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- 16 de junio de 2025
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¿Qué es un sistema educativo eficiente?

¿Qué es un sistema educativo eficiente?

La Comisión Europea siempre ha deseado tener una buena definición de sistema educativo eficiente para mejorar las inversiones en la enseñanza y, presumiblemente, ahorrarse dinero. Por dicha razón, y en febrero de 2021, creó una comisión de expertos para definir dicho concepto. Después de muchos devaneos, meses de trabajo y discusiones, dicha comisión llegó a la conclusión en 2022 que no eran suficientemente expertos ni versados para definir qué era un sistema educativo eficiente, es decir, que no eran suficientemente competentes.
Cabe darse cuenta de que el problema yace en qué tipo de sistema educativo deseamos. Si creemos que la escuela debe ser un espacio de socialización de los niños y que estos ya aprenderán por sí mismos con el alumno como centro, entonces con la educación por proyectos nos basta, pero si queremos que los centros educativos sean un gran eje para la transmisión de conocimientos con el profesor como centro, entonces los docentes deben dominar su especialidad al dedillo y la didáctica de esta, cosa que la educación por proyectos criminaliza. En todo caso, y si hablamos de eficiencia, en una sociedad productiva la educación que se fundamente en la transmisión de conocimientos alcanzará una mayor competitividad y productividad para sí misma, y en consecuencia un mayor crecimiento económico.
Pero no confundamos las cosas. Podemos aumentar los años de escolarización de nuestros centros escolares, pero si no les dotamos de unos currículos rigurosos y exigentes, la transmisión de conocimientos quedará en el pozo de las miserias y el crecimiento económico nacional no se verá incrementado. En definitiva, estaremos delante de un sistema educativo ineficiente, caduco y malgastador. La escolarización no es aprendizaje.
Visto todo lo anterior, un sistema educativo eficiente debe fundamentarse en la transmisión de conocimientos más que en la escolarización y socialización de los individuos. Lo segundo queda compartido entre los centros educativos y la sociedad en su conjunto, en cambio lo primero, la transmisión de conocimientos veraces y contrastados, es en gran medida responsabilidad de docentes cultos y expertos.
A pesar de todo lo anterior, y haciendo oídos sordos, la política educativa se rige más por ideologías que por hechos contrastados. Solo cabe escuchar algunas declaraciones de ministros y consejeros cuando opinan sobre el currículo de alguna especialidad. Por mi parte he escuchado decir que en secundaria se enseñan demasiados conocimientos, o que no hay que aprender ecuaciones ya que la mayoría de los jóvenes no serán jamás matemáticos. Estas afirmaciones las escuché de dos consejeros distintos de educación de la Generalitat de Cataluña, algo que denota su profunda y terca ignorancia.
Hay otra cuestión paradójica con el tema que no se haya definido lo que es un sistema educativo eficiente. En la actualidad vivimos en un momento en donde los pedagogos, terapeutas y psicopedagogos han alcanzado un número máximo en centros, consejerías y ministerios, en donde jamás hemos tenido tantas facultades de educación, y en donde nunca hemos ostentado tantas fundaciones y entidades dedicadas a estudios pedagógicos, pero a pesar de ello, no sabemos emitir un concepto unívoco y objetivo sobre qué es un sistema educativo eficiente. En definitiva, algo falla en el presente, y no son los hechos ni los avances científicos, sino las ideologías que mandan sobre el sistema educativo. Claro está, que cuando la educación está tan mal, la sociedad necesita milagros y ello provoca creer en falsos profetas que nos dicen lo que necesitamos escuchar, sobre todo si suena muy bien.
Si los gurús educativos prometen que con la educación emocional y por competencias todo mejorará, que los alumnos aprenderán por sí mismos, que con ello se invertirán más recursos económicos y que el Bienestar Social aumentará, nadie pondrá pegas al constructivismo de las competencias, algo que así ocurrió desde la LOGSE hasta la LOMLOE. Incluso cuando la realidad ha demostrado que lo anterior es perjudicial y falso para la enseñanza, muchos han sido los que han seguido creyendo que la promesa funcionaba a pesar de ser quimérica. En cierto modo la cosa anda entre prejuicios que hacen creérselo e intereses que te lo hacen creer, pero todo son creencias sin evidencias. Por ejemplo, la educación emocional no garantiza aprendizajes a largo plazo. Si, y en base a la psicología cognitiva, utilizamos momentos emocionales para infundir nuevos conocimientos, lo que logramos es que nuestros aprendices recuerden más la emoción de aquel momento que no el concepto a enseñar. Luego les harán creer que son cultos sin darse cuenta de su gran ignorancia.
