programar una serie de reuniones (…). Sin embargo, a día de hoy todavía esperamos el resultado de las conclusiones alcanzadas en estas reuniones»
La respuesta del Departament frente a este alud de manifestaciones ha sido programar una serie de reuniones durante la primera quincena de enero de 2025 con universidades, asociaciones científicas, como las filiales científicas del Institut d’Estudis Catalans (IEC) y colegios profesionales para debatir la propuesta de ordenación de las enseñanzas de bachiller. El objetivo de las reuniones, además de informar de las opciones, era escuchar las diferentes opiniones y trabajar para consensuar unos itinerarios con la comunidad educativa que generen una mínima afectación sobre la calidad educativa y la formación científica del alumnado de bachillerato. Sin embargo, a día de hoy todavía esperamos el resultado de las conclusiones alcanzadas en estas reuniones.
¿Sabemos de precedentes similares (reducción de materias científicas) en algún otro país?
Desde el Departamento de Educación y Formación Profesional se justifica esta medida para ajustar el currículum del bachillerato catalán a la normativa estatal, evitando que el alumnado de bachillerato científico pierda calidad en su enseñanza, proponiendo unos itinerarios que se adapten a la normativa vigente. Sin embargo, partimos de una realidad y es que nuestros estudiantes de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) son los alumnos de todo el estado español con menos horas de docencia en disciplinas científicas. Si ahora también reducimos las horas de docencia en estas disciplinas en el Bachillerato, esta diferencia más que acercarnos a la situación del resto de Comunidades Autónomas, todavía la empeora.
«Las diferentes leyes educativas que se han sucedido en nuestro país desde la entrada en vigor de la LOGSE no han valorado demasiado la enseñanza de las ciencias»
Ya en 1997, compañeros del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales de la Universidad de Valencia publicaron un estudio en el que ponían de manifiesto la disminución del número de alumnos que cursaban el bachillerato científico y las materias científicas optativas. Y entre las causas que identificaban por explicar esta disminución en el número de alumnos se encontraban la organización del sistema educativo, así como la imagen y valoración negativa que la ciencia tiene entre los propios estudiantes.
Las diferentes leyes educativas que se han sucedido en nuestro país desde la entrada en vigor de la LOGSE no han valorado demasiado la enseñanza de las ciencias, como se ha podido poner de manifiesto a nivel de horarios y optatividad, haciendo que las asignaturas científicas sólo sean obligatorias hasta 3º de ESO con sólo 2 horas de Física y Química y 2 horas de Biología y Geología, menos que otras materias que tienen 3 o 4 horas y además son obligatorias hasta 4º de ESO. Además, a nivel de bachillerato sólo se cursan 3 materias científicas por año, lo que representa 12 horas semanales sobre más de 30. Por otra parte, España es el único país europeo que no tiene separadas Física y Química en el primer curso de bachillerato.
Esta situación no es exclusiva de nuestro país. En Estados Unidos, por ejemplo, este estudio ponía de manifiesto que 7100 institutos no impartían cursos de Física, 4200 no impartían cursos de Química y 1300 no impartían Biología. Esto también se asocia a una sostenida disminución de los alumnos que se matriculan en carreras universitarias del ámbito de las ciencias, que llegan, en el caso de la Química a una disminución de casi un 70% en muy pocos años, y que recientemente ha provocado que algunas universidades del Reino Unido y también de Estados Unidos empiecen a cerrar Departamentos de Química cuestionando su viabilidad económica.
«Los decanos de las Facultades en los que se imparten grados de ciencias en las universidades catalanas estamos en contacto a través de correos electrónicos, y el desánimo es generalizado»
¿Qué ánimo se respira entre sus colegas de otras universidades?
Los decanos de las Facultades en los que se imparten grados de ciencias en las universidades catalanas estamos en contacto a través de correos electrónicos, y el desánimo es generalizado. Así como con la reducción de las horas de docencia sobre literatura el Gobierno se echó atrás con la medida en cuestión de horas, esto no ha sucedido en el caso de las ciencias, y esto es muy preocupante. Pese a las reuniones en el Departamento de Educación y Formación Profesional, a fecha de hoy no se nos ha comunicado cuáles serán las medidas correctoras que tomará el Gobierno.
¿Qué puede significar en términos académicos para los estudiantes y los docentes si esta medida no se descarta?
