• Opinión
  • 23 de mayo de 2024
  • Sin Comentarios
  • 7 minutos de lectura

El enfoque psicoafectivo

El enfoque psicoafectivo

El enfoque psicoafectivo: De la búsqueda de la verdad a la búsqueda de la felicidad

Lejos queda aquello que hizo posible el nacimiento de la filosofía en Occidente, la necesidad de encontrar el sentido racional de todas las cosas

Tumisu. / Pixabay

Licencia Creative Commons

.
.

.

El currículo vigente, el de la LOMLOE, prioriza de manera absoluta el enfoque competencial y psicoafectivo por encima de cualquier otro planteamiento. Nos centramos en este último.

A poco que un docente se adentre en las fauces de este nuevo currículo y trate de descifrarlo, advertirá el carácter prioritario del mismo.

Esta apuesta clara por lo emocional acaba convirtiendo las aulas en gabinetes de pseudopsicología improvisada en las que pronto los pupitres se verán sustituidos por divanes. La consecuencia inmediata de este delirio educativo es que el docente deja de ser docente, es decir, deja a un lado su tarea principal para ejercer labores de orientación e incluso de terapia.

En una entrevista concedida a Noam Chomsky, éste afirma que apelar constantemente a las emociones debilita nuestra capacidad de pensar, de desafiar, de inventar… Es exactamente lo contrario de lo que (la educación) debería ser.

Para el pensador estadounidense existen dos maneras radicalmente opuestas de entender la educación, la que nos llega desde la ilustración cuyo objetivo es el de adquirir conocimiento y desarrollar la mente y otra que es básicamente adoctrinamiento y control. Para la segunda, la escuela debe ser una institución que se ocupe de evitar un exceso de democracia, porque una juventud demasiado libre e independiente es una juventud crítica, que piensa por sí misma, que investiga, crea, desafía y cuestiona la autoridad, algo contrario a lo que al parecer se busca, pues de lo que se trata es de que el alumno se conforme, se resigne y supere las adversidades por medio de la aceptación, evitando a toda costa la confrontación. Ahora lo llaman resiliencia.

Es a través de la emoción visceral como consiguen sujetos obedientes a los cuales mostrarles el camino.

Si apelamos continuamente a la emoción pasamos de preguntarnos qué es esto a sólo preguntarnos cómo me afecta esto o, en el peor de los casos, a no preguntarnos nada. Es decir, hemos pasado de preguntarnos por la realidad objetiva y analítica a centrarnos exclusivamente en la subjetividad, la que nos abre la puerta de par en par al reino de la opinión y la ignorancia. Progresamos adecuadamente, ya estamos algo más cerca de la felicidad.

Se “invita” al alumno a que diariamente exhiba sus sentimientos a cada momento, pero además bajo la premisa de que no todos los sentimientos son igualmente válidos, de modo que lo que se produce es una dictadura de las emociones en la que si no te muestras feliz y alegre es porque algo no estás comprendiendo y paradójicamente la manera de conseguir esa felicidad absoluta es la ignorancia. No olvidemos que el objetivo de la educación ya no es que los alumnos aprendan, sino que se “crean” felices.

Este modus operandi castiga especialmente a los alumnos cuyas habilidades sociales no son las canónicas, es decir, a aquellos que no responden al perfil preestablecido. No es lo mismo exponer los sentimientos para alguien extrovertido que para alguien introvertido. No parece difícil imaginar lo que le supone a uno hablar de lo que siente que lo que le supone al otro. El otro debe superar su introversión, ya que ésta no es vista como algo positivo, mientras que el uno ha alcanzado ya la casilla de llegada antes incluso de comenzar la partida. Exponer tus sentimientos cuando no tienes problemas es fácil, pero obligar a alguien a exponerlos cuando se tienen algunos, sin que quien lo haga sea un profesional de la psicología es cuando menos arriesgado, es como si tuvieras una lesión en la pierna y en lugar de acudir al traumatólogo, acudieras al despacho de un profesor. La gestión de los sentimientos y de las emociones no corresponde al profesorado, es un intrusismo forzado con la finalidad de hacer cada vez más intelectualmente débiles a nuestros jóvenes.

Si los contenidos, palabra hoy tabú, ya no son lo importante ¿de qué manera podrán los alumnos aprender a gestionar sus emociones, cuando es precisamente los conocimientos  que adquirimos a lo largo de la vida la mejor herramienta para superar las adversidades de nuestro día a día?

Que el ser humano es una mezcla de emoción y razón lo sabemos y que lo ideal es el equilibrio entre el animal y la máquina también. Lo que conseguimos priorizando el desarrollo psicoafectivo es desequilibrar la balanza y decantarla hacia la parte más animal y, por lo tanto, domesticable.

No se trata de ser racionalidad pura y convertirnos en máquinas, pero tampoco en ser puro instinto, porque como nos advierte Chomski esto supondría la pérdida de nuestras capacidades intelectuales.

Lejos queda aquello que hizo posible el nacimiento de la filosofía en Occidente, la necesidad de encontrar el sentido racional de todas las cosas.


Referencias:

(6) Es el momento de enseñar a los niños a entender el mundo. Noam Chomsky, lingüista y profesor – YouTube

Noam Chomsky y Lawrence Krauss debaten sobre la educación (youtube.com)

EL PROPÓSITO DE LA EDUCACIÓN – Por Noam Chomsky (youtube.com)


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *