• Ciencia
  • 12 de junio de 2025
  • Sin Comentarios
  • 10 minutos de lectura

¿Por qué hablamos los humanos?

¿Por qué hablamos los humanos?

¿Por qué hablamos los humanos?

Gerd Altmann. / Pixabay

Licencia Creative Commons

 

David Rabadà

 

La mayoría de ideologías y religiones nos hacen arrodillarnos ante el prodigio de nuestro pensamiento abstracto como si fuera un regalo perfecto de la providencia o de la evolución, pero si somos lógicos y objetivos tendremos que admitir que pensamos más emocionalmente que racionalmente, es decir, nos han hecho comulgar con ruedas de molino. El pensamiento abstracto no ha progresado adecuadamente en nuestra evolución, más bien al contrario, nos ha cargado con muchos dolores de cabeza. Ahora bien, quién decida ignorarlo quizás se los evitará. La ignorancia nos hace felices, o víctimas, así que no nos quejemos de ser ignorantes.

Durante la evolución humana la mente de los sapiens se volvió más previsora, abstracta y creativa. En cierto modo nuestros ancestros se volvieron más astutos, habladores y diseñadores. El habla articulada y el arte parecen tener su origen en todo ello. En cierto modo el camino iniciado por erectus canalizó todo el anterior. Su cohesión social, sus necesidades cazadoras, sus habilidades recolectoras, junto con el diseño de mejores herramientas, confluyeron en un vórtice de aprendizajes que cada vez precisaban más atención y tiempo en sus cachorros prematuros con más antelación en todo aquello que programaban.

Hoy en día los humanos somos de los organismos que más nos avanzamos a nuestro futuro. Decidimos y programamos procesos a años vista de nuestro presente. Los planes de desarrollo de un país, las directrices en nuestro sistema educativo o las inversiones de muchas empresas, requieren años de antelación. No hay otro ser vivo en el planeta que lo haga así y fueron los erectus quienes lo incentivaron. Esto comportó a cultivar y expandir la capacidad de imaginar el futuro, y por tanto de la creatividad. Pero para tal hito, y el más importante, algo permitió mejorar aquella creatividad. Esta fue una gesta que en este caso denominaremos el PAS, el pensamiento abstracto sofisticado. Este implicó unas consecuencias biológicas y culturales mucho más allá de nuestro pasado como erectus. Con el PAS se diversificaron las herramientas, se planificaron mejor las migraciones y se gestionaron mejor los recursos. Bajo todo esto se aumentó la tasa de reproducción de Homo y la evolución pudo expandir una nueva variedad de este. La nueva diáspora llegaría con una especie que lo cambiaría nuevamente todo, la nuestra.

Pero antes de llegar a nosotros mismos hay que preguntarse cuándo empezó este PAS. Todos los Homo con una encefalización mayor que los erectus precedentes, configuraron un nuevo salto evolutivo en el mosaico humano. De hecho superaron en técnicas, comunicación y antelación a sus parientes antecesores. Téngase en cuenta que existe una clara relación entre el habla articulada humana y su capacidad de antelación. Una prueba la encontramos en los chavales sordos que no se les enseñó el lenguaje de signos. Estos se ven incapaces de prever, planificar y reflexionar con destrezas normales. Parece pues que sin sintaxis y lenguaje, los humanos no ostentaríamos una gran capacidad de anticipación. El PAS nos regaló el gran paso.

El PAS contiene diferentes hechos relacionados que son el arte, la tecnología y el habla articulada entre otras. Este último, el habla articulada, consiste en una cadena de sonidos que va desde simples fonemas hasta discursos de alta complejidad. Haber aumentado durante el transcurso de la evolución el número de fonemas, no habría mejorado nuestra comunicación, más bien al contrario, habría confundido los mensajes entre fonemas cada vez más parecidos. Lo mejor fue construir sílabas, palabras y gramática para expresar infinitos conceptos desde un número fenecido de fonemas. El habla articulada enlaza fonemas como la ese y la o para construir sílabas como “sonido”, para después concatenar sílabas como “sonido” y “pan” para componer palabras como “sopa”, para nuevamente ligar palabras con verbos para describir acciones, y posteriormente sumar complementos indicando cuándo, cómo y dónde sucede alguna acción, aunque con ello nos quedemos cortos si juntamos muchas oraciones para confeccionar historias y relatos que, como decía Popper, expresarán emociones, avisarán a otros de algo, describirán cosas no presentes y argumentarán las razones de una decisión. En todo esto, y desde unos pocos fonemas hemos articulado un sistema de comunicación capaz de transferir infinitos mensajes, hablar con nosotros mismos, potenciar la autoconciencia y mejorar la relación con los demás.

