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  • 30 de octubre de 2025
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La Universidad de Las Narices

La Universidad de Las Narices

La Universidad de Las Narices, Caligrama

 

Licencia Creative Commons

 

Josep Oton

 

Decía Umberto Eco que cuando uno ya ha teorizado lo suficiente sobre un tema, llega el momento en que tiene que abordarlo desde la narrativa. Y precisamente fue eso lo que hizo el académico italiano con su célebre obra El nombre de la rosa. Plasmó sus teorías sobre la semiótica a través de una trama novelesca ambientada en un monasterio medieval.

Francisco Esteban Bara ha hecho algo parecido. Este profesor se licenció en Psicopedagogía por la UB y obtuvo el premio extraordinario de carrera. En su haber tiene dos doctorados. Uno por la tesis “Enseñanza, aprendizaje y desarrollo personal en la universidad: el caso de los estudios de derecho, enfermería y periodismo de la Universitat Internacional de Catalunya” (UIC 2005) y otro por la defensa de la tesis “La educación universitaria hoy: una crítica comunitarista” (UB 2026). Estas tesis ya dan idea de sus líneas de investigación: la filosofía de la educación universitaria y la formación del carácter en la universidad.

Sobre estas cuestiones ha escrito numerosos capítulos de libros y ha publicado decenas artículos en revistas científicas de impacto internacional. En solitario es autor de obras como ¿Quo vadis, Universidad?, Ética del profesorado y La Universidad Light. Ha sido profesor visitante en diversos centros universitarios de América Latina y de Estados Unidos. Actualmente es catedrático del Departamento de Teoría e Historia de la Educación de la UB.

Este académico, docente universitario y especialista en docencia universitaria, nos ofrece una sátira en la que expone sus críticas al actual modelo de universidad. Para resaltar el carácter sarcástico del texto, el libro empieza con la tópica fórmula de los cuentos infantiles: “Érase una vez un lugar llamado Las Narices…”

El relato se sitúa en la utópica -o distópica- comarca de Las Narices. El autor hace gala de un gran dominio del registro lingüístico al recurrir a la multitud de frases hechas relativas a la “nariz” para disertar sobre la crisis del sistema universitario. Realmente, la lengua castellana es sumamente rica en la alusión a este órgano prominente del rostro humano en expresiones de significado muy variopinto.

Sin embargo, el tema central del libro no son tanto las narices sino la universidad. Después de describir el impacto de la implantación de esta institución académica en la comarca mencionada, el profesor Esteban Bara pasa a describir una nueva época en la que la universidad perdía su razón de ser originaria.

El autor va describiendo las características de la universidad original: los conocimientos estructurados de manera sistemática, el pensamiento analítico y el razonamiento lógico, la función de la biblioteca, las disertaciones magistrales, los debates, las clases de repaso, las pruebas de evaluación, los grupos de estudio… La importancia de las artes liberales, que liberan “a la persona de algo terrible: la ignorancia”.

Con la nueva época, la universidad emprendió un “proceso de reforma” centrado “en los nuevos perfiles profesionales”. Se le exigía efectividad, eficiencia, funcionalidad y rentabilidad, porque tenía que competir con la oferta de otras instituciones universitarias más comprometidas con la innovación, el progreso y la empleabilidad. Así había que insistir en la aplicabilidad y la practicidad de los aprendizajes, destinados a cubrir necesidades y solventar problemas.

Para garantizar el cambio se recurrió a la mutación del lenguaje: las horas de clase de un profesor pasaron a ser su “carga docente”; las notas, el “resultado del aprendizaje”; el estudio personal, el “trabajo autónomo”; un libro, “un recurso”. Incluso en algunos planes de estudios, no hacía falta pisar la biblioteca, ni tan siquiera leer demasiados libros, por no decir muy pocos, para salir con un título bajo el brazo.

Los estudiantes asumieron el protagonismo de la formación universitaria. Pero se trataba de un protagonismo concedido de antemano, a priori, anulando así la posibilidad de que ese protagonismo fuese la consecuencia de una conquista personal que, difícilmente, se llevaba a cabo sin contar con los profesores, los conocimientos… Se le concedía mayor relevancia a la opinión por cuenta propia que a los argumentos contrastados con el parecer de los expertos. Los debates derivan en tertulias en las que muchos dejaban de intervenir porque no imperaba la razón. Este protagonismo fatuo queda consagrado con las encuestas de satisfacción consultadas para saber si el profesorado está a la altura de las necesidades e intereses de los estudiantes.

En general, a los docentes les sale más a cuenta conseguir proyectos de investigación, acumular publicaciones, ocupar cargos de gestión que prepararse las clases para impartirlas en condiciones. Todo ello consigue arrinconar, cuando no hostigar, a excelentes profesionales comprometidos en la tarea de transmitir el legado de conocimientos a las nuevas generaciones.

El lector acostumbrado a criticar el declive de la enseñanza secundaria se sentirá identificado con este proceso paralelo que padece la universidad. Con un libro cargado de humor se denuncia una situación que no es de ningún modo una broma. Asistimos a una crisis generalizada del conocimiento, de la búsqueda de la verdad, de la objetividad, del pensamiento lógico, crítico y analítico que afecta a todos los niveles educativos y pone en peligro los fundamentos de nuestra sociedad.

En definitiva, se trata de un libro escrito por un profesor con un ‘currículum de narices’ que parece estar ‘hasta las narices’ de la enseñanza universitaria actual.


Título: La Universidad de Las Narices

Autor: Francisco Esteban Bara

ISBN: 9791387677435

Editorial: Caligrama

Idioma: Castellano

Número de páginas: 134

Fecha de publicación: 2025


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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