Entrevista a Carlos Roberto Gómez, poeta, catedrático, editor y promotor cultural

Carlos Roberto Gómez: “La Universidad de Puerto Rico (con sus once recintos) continúa amenazada”

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Andreu Navarra

En la isla de Puerto Rico todo el mundo sabe quién es Carlos Roberto Gómez, porque es hiperactivo. Parece que, en lugar de envejecer, este hombre rejuvenezca y quiera dar cada vez más guerra. Catedrático de la Universidad de Puerto Rico en Humacao, autor de un enorme caudal de poesía, que incluye 6 premios nacionales en ese género, (últimos títulos: La espina que florece, 2023; Inventario (2022); Un largo suspiro (2021), se dedica fundamentalmente a mimar su proyecto editorial (Isla Negra, www.islanegra.com), ayudar a escritores jóvenes, a garantizar la continuidad de revistas académicas (Cuadrivium, Exégesis) y concibe la gestión cultural como una especie de derramamiento nómada.

Estimado Carlos Roberto: 32 años de Isla Negra… ¿Cómo lo ves? ¿Cómo te ves? ¿Dispuesto a llegar al medio siglo?

Inicio agradeciendo esta invitación tan generosa y genuina.

Este próximo año planeo jubilarme de la Universidad y esta nueva etapa me ha llevado a pensar y repensar Isla Negra Editores… Creo que hemos dejado un modelo, sobre todo en el Caribe y desde el Caribe. Estos más de ochocientos títulos, nunca he querido saber la cantidad exacta porque 800 son muchos y 800 son pocos, han dejado una huella sobre mí. Dependiendo del día, me veo listo para proseguir o para pasar el batón. 

Recomiéndanos autoras y autores puertorriqueños jóvenes…

Como editor me tomaré el privilegio de no nombrar a nadie en específico, pero sí asegurarte que es un gran momento para la poesía puertorriqueña porque la producción de las editoriales independientes y alternativas ha respaldado a los más jóvenes. En el caso de Isla Negra hemos inaugurado una serie, en la colección de ensayo ‘Visiones y cegueras’, llamada «Hermanas López Baralt» como homenaje a labor investigativa y modélica de las afamadas académicas Luce y Mercedes López Baralt. En esta serie se publican las tesis de maestrías de los investigadores más jóvenes.

¿Cómo está la producción historiográfica puertorriqueña? ¿Hay relevo?

Muy viva y productiva. Causalmente, no hace mucho hemos publicado un libro titulado: Interioridades, Entrevistas a doce historiadores puertorriqueños que reúne mucho de ese relevo (de historiadores e historiadoras) a que te refieres. Los autores, Luis A. López Rojas y José R. Calderón Rivera son dos destacados miembros de esa nueva escuela historiográfica.

“Isla Negra no ha detenido su labor, aún en tiempos de huracanes, pandemias y juntas de control fiscal”

¿Qué estás publicando ahora? ¿Qué se cuece en Puerto Rico?

Isla Negra no ha detenido su labor, aún en tiempos de huracanes, pandemias y juntas de control fiscal. En estos momentos, trabajamos en el ciclo de verano y ahí hay libros de crítica literaria, historiografía deportiva, cuentos, novela, poesía y más.

¿Cómo está el país en general? La última vez que hablamos casi todo estaba en ruinas y había una revolución cívica en curso… ¿Se han superado esas dificultades?

El país, golpeado por el huracán María, por los terremotos en el sur de la isla y por las medidas que ha impuesto una junta de control fiscal asignada por el gobierno federal de USA, se mantiene de pie pero la recuperación ha sido muy lenta porque, entre otras cosas, la corrupción de los administradores (políticos) ha creado una burocracia que como esperado entorpece el avance.

¿Han desaparecido los nubarrones que planeaban sobre la UPR? ¿Seguís llamando “Yupi” a vuestra institución?