Pero esto no queda aquí, esta capacidad permite ordenar pensamientos lógicos para mejorar la capacidad de antelación. Pruebe sino a cavilar algún argumento complejo sin palabras y se dará cuenta que su cerebro no sabrá trabajar con eficacia. Es más, el habla articulada mejora la inteligencia de los individuos, puesto que los cerebros más cultivados consiguen un nivel de conexión neuronal cinco veces superior a los del resto. La infancia ostenta una gran flexibilidad cerebral aunque los adultos, con más saberes, pueden continuar imaginando para repensar mejor las planificaciones. En otras palabras, utilizar el cerebro incrementa el número de conexiones neuronales y su inteligencia. Hoy en día sabemos que los mismos circuitos cerebrales asociados a la recompensa, al sexo y a otras emociones vinculadas al placer, son utilizados en el aprendizaje del habla, la motivación y la capacidad memorística. En esto la autoconciencia, o emulación de un mismo, nos permitió preguntarnos por nuestro alfa y omega, de dónde venimos y hacia dónde vamos, surgiendo así las religiones y las creencias en el más allá. Creatividad, conciencia y lenguaje siempre han estado muy ligados.

Si hacemos un resumen aproximado del habla durante su evolución la cosa podría quedar más a menos así. Muy probablemente los australopitecos se mantuvieron en el nivel de fonemas sin sintaxis ni ninguna gramática. Quizás erectus llegó a la construcción de palabras bajo una sintaxis fundamentada en la repetición infantil como mama, papa, tata, yaya y otros. Ahora hay que preguntarse quién fue realmente el primero en desarrollar el habla articulada con su PAS asociado. Algunos, como Yuval Harari, han dicho que el habla articulada solo es una innovación cultural de los sapiens y que otros antepasados no la poseían. Añaden que esto ocurrió hace unos 40.000 años cuando sapiens sofisticó su arte rupestre y su pensamiento simbólico. Pero qué dicen las pruebas? Pues todo el contrario.

La visión de Yuval Harari nace de su creencia en una habla articulada reciente, pero no de las pruebas fósiles y arqueológicas. El habla articulada fue muy anterior a los sapiens de hace 40.00 años por diferentes razones. Previamente todas las lenguas del mundo tienen unos rasgos en común que nos indican un origen muy primitivo del habla articulada. Primero, todos los idiomas se rigen por una misma sintaxis de sujeto, verbo y predicado. Segundo, el análisis de todas las hablas terrestres y el análisis genético de sus hablantes, determinan que algunos grupos africanos son los más separados y sin conexión con el resto. Es decir, la migración de los sapiens desde África, y mucho antes de los 40.000 años, evolucionó con idiomas propios hacia otras lenguas, borrando su pasado y vinculaciones antecedentes. Tercero, el gen FOXP2 de los primeros sapiens ha sido determinante para desarrollar en toda la humanidad la capacidad del habla articulada, esto significa  un carácter compartido hace quizás más de 400.000 años. Es más, existe coincidencia a gran escala entre familias lingüísticas y grupos genéticos mundiales, incluidas las lenguas surgidas del habla entre niños no culturizados, las criollas. Cuarto, en todos los idiomas, sujeto y verbo se coordinan para dar mayor simetría y nitidez al mensaje saliente. Quinto, el aprendizaje de toda lengua se da muy rápido en todas las culturas y durante la más temprana infancia, un hecho que viene de lejos. Y sexto, sabemos por niños solos y sin contacto con el habla articulada, que estos pierden tal capacidad de aprenderla a partir de cierta edad, un rasgo innato que compartimos con los Homo más primitivos.

En resumidas cuentas, el habla articulada posee una enorme base genética en todos los sapiens, es decir, era un rasgo compartido entre nosotros y nuestros antecesores. La gran pregunta entonces continúa siendo cuándo y con quién evolucionó el habla articulada. Para lo cual hay que viajar a un pasado mucho más allá de los 40.000 años defendidos por Harari.

___

Los erectus marchan de viaje


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *