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  • 2 de octubre de 2025
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El cuento geológico gomero

El cuento geológico gomero

El cuento geológico gomero

Licencia Creative Commons

 

David Rabadà

 

Para explicar la evolución volcánica de una isla en las Canarias hay que comprender todo el contexto de estas. La hipótesis más aceptada actualmente es que el archipiélago canario está siendo el producto de un punto caliente a través de un movimiento de placa lento (de 1,2 a 2,5 cm/año) sobre una litosfera gruesa de unos 15 kilómetros de grosor. Los dos factores anteriores, placa lenta y litosfera gruesa, han provocado que haya pocas islas aéreas y mal alineadas, muy al contrario que las Hawái en donde la placa es rápida y la litosfera delgada, permitiendo en este caso la producción de muchas islas muy bien alineadas.

La evolución de las islas volcánicas oceánicas de intraplaca parece seguir unas pautas bastante universales. Tanto en las Canarias como en las de Hawái esta evolución sigue las siguientes etapas:

1) Vulcanismo submarino que en el caso de La Gomera podría ser el posible Complejo Basal al norte;

2) Escudo aéreo que en La Gomera queda todavía vigente con su perfil de cúpula dándose el rift en forma de Y al ver la cartografía de sus diques;

3) Etapa de inactividad dejando que la erosión tome el protagonismo mientras la isla se alejaba del punto caliente, y como ahora sucede con La Gomera;

4) Fase de rejuvenecimiento del vulcanismo al pasar la isla sobre corrientes de convección secundarias al punto caliente que producirán nuevas erupciones con magmas cada vez más explosivos como ha sido el caso de Gran Canaria y Tenerife;

5) Y finalmente etapa terminal en donde la erosión toma nuevamente protagonismo y las islas pierden sus relieves altos quedando bastante allanadas como las actuales Lanzarote y Fuerteventura.

Descrito este contexto podemos situar La Gomera en una etapa post escudo en donde una intensa erosión trabaja gracias a una ausencia de vulcanismo activo. Durante la evolución geológica de la misma podemos detallar que el vulcanismo de esta ha mostrado tres fases eruptivas principales, la del escudo basal de magmatismo submarino antes de los 10 millones de años; la fase de escudo basáltico aéreo con magmas poco o nada diferenciados directamente del manto superior; y dos fases volcánicas posteriores de cariz cada vez más alcalino y ácido mientras se iba formando una cámara magmática por debajo de la isla. La primera se produjo durante el Mioceno superior entre los 10 y los 5 millones de años (Secuencia volcánica 1), y la segunda durante el Plioceno entre los 5,3 y los 4,8 millones de años (Secuencia volcánica 2). En ambas las erupciones fueron aumentando en su viscosidad y explosividad desde basanitas, tefritas, traquitas hasta domo de fonolitas, es decir, a magmas cada vez más diferenciados. Más tarde vinieron algunas erupciones locales durante el Pleistoceno, la última hace algo más de 2 millones de años. Veamos con detalle todas ellas junto con sus distintos edificios.

 

Complejo Basal

A finales del Cretáceo se inició el vulcanismo submarino de las Canarias. Durante el Mioceno empezaron a aflorar las islas centrales como Tenerife y La Gomera. Por debajo quedaba el llamado Complejo Basal que algunos proponen aflora en el norte de La Gomera, pero que otros, y dada la ausencia de brechas de erupción, pillow lavas y gabros basales, consideran que son solo la base de los escudos miocenos sin pertenecer al complejo basal (Carracedo & Troll, 2023). Posteriormente un primer estadio aéreo con gabros y lavas almohadilladas (pillow lavas) iniciaron la formación de un gran volcán en escudo aéreo hace unos 11 millones de años aproximadamente. Los magmas ascendían desde el manto superior sin gran diferenciación, pero dejando un residual más espeso que en un futuro se iría acumulando, formando una cámara magmática por debajo de la isla.

 

Secuencia volcánica 1 (EAI i EAS)

Al sur del escudo anterior se comenzó a amontonar una nueva secuencia volcánica. Entre los 10,5 y los 6,4 millones de años se desarrollaron dos nuevos escudos basálticos de lavas fluidas. Un primero que llamaremos edifico antiguo inferior, EAI para abreviar, con núcleo de efusión cerca de Vallehermoso. Su crecimiento se estima que sucedió entre los 10,5 y los 8,7 millones de años alcanzado una altura de más de 1.300 metros y un máximo de 1.800 con un diámetro basal de unos 22 kilómetros. A este edificio le sobrevino un segundo que llamaremos edifico antiguo superior, EAS para entendernos, cuyo centro del estratovolcán también por la localidad de Vallehermoso entre los 8 y los 6,4 millones de años alcanzando una altura de unos 2.200 metros con un diámetro basal de unos 25 kilómetros. Este volcán evolucionó hacia coladas cada vez más espesas desde basanitas hasta traquitas, es decir, de menos a más silíceo. Los afloramientos más antiguos de ambos escudos los podemos encontrar en el fondo de los barrancos de Valle Gran Rey, Erque, Benchijigua y La Villa, como también entre Arguamul y Agulo. El crecimiento rápido de estos escudos generó vertientes inclinadas e inestables provocando grandes desprendimientos de brechas volcánicas (debris). Estos han quedado intercalados entre escorias y cenizas volcánicas. Una de muy aparatosa sucedió hace unos 8 millones de años. Se trató del gran deslizamiento de Garajonay al norte de La Gomera en donde posteriormente crecería anidado el estratovolcán de Vallehermoso entre los 8 y los 6,4 millones de años, el EAS anterior, rellenando la cuenca que durante el Plioceno quedaría cubierta por unos basaltos horizontales que hoy en día resaltan en el paisaje por la inversión del relieve.

A partir de los 7,8 millones de años, y al disminuir esta etapa volcánica, la erosión le tomó el relieve hasta que la segunda secuencia volcánica comenzó hace unos 5,9 millones de años. Por lo tanto, y durante unos 2 millones de años, La Gomera sufrió una gran erosión eliminando centenares de metros de roca. Y mientras esta erosión se iba comiendo la isla, algunas erupciones locales seguían trabajando como la del estratovolcán de Vallehermoso (8 a 6,4 millones de años), más algunas intrusiones de domos félsicos llamados roques en lenguaje canario cuya intrusión se encajó en profundidad entre los 7,5 y los 6,4 millones de años (segundo complejo traquítico fonolítico o CTF) quedando emplazados en profundidad y sin dar efusiones externas. A este complejo de domos pertenecen el Roque de Agando y circundantes. Solo cuando la erosión los ha puesto a cuerpo descubierto por erosión diferencial, han aparecido en superficie al resultar más duros que las rocas del alrededor.

Posteriormente a todo lo anterior, y hace entre 6,4 y 5 millones de años, el estratovolcán de Vallehermoso, el EAS, colapsó sobre su cámara magmática hundiéndose sobre sí mismo.

 

Secuencia volcánica 2 (ER I y ER II)

La erosión de la fase anterior abrió profundos valles que ahora permanecían a la espera de ser rellenados por nuevas coladas. Ello fue posible gracias a los basaltos de dos nuevos edificios volcánicos, el edificio reciente uno o ER I para abreviar, el edificio reciente dos o ER II. El primero creció entre los 5,9 y los 4,9 millones de años, mientras que el segundo lo hizo entre los 4,7 y los 3,4. Durante el primer edificio el ER I, las erupciones fueron tan frecuentes que dieron lugar a decenas de metros de coladas conocidas como los Basaltos Horizontales que hoy en día forman toda la meseta central de la isla. Los núcleos de emisión de estas coladas se produjeron desde los alrededores del Alto de Garajonay al norte de La Mérica y al oeste de San Sebastián de la Gomera. También aquí el vulcanismo evolucionó desde poco a más explosivo pasando de basaltos a fonolitas. Al final de esta fase efusiva, y por causa de un gran domo félsico en ascenso, la zona de Vallehermoso colapsó sobre el sustrato blando por del domo subyacente. Aquella explosión catastrófica dio lugar al gran volumen de brechas de los alrededores de Vallehermoso de hace unos 5 millones de años

Posteriormente, y debido al ascenso de los magmas residuales, se produjeron toda una serie de filones radiales por los altos de Garajonay y hacia el litoral en donde algunos de ellos más basaltos horizontales que inundarían la cuenca de Vallehermoso hasta desbordarla hacia el sur y suroeste hace entre 5 y 4.2 millones de años. El conjnto global de los diques, y debido a los esfuerzos de ascenso del magma, provocaron tensiones radiales alrededor de toda La Gomera, la ya explicada estrella de Mercedes de los escudos. No obstante, esta red de filones radiales se halla truncada al norte por el gran deslizamiento de Garajonay y otros desplomes y erosiones posteriores. Asociados al ascenso de diques por este sistema radial de grietas, también se encajaron en profundidad domos félsicos hace unos 4,5 y 4,3 millones de años. Este fue el llamado tercer complejo traquítico fonolítico (Tercero CTF), y como en anteriores ocasiones, permanecieron emplazados en profundidad hasta que la erosión los exhumó.

Todo este cúmulo de coladas, diques y domos iba creando grandes taludes inestables alrededor de la isla que aumentaban el riesgo de grandes desprendimientos. Uno de ellos sucedió en épocas históricas en el actual valle de Agulo, pero quizás cerca los 4,5 millones de años hubo muchos otros. La desaparición cartográfica de los diques radiales y del Complejo Basal como si algo hubiera cortado el norte de la isla, más la presencia de acantilados delineando una costa rectilínea y más joven que la sur, hace pensable que hace unos 4,5 millones de años diferentes desprendimientos fueron erosionando más partes de La Gomera.

Durante la fase terminal de esta segunda secuencia volcánica, la erosión le tomó de nuevo el relieve borrando todos los conos volcánicos, invirtiendo relieves, realzando la meseta central de basaltos horizontales, exhumando roques de fonolita y excavando los profundos valles actuales. Todo este proceso descargó de gran peso a la isla de centenares y centenares de metros de roca que fueron al mar. Quizás ello propició que La Gomera se elevara por isostasia, o al menos así lo indican algunas pillow lavas submarinas a decenas de metros de altura, los domos profundos aflorando en forma de roques, o la esquistosidad de algunos materiales como los de Punta Llana.

 

Erupciones finales

De manera puntual, y durante los últimos 2,8 millones de años en donde la erosión fue la protagonista, se dieron algunas erupciones locales. Estas manifestaciones no fueron nada comparado con las fases anteriores. Entre los 2,8 y 2,3 millones de años se dieron algunas manifestaciones volcánicas con efusiones piroclásticas, coladas de traquita y fumarolas. La última y único cono de la isla situado en el sur, la Caldera, surgió hace unos 2,3 millones de años dando traquitas. Hace unos 1,9 millones de años también se tiene registro de una última erupción local. La erosión de la isla continúa en la actualidad y el vulcanismo se mantiene dormido. El Hierro y La Palma le está tomando el relieve a La Gomera en la fase de escudo.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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