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  • 3 de noviembre de 2025
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Queco Novell: “Son tiempos difíciles para la verdad”

Queco Novell: “Son tiempos difíciles para la verdad”

Queco Novell (izquierda) con David Rabadà en un momento de la entrevista

CARA A CARA CON

Queco Novell, periodista y humorista con buena vista

 

Licencia Creative Commons

 

David Rabadà

 

Durante la huelga de docentes de marzo de 2009 contra la LEC coincidí en RAC1 con este grande del periodismo. Aunque muchos lo consideren sólo un imitador humorístico de la televisión pública catalana, es mucho más que eso, con una mirada aguda y un humor punzante, este actor del Polònia de TV3 hace disecciones de la realidad como si fuera un fósil del presente. Y hete aquí que Queco Novell es uno de los rostros más conocidos de la sátira televisiva catalana.

Nacido en Barcelona en 1963, Novell empezó su trayectoria en los informativos de TVE Catalunya, pero pronto mutó, como una especie bien adaptada al medio escénico, hacia el mundo del humor y la interpretación. Basta con ver sus impresionantes interpretaciones en programas emblemáticos de la televisión pública catalana como Polònia. Él ha dado vida a políticos, periodistas y otros especímenes del ecosistema público catalán con una precisión casi científica. Su capacidad de imitación no es sólo técnica, sino antropológica. Si observáis cada gesto o cada tono de voz, veréis que nos habla del individuo en su época y contexto.

Queco, con formación en periodismo serio, ha sido capaz de transitar entre el rigor informativo pasado y el sarcasmo escénico con la misma solvencia que un geólogo, como yo, pasando del paleozoico antiguo al reciente cenozoico. Hoy, el talento de Queco sigue cautivando a nuevos públicos mientras él observa, con esa sonrisa de niño travieso, la evolución de la sociedad que imita. Era necesario que el Cara a Cara de Educational Evidence os lo presentara, eso sí, original y sin imitaciones.

 

Después de haber empezado como periodista serio, ¿qué te llevó a decidirte por dar el salto al mundo de la sátira y de la comedia?

Supongo que quizás fue todo un conjunto de cosas. Por un lado, no disfrutaba al cien por cien con el periodismo y, por otro, mi amistad con Toni Soler. Él acabaría siendo el director de Polònia y de otros programas. Me habló de hacer un programa de radio en RAC1 (Minoria Absoluta) donde junto con Manel Lucas hablaríamos de política de forma irónica e informal. Después de aquello ya vino el “7 de Notícies” y así hasta la fecha.

Muchos te identifican por tus imitaciones en Polònia. ¿Qué personaje te ha resultado más difícil de interpretar y por qué?

De entrada, no me gusta llamarlo imitación, prefiero hablar de interpretación. Por ejemplo, yo he tenido y tengo compañeros en Polònia que no hacen una imitación perfecta y, sin embargo, han creado unos personajes brutales. Puedes imitar perfectamente y hacer personajes planos. Hecho este paréntesis, recuerdo que uno de los personajes que me costó mucho interpretar fue Joan Laporta, porque oía a Maragall cada vez que intentaba hacerlo y me explotaba la cabeza. En un momento dado alguien me dijo, olvídate de todo y tírate a la piscina. Y así fue.

«Uno de los personajes que me costó mucho interpretar fue Joan Laporta, porque oía a Maragall cada vez que intentaba hacerlo y me explotaba la cabeza»

Cuando interpretas políticos o figuras públicas, ¿cómo te documentas para captar su esencia?

Es importante indicar que tanto Toni como Manel y yo mismo provenimos del periodismo político y que, cuando lo ejercíamos, teníamos nuestras propias fuentes como cualquier periodista. A veces la realidad ha coincidido con lo que habíamos dicho semanas atrás en algún gag. Muchas veces era suerte y, otras, olfato periodístico. Algún miembro de gobiernos pasados ​​nos había llegado a comentar que parecía que los guionistas estuvieran bajo la mesa del Consejo Ejecutivo. Sin ese pasado periodístico que te comentava, Polònia hubiera sido otro programa muy diferente.

