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- 20 de noviembre de 2024
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El fascinante “acorde Stefi” en la música de Bartók
El fascinante “acorde Stefi” en la música de Bartók
Stefi Geyer (1888-1956) fue una talentosa violinista húngara en quien Béla Bartók reparó cuando ella cursaba estudios de violín en la Academia de Música de Budapest, donde él ejercía de profesor desde 1907.
Fue entonces cuando hubo un acercamiento entre la joven violinista de diecinueve años y el compositor de veintiséis, que iniciaron durante el verano de 1907 una intensa relación epistolar a la par que Bartók concebía un concierto para violín y orquesta inspirado en tan cautivadora muchacha. En septiembre de ese año, le confesaba la existencia de un motivo recurrente, “tu Leitmotiv”, un acorde mayor, desplegado en sentido ascendente, coronado por un intervalo disonante, la séptima mayor, en una evidente superposición de dos quintas justas, desde una visión acústica de la armonía, que estudiosos como Lendvai han descrito como la “firma” de Bartók.
Sin embargo, tras semejante revelación, Bartók sermoneaba a su enamorada sobre la decadencia de las clases medias y manifestaba su ateísmo con crudeza ante una interlocutora profundamente arraigada en el catolicismo, junto a diversos reproches sobre su pereza ante unas lecturas impuestas por él, con que pretendía pulir la formación de la joven. El compositor terminaba el concierto de Stefi en febrero de 1908 a sabiendas del rechazo de ella y el progresivo enfriamiento de una relación que terminaría con el fin de los estudios de Geyer en Budapest y su posterior establecimiento en Viena, donde habría de casarse con un abogado.
No obstante, el Leitmotiv de Stefi permaneció como una huella indeleble en la música posterior de Bartók.
En sus primeras obras folclóricas publicadas, la colección de Bagatelas Op. 6 (1908), Stefi aparecía como cierre del ambicioso volumen…, a pesar de la precipitada boda del compositor con Márta Ziegler, otra de sus alumnas, ese mismo año.
Más tarde, la orquesta de los Deux portraits op. 5 [Dos retratos (de Stefi) (1907-1911)], siempre gobernada por un violín solista, reflejaba cara y cruz de la musa del compositor, una imagen idealizada en la primera parte frente a otra distorsionada en la segunda (¿tal vez, como la amada de Berlioz en el final de la Symphonie fantastique (1830)?)…
…hasta su aparición en la monumental ópera El castillo de Barbazul (1911), donde el Leitmotive de Stefi representaba a la sensual Judith con una sofisticada combinación de arpa y clarinete, gobernada de nuevo por el característico intervalo de séptima mayor.
Entre tanto, la ópera de Bartók no se estrenó hasta el fin de la guerra, en 1918, mientras que el marido vienés de Stefi murió de la gripe mal llamada española en 1919 aunque, al año siguiente, volvería a casarse con un músico radicado en Zúrich. Pero todo indica que, con el tiempo, ambos volvieron a tener un contacto amistoso, dado que la violinista ayudaría a Bartók a establecerse en EE.UU., donde ella había hecho numerosas giras en el período de entreguerras.
Stefi Geyer guardó la partitura del concierto de Bartók hasta el final de su vida y, sólo tras la muerte de ambos (la de Bartók, en Nueva York, en 1945, y la de Geyer, en Zúrich, en 1955), la obra pudo ser interpretada por primera vez en 1958, en Suiza, de manos del mecenas Paul Sacher, gran amigo de la violinista, y el solista Hansheinz Schneeberger, mientras que Isaac Stern lo estrenaría en Carnegie Hall en 1961.
Bartók había escrito el concierto en dos movimientos, frente al habitual esquema tripartito, como un retrato íntimo de Stefi y, en contraste, otro más desenfadado, sobre el material de Deux portraits.
Fuente: educational EVIDENCE
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