La Universidad de Puerto Rico (con sus once recintos) continúa amenazada. Al ser la Universidad del estado (la más económicamente accesible y la de más prestigio) por las oscilaciones políticas, por los ajustes de presupuestos de la Junta de Control (es la dependencia gubernamental que más recortes ha sufrido) y por la baja demográfica (resultado de migraciones de muchos puertorriqueños a USA luego del huracán, terremotos y junta). Así, hoy se habla del cierre de recintos, falta de plazas permanentes para el profesorado y aumentos de costos de matrícula. “Yupi” es la expresión de cariño con se nombra a las dos primeras letras de la Universidad (de) Puerto Rico.

Naciste en República Dominicana en 1959… Yo sé que mantienes fuertes raíces con la isla vecina, sobre todo culturales… Cuéntanos sobre ello.

Nací en República Dominicana de madre dominicana y padre guatemalteco. Desde los cinco años vivo en Puerto Rico. Esto lo suelo resumir en mi biografía literaria así: Nació en República Dominicana y renació en Puerto Rico. Mi dominicanidad se fundamenta en los años (desde mis 6 a mis 16 años) que pasaba mis vacaciones de verano en la casa de mis abuelos maternos, específicamente en un pueblo llamado El Seibo. Luego, el proyecto de Isla Negra se cimento en esos vínculos afectivos para desarrollar un puente cultural entre ambas islas que, entre otras cosas, nos lleva a ser la única editorial caribeña en estar presente en todas las 24 ediciones de la Feria Internacional del Libro de República Dominicana, además de la publicación y promoción de importantes escritores dominicanos.

“Hay una identidad fundamentada en los sueños, las luchas y los proyectos de Martí, Luperón y Betances, entre otros imprescindibles patriotas del Caribe antillano”

¿Existe una identidad antillana?

Sí, hay una identidad fundamentada en los sueños, las luchas y los proyectos de Martí, Luperón y Betances, entre otros imprescindibles patriotas del Caribe antillano. Isla Negra Editores es un humilde intento de acercar a estas islas que estando tan cerca continúan tan lejos. Nuestros proyectos de antologías Los nuevos caníbales, quizás, son el mejor ejemplo de nuestro esfuerzo para que este sueño no sea solo un sueño.

¿Siguen bellos Mayagüez y Aguadilla?

Esas dos ciudades del oeste de la Isla, que tan paradigmáticas fueron para ti y para las investigaciones que permitieron tus dos viajes a Puerto Rico, siguen vivas, pujantes y culturalmente pertinentes. 

¿Sigues siendo tan nerudiano?

Aunque el nombre de Isla Negra es un homenaje a una de las tres casas de Pablo Neruda en Chile, mi devoción inicial a este enorme poeta (motivado por ser Residencia en la tierra el primer libro de poesía que leí en mi camino hacia ese misterio) se ha convertido en una devoción hacia la poesía como oficio. Así, después de Neruda llegaron otras voces para conmoverme: voces de América como Huidobro, Paz, Vallejo, Mir, de Burgos; voces del Japón con el haikú, voces de Francia con los simbolistas, voces de España con el 98 y el 27. Más recientemente he encontrado otros maestros como José Valente de España y Blanca Valera de Perú. 

“Un flamboyán es un árbol que vive perpetuamente incendiado de flores que secuestran el rojo de la sangre y el amarillo del sol”

¿Cuáles son tus proyectos ahora mismo?

En términos de poesía, trabajo en tres libros: Diario de un camino (breves prosas poéticas sobre la poesía), Exilio (poesía) y Cinema Paradiso y otros boletos de ida (poesía). En materia académica, he aceptado una invitación a ser parte del Comité Ejecutivo de la Cátedra UNESCO en Educación Superior en el Recinto de Río Piedras de la UPR, proyecto que me hará dejar mis labores de docentes en el Recinto de Humacao aunque manteniendo la dirección de las revistas Exégesis y Cuadrivium.

Explícanos, para terminar, qué es un flamboyán.

Un flamboyán es un árbol que vive perpetuamente incendiado de flores que secuestran el rojo de la sangre y el amarillo del sol. Sus raíces de lo amarran a la tierra como a un increíble navío. Su sombra es tan amplia como las alas de las águilas de los mitos. Mirarlo por primera vez es llevarse para siempre el Caribe.

Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons