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  • 7 de octubre de 2025
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Estrella Cortichs Viñals, una maestra de la República en el exilio

Estrella Cortichs Viñals, una maestra de la República en el exilio

Estrella Cortichs fue una fiel seguidora de los principios del pedagogo krausista Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza.

 

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Soledad Bengoechea

 

Estrella Cortichs Vinyals (Gironella, 14 de abril de 1902, Barcelona, 1985) fue una maestra notable durante la época de la Segunda República. Miembro de la Institución Libre de Enseñanza, después de la Guerra civil española se exilió en México y se dedicó a la docencia hasta su regreso a España en 1973.

Hija del ideario docente de la República, luchó por cambiar las cosas en su trabajo como maestra, primero en España; después en México. Significada ejemplo de maestra comprometida e innovadora de la época republicana en España, y de profesional de la educación exiliada, ha permanecido sin embargo casi en el anonimato.

Parece que lo presintiera: nació un radiante 14 de abril de 1902 en Gironella, localidad situada al norte de la provincia de Barcelona. Su padre, Esteban Cortichs Costa, republicano liberal y alcalde de Gironella, entre sus obras destaca el haber construido el primer grupo escolar público de la localidad. Su madre, Francesca Vinyals Riera, era ama de casa.

Cortichs tenía tres años cuando sus padres se separaron. Ingresó entonces interna en una institución religiosa. Allí tuvo una infancia solitaria, a pesar de que siempre dijo guardar un buen recuerdo de esa etapa porque con las monjas aprendió a leer, escribir y contar. Su padre tenía interés en que sus dos hijos estudiaran y Estrella contaba solo trece años cuando se trasladó a Barcelona e ingresó en las Escuelas Salesianas. Allí permaneció un año, para después ingresar en la Escuela Normal de la capital catalana. Transcurridos los cuatro años de formación, obtuvo el título con Premio Extraordinario.

Posteriormente, se presentó a las oposiciones nacionales para el cuerpo de maestros, ganando el segundo puesto de su promoción. Empezó a ejercer de maestra nacional en Pineda de Mar, una población a unos cincuenta kilómetros de Barcelona, desde donde luego se trasladó a la escuela de Montmajor, cerca de su pueblo natal.

Entre 1924 y 1928, inspirada por la vocación de maestra, se graduó en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid. Se instaló en la Residencia de Señoritas, vinculada a la Institución Libre de Enseñanza, a la que ella después perteneció. Allí se codeó con intelectuales de la talla de Ortega y Gasset, Gabriela Mistral y Berta Singerman, entre otros intelectuales de la época.

El padre de Cortichs murió mientras ella estaba en Madrid. Al tener que prescindir de su ayuda económica, tuvo que dar clases nocturnas para poder complementar la beca que recibía. En esa época enfermó de tuberculosis, una enfermedad muy común en la época, y decidió volver a Barcelona para curarse, momento en que se proclamó la Segunda República.

Dada de alta, volvió a Madrid y empezó a ejercer en el Colegio Menéndez y Pelayo, para pasar después a una escuela más pequeña llamada Lope de Rueda, de la que fue directora. En aquel entorno propicio, empezó a poner en práctica las nuevas ideas pedagógicas que el ambiente republicano estimulaba, incluyendo visitas al Museo del Prado, lecturas de poesía, excursiones al campo… Pero, sobre todo, llevó a la praxis el concepto de disciplina desarrollado por el pedagogo krausista Fernando Giner de los Ríos, que tanto incomodaba al magisterio tradicional, según el cual los alumnos debían aprender por convicción y no por imposición: había que modelar su consciencia para que hicieran lo que debían y no lo que se les ordenara.

El inicio de la Guerra Civil le sorprendió visitando a unas amigas en Bilbao, por lo que tuvo que volver a Madrid desde Francia. Al llegar a la capital, las autoridades republicanas le propusieron crear una Universidad Popular, que no pudo materializar por las circunstancias bélicas. Finalmente, se trasladó a Barcelona para dirigir la Organización de Ayuda Infantil de la Retaguardia, entidad de carácter humanitario creada por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de la Unión General de Trabajadores (UGT) y el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) para atender a los niños huérfanos o desplazados de las zonas de guerra. En aquella época se casó con Ricardo Mora Almagro, un radiofonista de militancia socialista. Más tarde, ya por septiembre de 1938, desempeñó la función de secretaria de la Dirección General de Evacuación y Refugiados del Ministerio de Trabajo y Asistencia Social.

Una vez acabada la guerra, en febrero de 1939 se exilió en Francia junto con un grupo de niños, pasando por Toulouse (Haute Garonne), Narbonne (Aude) y París (Seine). Durante esa época, se dedicó a buscar niños españoles por los pueblos de esas zonas para ponerlos en contacto con sus padres, internados en campos de concentración por todo el territorio francés. En diciembre de 1939, junto con su marido, embarcó en Burdeos rumbo a la República Dominicana. Allí ejerció en una escuela hasta que se mudó a Cuba y, posteriormente, a México, donde llegó en octubre de 1940.

En esa época, un gran número de republicanos estaban arribando a aquel país, que les ofrecía una buena acogida. Una de las primeras necesidades que los exiliados tuvieron que afrontar fue la educación de sus hijos, ya que a tierras mexicanas viajaron muchos niños y niñas en edad escolar. Para ello se fundaron los «colegios del exilio», que además ofrecieron a numerosos maestros y profesores españoles también exiliados la posibilidad de ganarse la vida. Estos centros tuvieron como referencia el modelo educativo de la II República que, fuertemente influido por los principios de la Institución Libre de Enseñanza y el movimiento de la Escuela Nueva, había logrado integrar las tendencias más avanzadas y progresistas de su época. De esos centros, el primero colegio donde Cortichs trabajó fue precisamente el Instituto Luis Vives, fundado en agosto de 1939, que estaba impulsado por algunos de aquellos exiliados. Tampoco le resultó tan fácil, ya que se vio obligada a revalidar su título de maestra, por lo que tuvo que acudir dos años a la universidad. En el Vives formó parte del equipo de Primaria, la especialidad que había adquirido en España.

Sus inquietudes sociales la llevaron también a participar en la organización del Subcomité de Higiene y Lucha contra el Alcoholismo y en la Campaña de Alfabetización, ambas iniciativas patrocinadas por el gobierno mexicano. Allí entró en contacto con antiguos discípulos de la Institución Libre de Enseñanza que estaban creando diversas instituciones educativas, a través del Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles y la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles.

Las dificultades económicas que sufrió el Instituto Vives durante la década de los cincuenta le obligaron a dejar su antiguo trabajo. Pasó entonces al Colegio Madrid, que aunque compartía los principios institucionistas del Vives, separaba a niños y niñas y exigía al alumnado ir uniformado. Allí se jubiló en 1967. En esa última época de su trayectoria profesional, no abandonó su compromiso social, siendo una de las impulsoras de la asociación de mujeres Mariana Pineda, que reunía a muchas de las exiliadas españolas. En 1973, decidió regresar a España y se instaló definitivamente en Barcelona, desde donde iba a menudo a Gironella, localidad en la que estaba enterrado su padre.  Estrella Cortichs murió en Barcelona el seis de diciembre de 1985. Contaba 83 años de edad.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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