- Opinión
- 28 de mayo de 2025
- Sin Comentarios
- 7 minutos de lectura
La educación francesa y su ilustración abortada

La educación francesa y su ilustración abortada

La Revolución Francesa del siglo XVIII, aparte de cortar cabezas, trajo consigo un nuevo ideario educativo basado en las ideas de la Ilustración. En ello se pretendía que todo el mundo tuviera acceso a una cultura y conocimientos básicos. Pues hoy en día la madre de todo ello, Francia, ha sufrido un aborto educativo. Su guillotina revolucionaria le ha castrado su Ilustración visionaria.
El sistema educativo francés ha olvidado en gran parte el valor por el conocimiento defendido por la antigua Ilustración asesinando la transmisión de una cultura común para todos los alumnos del país. Han sido tantos los baches en su enseñanza, que la lista de obreros, ministros de educación en su caso, que han prometido reparar los socavones ha sido tan larga como el número de promesas políticas. A cada una, y a cada ministro, han sobrevenido más bajadas de la exigencia escolar con la esperanza de aumentar el número de aprobados, pero lo que han conseguido ha sido un peor nivel educativo con mejores notas para todos los alumnos. Es decir, en Francia, como en España, cada vez ha habido menos fracaso escolar, mejores notas, pero peor nivel. Dicho de otra manera, los ibéricos y los galos cada vez sabemos menos, obtenemos mejores notas, pero triplicamos el número de jóvenes sin terminar la secundaria en los cursos que toca. Si la Ilustración trajo escuelas para todos, ahora la reforma trajo buenas notas para todos.
La pregunta es cómo puede suceder lo anterior. Pues muy fácil, la reforma educativa francesa repite otras de igual índole por Europa y Norteamérica en donde la política, y para no perder votos, practica el buenismo en las escuelas para no enfadar a los padres regalando los aprobados y evitando las poco aceptadas repeticiones. A ello llaman falsamente equidad y excelencia educativa, palabras, por ejemplo, muy en boca del antiguo consejero de educación en Cataluña, el honorable Ernest Maragall sin saber el pobre hombre qué significaban exactamente. Y es que no podemos hablar de equidad si abandonamos a los alumnos rezagados de una clase, o si simplemente les prohibimos que puedan repetir curso, como actualmente sucede. Aquí no se trata de que el rezagado repita exactamente lo que hizo el curso pasado, sino de darle un apoyo para que pueda alcanzar el nivel promedio de los demás.
La reforma educativa francesa del siglo XX es clónica en diseño y consecuencias a la de sus vecinos occidentales España, Escocia, Quebec, Noruega, Finlandia, Portugal, Suecia, Dinamarca y Países Bajos entre otros. Este cambio pedagógico consistió en abolir lo que funcionaba a cambio de algo que sonaba bien. Si antes el sistema se fundamentaba en docentes expertos en su materia para impartirla a los alumnos, ahora la cosa se tornaría totalmente al revés, ya que serían los alumnos el centro del sistema educativo, algo que suena muy bien pero que deja al docente docto expulsado del foco de la enseñanza. En otras palabras, si antes un docente instruido era el centro al enseñar a los alumnos, ahora los alumnos serían el centro al aprender por sí mismos sin un profesor experto en la materia, y ya sabemos que, sin un gran volumen de saberes previos, resulta casi imposible que un estudiante descubra todo por sí mismo. Intente demostrar la Teoría de la Relatividad sin el dominio de ciertas herramientas matemáticas y ya me dirá si los chavales se les puede dejar que aprendan por sí mismos como preconiza la reforma el constructivismo de la educación por descubrimiento y su learning by doing. En esencia, hemos pasado del docente como foco de la enseñanza al alumno como centro del sistema educativo, algo que suena bien, pero amaga una estafa. Ahora ya no se tiene en cuenta el valor de los conocimientos a aprender, sino las lamidas competencias para preparar a los alumnos en los trabajos que todavía no existen, algo paradójico teniendo en cuenta que, si no se conoce el futuro de algo, ¿cómo se prepara a los alumnos restándoles los conocimientos antecedentes? Y he aquí el aborto de la Ilustración francesa, su actual educación.
Francia fue de los primeros países en matemáticas y ciencias durante la década de los años 90, pero hoy en día esto ha pasado a formar parte de su mitología pedagógica. Y a pesar del fiasco francés, algunos pedagogos persisten en decir que hay que rebajar todavía más los contenidos de las materias trabajando en lo que ellos llaman ámbitos o materias transversales en donde si apruebas la tecnología también apruebas las competencias matemáticas. En fin, que quizás suspendes 6 materias, pero un algoritmo mágico dice que tienes aprobadas las competencias y los ámbitos de estas para pasar de curso. Por suerte esta sarta de estupideces ha alcanzado tal esperpento que la política francesa ya no puede negar lo obvio, que la reducción de contenidos es contraproducente para mejorar un sistema educativo serio. Por dicha razón el Ministerio de Educación ha prometido que aumentará la exigencia de los conocimientos, recuperará el valor de la autoridad docente y dará al equipo docente la potestad de la repetición de curso. En igual sentido los profesores podrán prescribir actividades durante las vacaciones para la recuperación de aquellos alumnos que no hayan superado el curso. Al mismo tiempo se instaurarán unas pruebas de nivel para alcanzar el certificado en cada etapa. Y finalmente se indicarán aquellos libros de texto cuyos métodos posean una certeza científica demostrada. Ahora sólo cabe esperar que la Ilustración haga crecer en su país pionero un feto sin deformidades. El parto está por llegar.
Fuente: educational EVIDENCE
Derechos: Creative Commons