• Opinión
  • 30 de abril de 2024
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Editorial

Editorial

Seamos realistas: busquemos evidencias

Educación y contexto van de la mano

El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas“. (William George Ward). / Imagen de Renan Brun en Pixabay

Licencia Creative Commons

 

Eva Serra

 

Iniciamos este proyecto mediático en un momento delicado para Europa y para el mundo. Los conflictos en Oriente Medio y la guerra de Ucrania son demasiado relevantes y próximos para un continente como el nuestro. Hay quienes, desde el optimismo, sostienen que estamos frente a un relato alarmista destinado a condicionar a la opinión pública, a saber bajo qué intereses; y también quienes consideran, desde el pesimismo, que la escalada de tensiones que vivimos es incluso bastante más peligrosa de lo que se dice. En cualquiera de ambos posibles escenarios, lo que sí parece bastante preocupante -y realista- es que, en general, la capacidad crítica de nuestras sociedades está bajo mínimos, cuando no vehiculada por una extrema polarización político-ideológica. Esta situación no ayuda a la hora de interpretar el contexto ni de exigir a nuestros poderes públicos una mayor transparencia y responsabilidad de acción.

En esta esfera acomodaticia de la ciudadanía se mueve también y, sobre todo, la educación. Desde hace décadas e invocando al futuro, como si de una bola de cristal se tratara, se han ido diseñando los nuevos sistemas educativos que, básicamente se han adaptado a la inercia de ir eliminando los contenidos (las disciplinas, los saberes) en pro de las llamadas “competencias”, en unos países con mayor o menor suerte que en otros pero que a la postre, atendiendo a los últimos informes de los estudio PISA, PIRLS, TIMSS y PIAAC -publicados en este medio sobre cinco países europeos- ha desembocado en un retroceso en los conocimientos de los estudiantes (y adultos) de la práctica totalidad de los países occidentales frente a un sostenido liderazgo en las capacidades de otros países asiáticos. Los datos se empeñan en ir demostrando estas diferencias, informe tras informe. Y una de sus consecuencias es la disminución de la capacidad crítica y la exigencia de los ciudadanos europeos.

El despliegue de estas inercias pedagógicas no sería posible en otro contexto. Es difícil imaginar un modelo educativo racionalista en una sociedad cuyos ejes de interés pasan por la mera distracción y el puro entretenimiento edulcorado con emociones a la carta, realidades virtuales, materiales de autoayuda, impulso de las pseudociencias, influencers de ficción, impostados debates, tormentas de sobreestímulos. Educación y contexto van de la mano. Pero también sabemos que nada es eterno en este mundo, que las modas pasan, que lo que hoy es hegemónico mañana deja de serlo, que quienes se empeñan en cambiar las cosas a mejor y perseveran en ello abren camino, grietas, alternativas, provocan lo inesperado. Nada me satisface más que haber dado en los últimos tiempos con un ejército de profesores obstinados en que sus alumnos aprendan, perseverantes en la lucha contra la irresponsabilidad social de lo que muchos denominan innovación educativa que no es otra cosa más que regresión de los conocimientos. Por ello estamos aquí.

Educational Evidence es un medio escrito por esas emergentes élites sociales que, desde abajo, pero con sólidas capacidades intelectuales, no se rinden. Profesionales de la sociedad civil que cavan sus trincheras frente a los protocolos y que con frecuencia son ignorados en el debate de políticas educativas, sociales, culturales. Hablamos de docentes que a contracorriente apelan a la libertad de cátedra, a la importancia de la especialidad, a los contenidos, al compromiso de transmitir conocimientos a las futuras generaciones, al legítimo derecho al aprendizaje de calidad y al deber social de formar ciudadanos críticos, instruidos, capaces de descifrar el mundo en el que viven. Escritores e investigadores que defienden la racionalidad, la ilustración en su relevancia científica y humanística, así como el empleo de las evidencias como vacuna frente al dogmatismo, la alienación, la polarización, la manipulación y la vulnerabilidad de una Europa cada vez más deconstruida. Desde la Fundación Episteme, impulsor de este proyecto, queremos recordar que somos aquello que nos enseñaron. No dejemos solos a quienes luchan por hacerlo bien, nuestros profesores.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

2 Comments

  • ¡Muchísimas felicidades, Eva y resto del equipo, qué necesario era este proyecto!

    • ¡Mil gracias, Lucía! Seguimos la senda iniciada desde hace tantos años por vuestro sindicato aspepc·sps y agradecemos enormemente vuestro apoyo.

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