Existen corrientes ideológicas que han defendido que un sistema educativo eficiente es el que provoca el pensamiento crítico entre los escolares, y ello sin necesidad de una intensa transmisión de conocimientos. Añaden estos expertos que la educación por competencias y por proyectos promueve y propicia esta actitud crítica de los escolares, pero convendremos que sin conocimientos bien ordenados y amueblados es difícil ser crítico, riguroso y acertado con la realidad. Defender un pensamiento crítico sin saberes a largo plazo, es ser a corto plazo muy poco crítico consigo mismo. No se puede ser crítico sin pensar, y no se puede pensar sin tener algo en lo que pensar. En conclusión, sin conocimientos no hay pensamiento crítico riguroso, y es algo en lo que debemos pensar críticamente.
Si alguien dudara de las pedagogías románticas anteriores, de las competencias y proyectos, solo cabe ver los resultados obtenidos en PISA por nuestro país. Este informe evalúa de forma sistemática las competencias de nuestros alumnos en ciencias, lengua y matemáticas. Y digo competencias porque estas pruebas no evalúan conocimientos, sino la maña y el pensamiento necesarios para solucionar un problema, es decir, las competencias. Pongamos por ejemplo que, si alguien sabe nadar flota, pero en cambio si no sabe, se hunde, y el alumno responde que la causa es que al nadar disminuye la densidad del individuo, desde un punto de vista competencial ha resuelto con habilidad el problema y aprueba, pero desde un punto de vista físico ha confundido densidad con inercia y suspende.
En los informes PISA, y a pesar de ser pruebas competenciales, y ser nuestro sistema educativo competencial, nuestros resultados siguen cayendo año tras año. De hecho, esta evaluación se realiza cada tres cursos en varios países entre los alumnos de 15 años. Ello permite que podamos analizar la tendencia competencial de nuestros escolares a lo largo del tiempo. En fin, que si bajamos en los resultados es que vamos simplemente mal y que nuestros alumnos de pensamiento crítico y pericia rigurosa no van precisamente sobrados.
Visto lo anterior, PISA deja claro que nuestro sistema educativo dista mucho de ser eficiente a no ser que ahora cambiemos el concepto de eficiencia. Pero aquí difícilmente podemos engañar a la semántica ya que las pruebas anteriores dictaminan que la principal competencia del futuro es alcanzar un alto cociente intelectual en base a un excelso nivel de conocimientos. En fin, que innovar con ideologías no conlleva alcanzar un sistema de enseñanza eficaz, sino todo lo contrario.
En mi opinión un sistema educativo eficiente debe promover el paso del joven al adulto en base a aumentar su autonomía con conocimientos veraces, civismo social y pensamiento crítico contrastado. Sin todo lo anterior no podemos seguir construyendo saberes útiles para el global de la sociedad y su progreso. En el siglo XII el teólogo Bernard de Chartres nos legó lo siguiente que luego en el XVII plagió Isaac Newton, nosotros somos enanos sentados a hombros de gigantes, es decir, seguimos aprendiendo en base a los descubrimientos de nuestros antepasados. Ese saber acumulado, y si lo recordamos a tiempo, son los gigantes en donde estamos sentados para avanzar hacia el horizonte.
Difícilmente un alumno llegará a la teoría de la relatividad sin un dominio amplio de las matemáticas. La educación por competencias y proyectos no puede asegurar que los ciudadanos del mañana elaboren grandes teorías como la relatividad. Si ignoramos los conocimientos de nuestro pasado, difícilmente construiremos los conocimientos nuevos del futuro, como tampoco alcanzaremos un sistema educativo eficiente.
Fuente: educational EVIDENCE
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