David Rabadà: «Estamos ante una estafa a lo «1984» de George Orwell»

David Rabadà: «Estamos ante una estafa a lo «1984» de George Orwell»

Entrevista a David Rabadà, escritor y geólogo

David Rabadà: «Estamos ante una estafa a lo «1984» de George Orwell»

David Rabadà. / Foto: cortesía del autor.

Licencia Creative Commons

 

Eva Serra

 

Recientemente llegó a las librerías un nuevo título que engrosa el ya sempiterno debate educativo La educación basurizada. El cáncer de las pseudociencias en educación (Dobleuve), de David Rabadà i Vives. Tal vez debido a la formación científica de este autor, sigue empeñado en demostrar que el llamado ‘pedagogismo’ no se ampara en evidencias y defiende que para ofrecer una buena educación se necesitan transmitir conocimientos haciendo uso de aliados tan desacreditados como la instrucción directa o la memoria.

Paleontólogo y comunicador científico, Rabadà es doctor en Ciencias Geológicas en 1995 por la Universidad de Barcelona. Trabajó en diferentes proyectos científicos del CSIC. Ha recibido varios premios como escritor. Actualmente es profesor de Ciencias Geológicas y miembro de la Acadèmia de Ciències Veterinàries de Catalunya. Responsable de comunicación del Sindicato Profesores de Secundaria (aspepc·sps) y redactor jefe de la sección de Ciencia de «educational EVIDENCE».

 

Portada del último libro de David Rabadà. /Dobleuve

Escribes que “Enseñar es distinto de educar” y que sus objetivos son distintos, pero ¿hay interrelación? Es decir, ¿a mayor instrucción más educado se vuelve un individuo, o no?

No necesariamente. Uno puede poseer muchos conocimientos por instrucción y ser un lerdo en educación, aunque no siempre quien educa es educado, pero quien es educado siempre educa.

Defiendes que en un aula debería ser el docente el centro y no el alumno y denuncias que las pedagogías que abogan por la igualdad docente-discente se equivocan. ¿Por qué crees que lo hacen?

En el libro detallo que lo hacen por prejuicios e intereses, que no por argumentos lógicos y científicos. La ciencia no desvela la verdad, sino que nos acerca a ella al basarse en datos empíricos, hacer predicciones y poner todo lo anterior a prueba. La creencia, el pedagogismo, siente la verdad sin datos empíricos ni predicciones ni pruebas. En todo ello, y después, hay que ver qué bancos, entidades económicas, empresas y fundaciones pagan el pedagogismo para ver el mapa de los prejuicios e intereses que lo empujan. La estupidez y la malicia de algunos se ha apoderado de la discusión educativa sin ideas contrastadas ni conocimientos reales.

“Cuando las culturas del pasado inventaron la escritura, a ninguna de ellas se le ocurrió que los humanos ya no debían memorizar” (pág. 86). ¿Por qué esta cruzada contra la memoria?

Sin conocimientos relevantes en cada especialidad resulta imposible generar la creatividad, la resolución de problemas, el análisis crítico y la comprensión lectora, ideas, por cierto, defendidas por el pedagogismo. En todo ello la memorización deviene primordial. El pedagogismo cree en la no memorización, pero no demuestra que esa posición sea más eficaz para crear saberes duraderos. Si los hechos amenazan nuestro sistema de creencias, resulta mucho más fácil ajustar nuestra interpretación negando las evidencias, y eso hace el pedagogismo.

A veces creemos que la voz de la mayoría tiene razón, y otras veces creemos que nuestras creencias son las más extendidas. Ambas situaciones sufren una paradoja en el pedagogismo, la de equivocarse al defender una enseñanza más lúdica y falaz que seria y eficaz. Muchos creen que un aprendizaje divertido y rápido es de calidad y duradero, pero lo fácil aprendido, fácil olvidado, es decir, lo fácil digerido, fácil evacuado. La buena enseñanza, como la buena digestión, requiere su tiempo. Para quienes insisten que en el aprendizaje no hay que memorizar, solo decirles que todo lo que aprendemos lo aprendemos con la memoria. Sin memoria no puede haber aprendizaje y sin conocimientos no puede haber mejora en la memoria.

«Todo lo que aprendemos lo aprendemos con la memoria. Sin memoria no puede haber aprendizaje y sin conocimientos no puede haber mejora en la memoria»

Comentas que el centro de enseñanza mediante instrucción ha quedado relegado por una escuela de asistencia social. ¿Se está desnaturalizando la razón de ser del conocimiento? 

Rotundamente sí, se está corrompiendo la transmisión de conocimientos en nuestros centros de enseñanza confundiéndolos con educación emocional, valores y competencias. Sin conocimientos duraderos enseñados y aprendidos en nuestra mente, no pueden florecer correctas emociones, valores y destrezas, a lo sumo volveremos a un estado irracional prehumano, nada aconsejable dada nuestra historia. No se pueden evitar errores sin conocimientos. Si la escuela renuncia al conocimiento, renuncia al progreso en el futuro. Y no se pueden adquirir conocimientos sin conocimientos previos sobre lo que queremos aprender. Sería como aprender a nadar en la nada.

En tu libro también explicas cómo se extirpó el concepto “conocimiento” en la definición de competencias y se tradujo como skill, vaciándose de la noción de saberes. ¿A qué atribuyes esa mala traducción que cambia radicalmente el sentido de competencias?