De entrada, si esta medida no se echa atrás, implicará una falta de preparación de los estudiantes de educación secundaria para acceder a los grados universitarios científicos y tecnológicos, incluidas las ingenierías. Para acceder a estos grados es necesaria una formación sólida en física, química, biología y geología, así como en matemáticas. Si reducimos el número de horas de clase que se dedican a estas asignaturas en educación secundaria estaremos favoreciendo que los alumnos que accedan a los estudios universitarios carezcan de esta base sólida. Esto nos obligará a las universidades a tener que dedicar esfuerzos para enmendar estas carencias, sin que esto repercuta en la calidad formativa de nuestros estudiantes egresados.
Estas medidas, a la fuerza, se traducirán en una mayor presión a nivel de contenidos en los primeros cursos universitarios para incorporar estos conocimientos, y que permitan construir después sobre esta base más sólida, los contenidos particulares de cada una de las enseñanzas. Para el estudiante implicará una mayor dedicación a los estudios, en un paradigma que está cambiando actualmente, y en el que cada vez son más los estudiantes que se ven forzados a compaginar estudios y trabajo. Por tanto, podemos intuir ya un incremento en las tasas de abandono de los estudios universitarios por no poder hacer frente a esta mayor dedicación, y por tanto un número menor de egresados en las diferentes titulaciones universitarias de disciplinas científicas y técnicas.
«A nivel docente, está claro que también tendrá repercusiones, con un esfuerzo adicional por introducir aspectos fundamentales sobre la Química, la Física, la Biología y la Geología en los programas de estudio de los primeros cursos que hasta ahora se daban por logrados en la etapa pre-universitaria»
A nivel docente, está claro que también tendrá repercusiones, con un esfuerzo adicional por introducir aspectos fundamentales sobre la Química, la Física, la Biología y la Geología en los programas de estudio de los primeros cursos que hasta ahora se daban por logrados en la etapa pre-universitaria. Esto irá acompañado, por fuerza, de un incremento de los contenidos en estas asignaturas sobre las que se basan la estructura de los cursos superiores, con el mismo número de horas de docencia de las diferentes asignaturas, ya que nuestras universidades no pueden permitirse un incremento de la carga y la fuerza docente, con lo que la presión sobre los docentes será notable. Esto obligará a implementar estrategias de aprendizaje autónomo del estudiante para profundizar en estos aspectos fundamentales, una cuestión que no todos los alumnos pueden asumir y alcanzar de la misma forma, y donde aspectos personales y económicos juegan un papel muy importante.
Evitar la disminución de la calidad formativa de nuestros egresados es esencial, puesto que en el caso de las titulaciones con atribuciones profesionales, como la mayoría de las ingenierías, las competencias que deben adquirir nuestros egresados las marca el BOE. Pero por aquellas titulaciones sin atribuciones profesionales que actualmente disponen de acreditaciones internacionales, como el sello internacional de calidad ‘Eurobachelor’ a nivel de química, estas competencias han sido evaluadas por expertos externos sobre unos estándares establecidos a nivel europeo por la European Chemistry Thematic Network Association (ECTN). Estos estándares se han definido de acuerdo a los principios de calidad, relevancia, transparencia, reconocimiento y movilidad contemplados en el Espacio Europeo de Educación Superior. La disminución de la calidad formativa de nuestras titulaciones podría comportar que perdiéramos estas acreditaciones, y podría dificultar la movilidad de nuestros estudiantes en otras universidades europeas para cursar estudios de máster o doctorado, que actualmente son automáticas con estas acreditaciones.
«Estudiantes provenientes de diferentes centros de enseñanza y de diferentes áreas geográficas llegan a la universidad con una formación desigual»
Uno de los efectos que denuncian sus críticos es también la desigualdad que puede generar en el alumnado dado que no todos los centros ofrecerán todas las materias no obligatorias.
Efectivamente. Esta desigualdad la percibimos ya hoy en día, donde estudiantes provenientes de diferentes centros de enseñanza y de diferentes áreas geográficas llegan a la universidad con una formación desigual. Por eso, hace ya casi 20 años, empezamos a implementar cursos opcionales de Física, Química y Matemáticas en la Universidad Rovira i Virgili, totalmente gratuitos y que se imparten antes de iniciar el primer curso de cualquier grado universitario científico o técnico, para facilitar que todos los alumnos tengan el mismo nivel formativo y conozcan los mismos contenidos formación en cualquiera de las mismas. Uno puede pensar que con las PAU este esfuerzo no debería ser necesario, pero el segundo curso de bachillerato se ha convertido en un curso en el que se prepara de forma específica a los alumnos para superar estos exámenes, olvidando que existen otros contenidos igualmente importantes y necesarios en estas disciplinas científicas que no forman parte del temario a preparar por las PAU.
Ahora, si además nos encontramos con la casuística de que el estudiante no ha tenido la oportunidad de cursar estas materias no obligatorias porque el centro educativo de donde proviene no tenía la capacidad de programarlas, esta situación se agravará aún más, y deberemos emplear muchos más esfuerzos y recursos, tanto a nivel docente como a nivel de estudiantes, para reducir estas desigualdades.
Durante más de veinte años estas materias se han impartido separadas. ¿Por qué cree que llega ahora esta medida?
Como comentaba antes, la imagen y valoración que, en general, la sociedad y, en particular, los estudiantes tienen de la ciencia es negativa. Esto contribuye a que los aspectos pseudocientíficos proliferen más que nunca con la expansión de las redes sociales, y que la población sin una formación que les permita ser críticos sobre estos aspectos, los dé por válidos y comprobados. A raíz de la pandemia del COVID, el negacionismo respecto a aspectos científicos y las teorías confabulacionistas han proliferado de forma exponencial entre nuestra sociedad, hasta el punto de que un activista antivacunas, y que ha llegado a afirmar que el uso de vacunas está relacionado con el autismo de Estados Unidos, como es Robert F. Kennedy Jr., haya sido nombrado Secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, algo inimaginable hace unos años.
«La ciencia tiene esta visión negativa, que es necesario combatir con información y refuerzo de las vocaciones científicas y no a través de una reducción de contenidos para favorecer que los alumnos superen más fácilmente estas asignaturas»
En un afán, creo yo equivocado, por intentar facilitar la superación de estas asignaturas por parte de los alumnos, y que de esta forma mejore la imagen y la valoración de la ciencia en la sociedad, llega ahora esta iniciativa de unificar las asignaturas y reducir el número de horas de clase. Pero las disciplinas científicas requieren esfuerzo y perseverancia, y se alejan de una inmediatez que domina en todos los aspectos de nuestra sociedad actual. Por eso en parte, la ciencia tiene esta visión negativa, que es necesario combatir con información y refuerzo de las vocaciones científicas y no a través de una reducción de contenidos para favorecer que los alumnos superen más fácilmente estas asignaturas.
Cataluña ya es la primera Comunidad que dedica menos horas de asignaturas científicas en la ESO. ¿Cómo llegan hoy a la universidad los alumnos de Bachillerato en conocimientos de Química?
Efectivamente, esto es así. Y como comentaba antes, esto nos ha obligado a las universidades a realizar esfuerzos para corregir carencias y desigualdades en el estudiantado que accede a nuestros grados. En el caso concreto de los conocimientos de Química, nos hemos visto en la obligación de implementar un curso específico de fundamentos de Química, el que conocemos como curso cero, que se desarrolla de forma intensiva durante las 2-3 primeras semanas del mes de septiembre, con el objetivo de que todos los alumnos que entran en nuestros grados tengan los mismos conocimientos en aspectos de la misma.
Es curioso observar una tendencia que se va acentuando año tras año, y es que para obtener las máximas calificaciones en las PAU para poder acceder a las titulaciones universitarias que son más populares y atractivas a los estudiantes, éstos evitan cursar aquellas asignaturas en el bachillerato que tradicionalmente conllevan unas calificaciones más bajas. Esto incluye la física, la biología o la geología, pero también la química. Están accediendo alumnos al grado de Química que durante el bachillerato no han cursado esta asignatura, con las carencias formativas que esto comporta respecto a esta disciplina.
«Están accediendo alumnos al grado de Química que durante el bachillerato no han cursado esta asignatura, con las carencias formativas que esto comporta respecto a esta disciplina»
¿Cómo diría que repercute en el nivel de conocimientos una vez terminan la carrera? ¿Y en las pruebas PAU?
Como ya he comentado, no podemos dejar que estas situaciones pongan en riesgo la calidad formativa de nuestras titulaciones por los efectos negativos que podría tener de cara a nuestros egresados. Por tanto, las universidades garantizamos que nuestros egresados sigan teniendo las mismas competencias necesarias para desarrollar las salidas profesionales que derivan de nuestras titulaciones. Esto en el ámbito de la Química es esencial, como bien sabemos en el Camp de Tarragona. La Química es una disciplina cuyo desarrollo industrial, de forma implícita, comporta unos riesgos, tanto a nivel social como medioambiental. Por tanto, a pesar de no ser una profesión regulada con atribuciones profesionales, como sí lo es la Ingeniería Química, debemos garantizar que nuestros egresados sean conscientes de los riesgos y potenciales efectos que comporta su profesión y que estén muy bien preparados para afrontarlos.
La Facultad de Química de la Universidad Rovira i Virgili figura en los rankings universitarios, tanto nacionales como internacionales, en posiciones muy destacadas, siendo la universidad que figura en el U-ranking de universidades que elabora el BBVA con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) nuestro país. Asimismo, aunque figura entre las 150 mejores universidades del mundo en el ámbito de la Química en el prestigioso ranking de Shanghai desde hace años, este año es por primera vez la única universidad española en este tramo del ranking. Por tanto, no podemos dejar que iniciativas como ésta afecten al nivel de conocimientos que tienen nuestros egresados una vez terminan el grado, y haremos todo lo que esté en nuestras manos para evitarlo, a pesar de que esto implique establecer unos requisitos de permanencia en nuestros estudios más estrictos.
«Medidas que se habían abandonado en el pasado como establecer pre-requisitos para poder matricularse de las asignaturas más avanzadas, han tenido que restablecerse»
En este sentido, medidas que se habían abandonado en el pasado como establecer pre-requisitos para poder matricularse de las asignaturas más avanzadas, han tenido que restablecerse, a fin de asegurar que los estudiantes siguen el itinerario curricular de una forma coherente, alcanzando primero los conocimientos que permiten sentar las bases de los siguientes. Posiblemente, situaciones como la actual, si acaba materializándose, nos obligarán a establecer más restricciones de este tipo, lo que puede representar que para algunos alumnos, los estudios de grado se alarguen más de los cuatro años que están establecidos actualmente.
¿Qué consecuencias a largo plazo; por ejemplo, ¿en términos de productividad y competitividad en investigación podemos prever?
Quiero pensar que a través de las medidas que estableceremos desde las universidades no tendremos consecuencias a largo plazo en estos ámbitos que comenta, pero es cierto que el esfuerzo a nivel docente que deberemos efectuar afectará en cierto modo a la productividad científica en la investigación que los profesores de universidad llevamos a cabo. Si debemos dedicar más horas a cuestiones docentes, obviamente dispondremos de menos tiempo para dedicar a la investigación, y esto puede ser contraproducente tanto para los profesores como para los alumnos.
Si hay un aspecto en el que desde la Facultad de Química de la Universidad Rovira i Virgili hemos sobresalido desde hace muchos años, es que la docencia que imparten nuestros profesores incorpora los últimos avances en el sector a través de la investigación que nosotros mismos llevamos a cabo. Esto nos permitió obtener la acreditación de la interacción entre investigación y docencia con la máxima calificación por parte de AQU Catalunya. Esta acreditación pone de relieve que el profesorado de nuestra enseñanza no sólo sobresale en la investigación, sino que ésta es una parte integral de nuestra docencia, y que por tanto garantiza que nuestros alumnos reciben los conocimientos más avanzados en los ámbitos de la Química y la Bioquímica. Mantener estos estándares de excelencia será una de nuestras prioridades, por lo que habrá que hacer los esfuerzos necesarios, aunque afecte al número de egresados de nuestras titulaciones, o alargue la duración media de nuestros grados.
«Dado que nuestros responsables políticos parecen ser sordos a las quejas que universidades, asociaciones científicas y colegios profesionales hemos manifestado, tal vez iniciativas como ésta son necesarias»
1200 docentes de materias científicas han puesto en marcha una plataforma llamada “Ciències en Perill” (Ciencias en peligro), con un manifiesto suficientemente claro y diversas acciones de protesta. ¿Cree que son los docentes quienes deben tomar iniciativas como ésta ante los cambios continuados en las especialidades y en la educación en general? Como dice el chiste: “¿Hay alguien más?”.
Dado que nuestros responsables políticos parecen ser sordos a las quejas que universidades, asociaciones científicas y colegios profesionales hemos manifestado, tal vez iniciativas como ésta son necesarias. Quiero recordar que a través de acciones como ésta se pueden iniciar la presentación de iniciativas legislativas populares. Por tanto, con este tipo de acciones podemos obligar a nuestros responsables políticos a tener que posicionarse respecto a situaciones como la que nos ocupa, y permitir que podamos elegir el sentido de nuestro voto en futuras elecciones.
¿Qué acciones prevén realizar en caso de que esta medida salga adelante?
Como he dicho antes, todos los decanos de las facultades de las universidades catalanas que impartimos titulaciones de ciencias estamos en contacto. Aunque todavía no se han propuesto acciones específicas más allá del comunicado que emitió la ACUP el pasado mes de diciembre, si el resultado de las reuniones con el Departamento de Educación y Formación Profesional no es el esperado, no descartamos, desde las universidades, convocar movilizaciones y protestas de mayor envergadura contra estas medidas y para garantizar la formación científica de los estudiantes de educación secundaria de nuestro país.
Fuente: educational EVIDENCE
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