- Economía
- 29 de mayo de 2025
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La inversión en educación como motor del crecimiento económico: estudio de casos de éxito y lecciones para Cataluña

La inversión en educación como motor del crecimiento económico: estudio de casos de éxito y lecciones para Cataluña

- Introducción
La relación entre educación y crecimiento económico es bien conocida. Los países que han mejorado significativamente su nivel de vida en las últimas décadas suelen compartir un denominador común: la inversión sostenida en educación. Esto genera un entorno donde florecen la innovación, la tecnología, la productividad y el empleo.
Sin embargo, no todas las inversiones en educación generan el mismo impacto. En algunos países, como los del sudeste asiático o el norte de Europa, el sistema educativo ha sido una apuesta estratégica. En cambio, Cataluña ha abrazado una tendencia pedagógica “moderna” (es decir, improvisada), basada en competencias vagas y metodologías difusas, donde los contenidos académicos parecen haberse perdido entre tanto “ámbito” y tanto “trabajo por proyectos”. Esta tendencia, sin demasiadas evidencias científicas, parece estar menoscabando los resultados educativos, lo que a largo plazo podría comprometer la competitividad económica y el crecimiento.
Junto a lo anterior, la introducción masiva de pantallas en las aulas, en sustitución de los libros de texto, así como la reducción de los contenidos curriculares esenciales, son tendencias preocupantes en nuestro sistema educativo. Además de perjudicar la formación de capital humano, esencial para el crecimiento económico, estas nuevas metodologías educativas podrían estar diseñadas para formar ciudadanos más manipulables, con una menor capacidad crítica y menos preparados para el mundo real.
La evidencia empírica, como demostraremos en este artículo, nos dice que los países del sudeste asiático –especialmente Singapur, Corea del Sur y Japón– han sido ejemplos paradigmáticos de cómo un sistema educativo exigente y bien estructurado puede transformar el tejido productivo de una nación. Lo mismo se observa en los países nórdicos de Europa, como Noruega, Suiza, Suecia o Alemania, países con altos índices de desarrollo humano (IDH) y altos PIB per cápita. Todos estos países cuentan con unos sistemas educativos bien estructurados donde, además, la profesión docente está bien valorada y recibe unos altos salarios.
- Un resumen de las teorías que explican los factores detrás del crecimiento económico
El crecimiento económico es el aumento, en términos reales, del producto interior bruto (PIB) y de la renta per cápita de un país (PIB per cápita). Es uno de los objetivos más importantes de la política económica pues, gracias a él, se puede lograr el aumento de la calidad de vida y se logra la reducción de la pobreza. Varias teorías han explicado sus causas, entre ellas:
- La inversión y el impulso de la tecnología: Varios economistas han demostrado la fuerte relación entre crecimiento y estas dos variables. Desde Schumpeter (1942), donde se explica el crecimiento económico gracias al cambio tecnológico, impulsado por el emprendimiento y la innovación, hasta Solow (1956), Arrow (1962) o Romer (1990), se demuestra que la innovación y la tecnología, cuando están bien alimentadas por la educación y acompañada de inversiones de las empresas, hacen crecer la producción y el empleo de los países.
- La estabilidad institucional: Autores como North (1990), Barro (1997) o Acemoglu (2012) han defendido que las reglas claras, los derechos de propiedad y la justicia independiente son la base del progreso económico. Es difícil atraer inversores si ni siquiera se sabe si una sentencia judicial se cumplirá.
- El comercio internacional: Según Ricardo (1817), Samuelson (1948), Krugman (1979) y Heckscher-Ohlin (1991), el comercio permite especializarse, aprender y crecer. Pero cuidado: abrirse al mundo requiere preparación, y para eso, otra vez, hace falta educación. En conjunto, estas teorías coinciden en que el comercio bien gestionado potencia la productividad y el crecimiento de los países a largo plazo.