¿Crees que la sátira tiene mayor impacto social que el periodismo tradicional?

Soy un gran defensor del periodismo riguroso y que contrasta sus fuentes. Desgraciadamente, ahora está mal visto por parte de un sector de la población que lo ve conchabado con el poder, a la vez que se va abriendo camino un pseudoperiodismo, mayoritariamente de ideología ultraderechista, basado en la “trola” y las “fake news”. Son tiempos difíciles para la verdad y para el periodismo riguroso, del que hay que decir dos cosas, la primera, que el periodismo riguroso es carísimo, y la segunda, que está en crisis. En cuanto al impacto de la sátira, un programa de televisión como Polònia tiene mucho, pero de ahí a decir, como dice mucha gente, que Polònia es la base de su información, va un trecho. Polònia, si quieres, es un buen complemento a las noticias.

Queco Novell ha sido capaz de transitar entre el rigor informativo que practicó y el sarcasmo escénico / Foto: cortesía del autor.

¿Ha habido algún momento en que tu imitación haya generado tensiones o reacciones inesperadas? Si quieres puedes hablarme de los Maragall

Por lo general he tenido buena relación con los personajes parodiados. Me preguntas por los Maragall: buena también. Pasqual Maragall era un bromista, un gamberro con Polònia. Con Pasqual ocurrió una vez que, habiendo accedido ya a la presidencia de la Generalitat, se me acercó durante un acto y me dijo «supongo que sabes que no es lo mismo imitar al ex alcalde de Barcelona que interpretar al Presidente de la Generalitat». Siempre he pensado que fue como una advertencia sin mala intención, como el defensa de fútbol que se pasa el partido comiéndote la oreja, pero no te hace ninguna entrada guarra. De todos los que he interpretado, sólo recuerdo uno que me hizo llegar que no le gustaba nada.

¿Quién? ¿Zapatero? ¿Clos? ¿Rajoy? ¿Felipe VI?

Mejor no decirlo.

¿Qué papel crees que jugó tu formación y educación en tu éxito profesional?

Esto no me lo había planteado. No sé muy bien qué decirte. Creo que todo esto me viene más de casa que de la escuela. En casa mi padre traía siempre el periódico y a mí me gustaba mucho hojearlo, aunque no entendiera ni la mitad. Además, en casa había un ambiente muy político: la muerte de Franco y la Transición se vivieron con intensidad. Y a nivel teatral, lo mismo. Un tío abuelo era actor aficionado, mi padre también y mi hermana Rosa, una gran actriz. Política y teatro eran dos temas habituales en las sobremesas. De la escuela guardo un muy buen recuerdo aunque fui un pésimo estudiante.

¿Has considerado alguna vez volver al periodismo informativo o ya te sientes plenamente cómodo en el ámbito artístico?

Muy, muy difícil volver al periodismo informativo. Con lo que hago lo paso muy bien y mejor que antes.

¿Qué relación dirías que hay entre la palabra esfuerzo y tu profesión?

Toda y más, el esfuerzo está tanto en mi trabajo como en el de todos. Sin esfuerzo no hay premio.

“El esfuerzo está tanto en mi trabajo como en el de todos. Sin esfuerzo no hay premio”

¿Tienes proyectos futuros fuera del mundo televisivo, como teatro o escritura?

Ahora mismo no tengo nuevos proyectos fuera de lo que ya estoy haciendo, como son mis colaboraciones semanales en Polònia, en Què està passant  y en el Cafè d’idees de Gemma Nierga. He probado el teatro en ocasiones anteriores, y me gusta mucho, pero ahora mismo no está en agenda.

¿Cómo imaginas tu profesión dentro de diez años en un mundo cada vez más digital y lleno de la IA?

En cuanto a la IA me siento como aquellas personas que vieron la primera película que se conoce, en la que se veía un tren que se acercaba y se asustaban pensando que traspasaría la pantalla y se las iba a llevar por delante. Es decir, me asusta un poco. Y a nivel profesional aún más, porque ya se están suplantando voces sin permiso. De ahí a suplantar a un actor o actriz hay un paso.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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