Muere Madame de Châtelet: matemática, filósofa y física

Muere Madame de Châtelet: matemática, filósofa y física

SUCEDIÓ…

El 10 de septiembre de 1749

Muere Madame de Châtelet: matemática, filósofa y física

Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet (1706-1749), matemática, física y filósofa francesa. / Wikimedia

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Xavier Massó

 

El 10 de septiembre de 1749 fallecía en su castillo de Lunéville la eminente matemática física y filósofa francesa Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Chàtelet y traductora de Newton al francés. Los manuales ad usum suelen solapar su condición de científica supeditándola a su conocida relación con Voltaire. Se trata en cualquier caso de una figura que se sostiene sobradamente por sí misma y por su obra. Fue una mujer de la Ilustración en el pleno sentido del término. Su prematura muerte a los 42 años, como consecuencia de las secuelas de un parto, malogró lo que era una, ya por entonces, plenamente consolidada, prestigiosa y prometedora carrera.

Había nacido en 1706, hija del barón de Breteuil, hombre ilustrado y amigo de Fontenelle, cuya salón era frecuentado por los grandes filósofos, científicos y embajadores del momento. Fue en este ambiente que se despertó, favorecida por su padre, el interés de la pequeña Émilie por el conocimiento y la ciencia. Un ambiente inmejorable y un interés que mantuvo durante toda su vida.

En su condición de niña-mujer, Émilie no pudo asistir al colegio ni a la universidad, pero su padre se encargó de proporcionarle los mejores preceptores, que con su inteligencia supo aprovechar plenamente. A los 12 años había ya leído a Cicerón en latín y a Aristóteles en griego, hablaba, además del francés, el latín y el griego, inglés, italiano y alemán, y había recibido una sólida formación científica y humanística. Aficionada a la música, tocaba el clavecín y practicaba, algo inédito en una mujer de la época, esgrima, gimnasia y equitación.

Presentada en la corte de Versalles a los 16 años, se convirtió en la estrella de París, lo cual suscitó las envidias de los rencorosos y resentidos de siempre, que le criticaron su afición por el glamour, sus frecuentes aventuras amorosas, su carisma personal y su amplísima cultura y conocimientos. Críticas que en bien poco le afectaron. Fue una mujer autónoma e independiente, y lo siguió siendo después de su matrimonio, a los 19 años, con el marqués de Chastellet-Lomon (el nombre de «Châtelet» fue una variante ortográfica que introdujo Voltaire). Entre sus muchas contribuciones científicas fue, junto con Voltaire –escribieron algunas obras en colaboración- la introductora de la física newtoniana y de Leibniz en Francia.

Escribió un tratado sobre la propagación del fuego en 1739, con 33 años. Pero la obra que le hizo famosa como científica con su obra Institutions de Physique (1740), un tratado que no sólo mostraba su posición sobre Newton, crítica en algunos aspectos de este autor, sino también sobre Leibniz, al cual consideró al mismo nivel intelectual y científico que el anterior, lo que produjo algunos roces con Voltarie, quien, como es sabido, no solo no lo valoraba ni como científico ni como filósofo, sino que incluso se lo tomó muchas veces a mofa. Émilie le ganó la partida intelectual a Voltaire, aunque no obtuvo la misma fama. El libro favoreció el debate entre cartesianos, newtonianos y leibnicianos.

Escribió también un ‘Tratado sobre la Felicidad’ y tradujo al francés ‘La fábula de las abejas’, de Bernard Mandeville. Mantuvo correspondencia con numerosos científicos e intelectuales del momento, entre ellos, Clairaut, Maupertuis, Algaroti, Bernouilli, Jacquier y con el rey de Prusia Federico II, entre otros, así como con las Academias científicas de Berlín, Escandinavia y Rusia, además de, por supuesto, la francesa.

En 1739 inició la traducción del latín al francés de la obra cumbre de Newton  Philosophiae naturalis principia mathematica de Newton, en versión comentada por ella misma. Labor que fue interrumpiendo y retomando a lo largo de varios años. En 1746 obtuvo la cédula real para su impresión y publicación. Estaba concluyéndola en 1749, cuando supo que estaba embarazada, lo que, acaso premonitoriamente, le indujo a acelerar la traducción de los últimos capítulos de la obra. El 3 de septiembre tuvo lugar el parto y todo pareció ir bien. Seis días después las cosas se complicaron, tuvo accesos febriles y empezó a sentirse muy mal. Al día siguiente, ya en estado muy precario firmó la traducción y escribió la fecha al pie, ordenando su inmediato envío a la Biblioteca Real. Poco después, perdió el conocimiento y falleció, en presencia de su marido, de Saint-Lambert y de Voltaire.

Era el 10 de septiembre de 1749, hoy hace 275 años. Desde Educational Evidence queremos aprovechar la efeméride para rendir un merecido tributo a su memoria.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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