La atribuyo a intenciones bajo los prejuicios de los lerdos y los intereses de los pícaros. Es más, ¿cómo se puede lograr ser competente en algo sin conocimientos sobre ese algo? ¿Puede haber enseñanza eficaz si los alumnos no adquieren conocimientos de una forma duradera y significativa? Competente en algo significa utilizar lo que sabes duraderamente para resolver una situación concreta. Sin conocimiento no es posible ser competente en nada.

«Competente en algo significa utilizar lo que sabes duraderamente para resolver una situación concreta. Sin conocimiento no es posible ser competente en nada»

También criticas el término “innovación”, referido a una simple destrucción del modelo anterior en términos de la pedagogía heredada de Foucault. ¿Estamos frente a un centrifugado de significados en el mundo académico?

Innovar por innovar no significa mejorar, innovar por innovar solo repite un infinitivo. Por ello estamos ante una estafa a lo “1984” de George Orwell. El ‘Gran Hermano’ reescribe el pasado educativo, nos dicta el presente pedagogista y nos estafa el futuro de la enseñanza. Por ejemplo, el modelo competencial como innovación ya existía en el Paleolítico. Lo pernicioso fue que lo reinventaron los nazis para su maquinaria de guerra. Ahora el pedagogismo lo vende como innovación. En fin, no se trata de innovar, se trata de mejorar. Hay que buscar lo eficaz allí donde esté, sea en el presente más innovador o en el pasado más conservador. Cada curso nos llega alguna nueva innovación educativa con la promesa que todo será más fácil y mejor, pero llevo décadas que todo es más complicado y peor, ¿quién les cuenta a los pedagogos románticos que el Santo Grial no existe? Luego me vendrán con los Reyes Magos.

Educación emocional e ideología. ¿Qué nos dices de este tándem?

El pedagogismo defiende una ideología sin ser pedagogía como el ecologismo sin ser ecología. Socialismo, barcelonismo o nazismo son ideologías según creencias que no “logías” según ciencias. Por ello en enseñanza resultan más importantes los conocimientos previos bien relacionados que los pedagogismos emocionales mal contrastados. Los primeros trabajan sobre el cerebro biológico, y los segundos sobre unos idearios ilógicos. Los gurús pedagogistas de la innovación vacía de contenidos, devienen los asesinos a sueldo de una enseñanza amputada de conocimientos.

¿Educación sin exámenes ni deberes es el mejor camino para el fracaso escolar?

Es potencialmente uno de ellos que fácilmente convence y hace creyentes a padres, alumnos y profesores, ¿quién se resistirá a la educación espontánea por proyectos del sin deberes, sin exámenes, sin memorizar, sin asignaturas y sin suspensos? Las familias no se opondrán demasiado, pero sí los defensores de la transmisión de conocimientos críticos con la ignorancia.

«El diseño universal para el aprendizaje, o DUA, es una estafa basada en falsedades comprobadas como las inteligencias múltiples o los diferentes estilos de aprendizaje»

Desde tu criterio científico también arremetes contra modelos pedagogistas como la DUA (Diseño Universal de Aprendizaje). ¿Puedes explicarnos en qué aspectos fundamentales atenta esta estrategia respecto a las evidencias científicas?

El diseño universal para el aprendizaje, o DUA, es una estafa basada en falsedades comprobadas como las inteligencias múltiples o los diferentes estilos de aprendizaje. La nueva estrategia educativa llamada DUA dice que la representación, la acción y la motivación se hallan en distintas partes de nuestro cerebro, pero por más que busco, no hallo ningún artículo científico que demuestre tal funcionamiento mental, ¿me estarán tomando el pelo? Además, esta falacia educativa esgrime que, si un alumno escoge el método de aprendizaje que cree mejor para él, este aprende más rápido, pero las ciencias cognitivas han desmentido totalmente esta afirmación.

Si los estudiantes se diferenciaran por un estilo de aprendizaje personal (DUA), entonces los exámenes orales, escritos y visuales de cada alumno deberían dar resultados muy distintos, pero los obtienen parecidos. Sabemos que el cerebro es único para cada uno, pero también sabemos que la mejor forma de aprender es única para todos, y este es el aprendizaje activo. Una cosa es afirmar que algunas personas tengan más facilidad que otras para aprender, y otra creer que cada persona aprende de manera distinta, pero la forma como nuestro cerebro aprende es la misma en toda nuestra especie, como también lo es la forma como escucha, observa, huele o degusta. Antes de los doce años estudiaba con música creyendo, y como afirma la DUA, que era la mejor manera de hacerlo, hasta que descubrí que en silencio batía récords en mis notas. Es decir, confundí lo que me gustaba con lo que no me convenía.

La última parte de tu libro está dedicada a lanzar propuestas en positivo, soluciones a modo de decálogo. ¿Cuáles serían las más urgentes?

Extirpar la idea que el alumno sabe aprender por sí mismo y sin un docente experto y especialista en la materia. Con ello derribamos casi todo el pedagogismo y sus aprendizajes por proyectos, competencias, ámbitos, DUA y demás falacias que no comportan conocimientos duraderos en nuestros alumnos. Además, y de esta manera, defendemos las técnicas, innovadoras o conservadoras, que sí impulsan dichos saberes durables. El libro los expone uno a uno.

Tu subtítulo es de diagnóstico: “El cáncer de las pseudociencias en educación” Siguiendo la metáfora, ¿con o sin metástasis?

Con.

___

Ver reseña de Andreu Navarra sobre La educación basurizada


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *