- Opinión
- 21 de mayo de 2024
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El panóptico en tu bolsillo
El panóptico en tu bolsillo
Es un algoritmo que no descansa, que funciona permanentemente. Que capta tus datos. Tu vida.
Como barcelonés, La Modelo siempre ha sido todo un símbolo para mí. En mi infancia me inspiraba un respeto inusual, más allá de lo que significa una cárcel. Al crecer comprendí que era en realidad un miedo heredado, aprehendido de una familia que luchó en el bando derrotado en la Guerra Civil, y un terror luego fundado en hechos horribles como la ejecución de Salvador Puig Antich, que tuvo lugar allí en 1974. El 2 de marzo hizo 50 años. Del lema inicial del centro penitenciario, de principios de siglo XX, In severitate humanitas, en el que se abogaba por una Modelo de vocación correccional, rehabilitadora y de reinserción, se pasó a una Modelo al servicio del franquismo. Pero, dejémonos de tonterías, las prisiones recluyen a los que no cumplen las leyes vigentes. Y si el que formula las leyes es un dictador, o un Estado opresor o discriminador, las cárceles se llenan de personas que en otros contextos sociales serían ciudadanos ejemplares y libres.
La Modelo es un edificio que materializa la idea de “El panóptico” de Jeremy Bentham (1787). Bentham concibió la cárcel como un instrumento de control social basado en la incertidumbre de la vigilancia, de manera que desde un punto geométrico ideal, el llamado panóptico, somos continuamente observados sin ver al observador. El recluso llega a asumir con el tiempo que está constantemente bajo vigilancia, lo que es el fundamento de su subordinación, del control y modificación de la conducta, como bien revisó Foucault en “Vigilar y Castigar”(1975), y adaptaron a los tiempos del teléfono móvil Tim Maly y Emily Horne (2014), más recientemente.
Pues bien, el modelo de Bentham se extendió también a fábricas y escuelas, y ahora el panóptico, como habrán deducido, lo llevan en su bolsillo. Miniaturizado y ‘cuqui’. Y el vigilante no es un funcionario de prisiones humano apostado en una torre, que se releva por turnos, o una cámara que quizá sea una caja vacía, disuasoria: es un algoritmo que no descansa, que funciona permanentemente. Que capta tus datos. Tu vida.
Pero ¿qué hay de la educación, el talento y los valores en la era digital, en la era del panóptico en el bolsillo? Sobre el talento, nos dice el filósofo José Antonio Marina, que “es el buen uso de la inteligencia, es saber qué hacer con nuestras destrezas y con nuestras limitaciones” (Marina, 2022). ¿Enseñamos y educamos para el talento?
La escuela debería dar cuenta del proceso de generación de ideas en los jóvenes, y formarlos suficientemente con conocimientos sólidos que les permitan fomentar, ejecutar y formular esas ideas. Posteriormente, ellos mismos deberían poder evaluar sus resultados, más allá de las meras calificaciones académicas. Porque evaluar es también valorar, poner en valor. Los valores reflejan el sentido del bien y del mal, no solo en aspectos éticos o morales, sino también en la evaluación del trabajo que realizamos: son los valores académicos, semilla de los futuros valores profesionales, cruciales especialmente en la formación profesional.
La evolución y la madurez en el aprendizaje parten del criterio que enseñamos a nuestros alumnos para que puedan valorar el trabajo que han hecho. También la autoexigencia y su percepción de la autoeficacia. La honestidad está relacionada con reconocer ante uno mismo y ante el docente lo que se sabe y lo que no. ¿Se fomenta la honestidad o el miedo a reconocer la ignorancia? ¿A ocultar o a negar la realidad? ¿Debe el docente observador anticiparse o delegar y confiar en la tecnología, en el emergente learning analytics capaz ya de predecir, desde el panóptico de bolsillo, si el alumno aprenderá o no?
Conocimientos, generación de ideas, ejecución y evaluación son clave para el desarrollo del talento y los valores en la educación. Y en el siglo XXI, estas fases, en todas las áreas de conocimiento, se encuentran imbricadas por la tecnología.
Presos del panóptico, capturada la atención por la distracción, miramos a la torre del vigilante, a la caja vacía de la cámara, mientras se desenfoca el objeto de estudio y la vida.
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* El texto original, levemente actualizado para indicar la conmemoración del asesinato de Puig Antich, formó parte de la presentación pública que se realizó en la antigua cárcel La Modelo de Barcelona, en la Biennal de Pensament de 2022.
Referencias:
• Ávila, R.; Hernández-Fernández, A. (2022). Cómo educar en talento y valores en la era digital. Barcelona: Biennal de Pensament, 2022. https://www.biennaldepensament.barcelona/es/actividades/como-educar-en-talento-y-valores-en-la-era-digital
• Bentham, J. (1787). El panòptic. Barcelona: Edicions 62. Traducció al català i edició de 1985.
• Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI Editores. Edición y traducción de 1986.
• Maly, T., & Horne, E. (2014). The Inspection House: An Impertinent Field Guide to Modern Surveillance. Toronto: Coach House Books.
• Marina, J.A. (2022). La educación del talento. Barcelona: Ariel.
Fuente: educational EVIDENCE
Derechos: Creative Commons