- El capital humano: son varios los autores y escuelas económicas que han analizado la relación directa en entre el capital humano —es decir, el nivel de educación, habilidades y conocimientos de la población— y el crecimiento económico de los países. Adam Smith (1776) ya decía en el siglo XVIII que un trabajador formado produce más que uno sin formación. Schultz (1961), Becker (1964), Lucas (1988) Romer (1990) y Sen (1999) ampliaron esta idea: invertir en la educación de las personas no solo aumenta la productividad de la empresa, sino que es rentable para el conjunto del país y para su crecimiento.
Todas estas complejas teorías económicas se resumen muy fácilmente: Educación + Estabilidad + Tecnología = Más pan para todos. Pero ojo, si falla la educación, lo demás tampoco funciona.
- La educación como pilar del desarrollo económico: el índice de desarrollo humano (IDH) y las pruebas PISA
Ya hemos mencionado en el anterior apartado que la educación es uno de los principales motores del crecimiento económico de un país. No solo proporciona conocimientos y habilidades esenciales a quien la recibe, sino que también impulsa la productividad, la innovación, la tecnología y la competitividad global del país. La historia reciente demuestra que los países con sistemas educativos sólidos han logrado altos niveles de bienestar y crecimiento económico sostenible, mientras que aquellos con sistemas educativos deficientes enfrentan desigualdades, problemas sociales y estancamiento económico. Pero no sólo hay que mirar el gasto en educación, sino también la calidad de ésta, medida en función de los conocimientos adquiridos por los alumnos y el respeto y prestigio de sus profesionales, los profesores. La importancia de unos currículos rigurosos y exigencia académica podrían estar detrás de la calidad educativa.
Una manera de medir el impacto de la educación en el desarrollo económico es a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH), un indicador elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que evalúa el bienestar de los países en función de tres dimensiones clave: la esperanza de vida al nacer de los países, el nivel educativo de sus ciudadanos (años de escolarización) y el ingreso per cápita (PIB ajustado por paridad de poder adquisitivo).
Tabla 1. Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 2022
País | IDH | Esperanza de vida | Años de escolarización esperados | PIB per cápita (PPA $) |
Noruega | 0.961 | 83.2 | 18.1 | 78,180 |
Suiza | 0.955 | 83.9 | 16.5 | 78,813 |
Suecia | 0.947 | 82.6 | 16.1 | 60,802 |
Alemania | 0.942 | 81.9 | 15.7 | 58,150 |
Singapur | 0.939 | 83.6 | 16.2 | 102,742 |
Corea del Sur | 0.925 | 83.5 | 16.4 | 54,212 |
Japón | 0.921 | 84.5 | 15.3 | 48,460 |
España | 0.905 | 83.0 | 17.9 | 42,800 |
(Fuente: Unesco, 2022)
Como se aprecia en la tabla 1, los países con mayor IDH (Suecia, Alemania, Singapur, Corea del Sur) tienen altos PIB per cápita y más años de escolarización de la población. Pero no solo hay que mirar el número de años de escolarización de la población, sino lo que realmente aprenden los alumnos. Por eso, además del IDH, los países con una cultura que valora el esfuerzo académico tienen los mejores resultados en pruebas PISA. Algunos estudios demuestran que un aumento de una desviación estándar en las puntuaciones PISA de un país puede traducirse en un aumento de entre 1 y 2 puntos porcentuales en el crecimiento anual del PIB a largo plazo (Hanushek y Woessmann, 2012) o que los países con mejores resultados en las pruebas PISA son los que, además, tienen un PIB per càpita más alto (Guzey, 2015).
Tal y como se observa en el gráfico 1, hay una correlación positiva entre los resultados de las pruebas PISA en matemáticas y el PIB per cápita. Misteriosamente, los países con mejores resultados en estas pruebas no pierden el tiempo discutiendo si las mates “traumatizan” a los adolescentes o si deben hacer exámenes “de forma lúdica y compartida”. Simplemente enseñan, exigen y evalúan. Y eso no es magia, es capital humano acumulado.
Gráfico 1. Relación entre PIB per cápita y resultados de las pruebas PISA en matemáticas.

Sin embargo, los resultados PISA han mostrado un estancamiento o retroceso en muchos países europeos, mientras que Asia sigue dominando el ranking. En España y en Cataluña estos indicadores caen en picado en los últimos años (Tabla 2). ¿Coincidencia? Tal vez. Pero todo apunta a que renunciar a los contenidos académicos está generando generaciones de alumnos menos preparados.
Tabla 2. Evolución de los resultados PISA en matemáticas (2000-2022)
País | 2000 | 2012 | 2018 | 2022 |
Singapur | 564 | 573 | 569 | 561 |
Corea del Sur | 547 | 554 | 526 | 526 |
Japón | 532 | 536 | 527 | 536 |
Alemania | 490 | 514 | 500 | 487 |
Noruega | 499 | 489 | 487 | 478 |
Suecia | 510 | 478 | 502 | 487 |
España | 476 | 484 | 481 | 470 |
Cataluña | 475 | 482 | 479 | 465 |
(Fuente: OCDE, 2023)
Los países con mejores resultados educativos en las pruebas PISA (Singapur, Corea, Japón) invierten entre el 2% y el 5% del PIB en educación (ver tabla 3), cifras de inversión similares a las de España y Catalunya. Como ya hemos mencionado, no es solo una cuestión de dinero, sino de eficiencia en el gasto. Mientras que Singapur, Corea del Sur y Japón han optimizado sus recursos educativos con programas estructurados y alta exigencia académica, en otras zonas de Occidente las tendencias han ido en la dirección opuesta, promoviendo modelos pedagógicos menos rigurosos. Catalunya, a la cabeza de estas modas pedagógicas, además invierte tan sólo un 3,69% del PIB en educación, por debajo de la media europea y de la recomendada por la OCDE.
Tabla 3 Inversión en educación como porcentaje del PIB
País / Región | % del PIB en Educación | Año |
Singapur | 2,19% | 2023 |
Corea del Sur | 4,87% | 2021 |
Japón | 3,24% | 2022 |
Alemania | 4,54% | 2022 |
Noruega | 3,97% | 2022 |
Suecia | 7,57% | 2021 |
España | 4,32% | 2022 |
Cataluña | 3,96% | 2022 |
OCDE | 4,9% | 2021 |
Fuente: Theglobaleconomy.com e Idescat.cat
Lo que parece claro es que el problema educativo no es solo el dinero, sino que es un problema de rumbo. En Cataluña, por ejemplo, se han reducido horas de matemáticas para dar más espacio a “competencias emocionales”, y los libros de texto han sido sustituidos por pantallas brillantes que, eso sí, quedan muy bonitas en las fotos de Twitter de los consellers. En lugar de “situaciones de aprendizaje”, tal vez necesitamos “situaciones de realidad”: saber dividir, escribir con coherencia o explicar la ley de la gravedad sin confundirla con una opinión.
- Algunos casos de éxito: Singapur, Corea y Japón
Singapur, Corea del Sur y Japón han logrado sistemas educativos altamente eficaces, caracterizados por un enfoque estructurado, exigencia académica, currículums detallados y una inversión estatal no despreciable.
Desde su independencia de Reino Unido en 1965, Singapur ha priorizado la educación como motor de desarrollo. Aunque su inversión pública en educación es tan sólo del 2,19% del PIB, inferior a la media de la OCDE (4,9%), ha alcanzado resultados sobresalientes en las pruebas PISA del año 2022: 561 puntos en matemáticas, 543 en lectura y 561 en ciencias, liderando en las tres áreas. Este éxito, en parte, se atribuye al «método Singapur», que enfatiza la comprensión profunda de las matemáticas mediante el enfoque Concreto-Pictórico-Abstracto (CPA).
Otro caso para destacar es el de Corea del Sur que, tras la guerra en los años 50, apostó por la educación como clave para su desarrollo. En 2021, destinó el 4,87% de su PIB a la educación, igualando el promedio de la OCDE. El sistema combina una educación pública exigente con academias privadas («hagwon») que refuerzan el aprendizaje. La cultura del esfuerzo y la alta competitividad han llevado al país a ocupar posiciones destacadas en las pruebas PISA, con 526 puntos en matemáticas, 515 en lectura y 528 en ciencias.
Japón, otro de los países más desarrollados del mundo, mantiene una cultura educativa centrada en la excelencia, la disciplina y el conocimiento estructurado. En 2022, su gasto público en educación fue del 3,24% del PIB. El sistema enfatiza la memorización y la adquisición de conocimientos sólidos en matemáticas y ciencias. En las pruebas PISA de ese mismo año, Japón obtuvo 536 puntos en matemáticas, 516 en lectura y 547 en ciencias.
Mientras que los sistemas asiáticos priorizan la educación como política de Estado con objetivos claros, en algunos contextos europeos se percibe una tendencia hacia enfoques pedagógicos más experimentales.
- Inversión educativa en Cataluña: pantallas y currículo poco estructurado
Cataluña destina aproximadamente el 3,96% de su PIB a educación, una cifra inferior a la media de la OCDE (4,9%). Sin embargo, el problema no radica únicamente en la cantidad de dinero invertida en educación, sino en la orientación del gasto. Se han reducido horas en asignaturas clave como matemáticas y lengua, mientras se implementan metodologías que priorizan la experiencia sobre el conocimiento, fragmentando el currículo en ámbitos y disminuyendo la carga académica.
Los resultados del informe PISA 2022 reflejan un descenso significativo en el rendimiento de los estudiantes catalanes: 469 puntos en matemáticas, 462 en lectura y 477 en ciencias, situándose por debajo de la media española y de la OCDE. En la última década, Cataluña ha perdido 24 puntos en matemáticas, 38 en comprensión lectora y 15 en ciencias, evidenciando una tendencia preocupante.
Además, la creciente sustitución de libros de texto por dispositivos electrónicos en las aulas ha generado inquietud, ya que diversos estudios (Delgado, 2018) indican que la lectura en papel mejora la comprensión y retención de información. La falta de un currículo claro y estructurado contribuye a que contenidos esenciales no se impartan adecuadamente, dependiendo en exceso de la interpretación individual de cada docente.
En contraste, países asiáticos como Singapur, Corea del Sur y Japón han demostrado que una educación exigente, bien estructurada y basada en el esfuerzo es fundamental para el desarrollo económico. Cataluña, si no revierte esta tendencia, podría comprometer su competitividad y crecimiento a largo plazo. Es imperativo reorientar el modelo educativo hacia uno que valore el conocimiento, la excelencia y el sentido común, garantizando así una sociedad más formada y competitiva.
Conclusión: ¿y si estamos equivocando el camino?
Los países que más crecen no improvisan sus sistemas educativos. Tienen currículos claros, formación docente excelente y una cultura del esfuerzo. Cataluña, en cambio, ha optado por modelos pedagógicos que reducen los contenidos, diluyen la exigencia y empoderan el caos.
Si educar es formar para el futuro, tal vez estamos fabricando una generación especialista en hacer líneas de tiempo y cohesionar grupos, pero incapaz de leer un contrato hipotecario o comprender una nómina.
La educación no es un juego de laboratorio: es la base de nuestra competitividad económica y de la libertad personal. Cataluña necesita una reforma educativa que recupere el conocimiento, la exigencia y el sentido común. Porque sin capital humano de calidad, el crecimiento económico será solo un sueño… y bastante caro.
Referencias bibliográficas
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Fuente: educational EVIDENCE
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