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  • 18 de octubre de 2024
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Antoni Hernández: “Un buen docente está por encima de las leyes educativas”

Antoni Hernández: “Un buen docente está por encima de las leyes educativas”

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Antoni Hernández Fernández, físico, lingüista y y doctor en ciencia cognitiva y lenguaje

Antoni Hernández: “Un buen docente está por encima de las leyes educativas”

Antoni Hernández. / Foto: cortesía del autor. 

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David Rabadà

 

Antoni Hernández es físico, lingüista y doctor en ciencia cognitiva por la Universidad de Barcelona. Ha sido durante 27 años docente de secundaria y actualmente es profesor agregado en la Universidad Politécnica de Cataluña siendo subdirector del Instituto de Ciencias de la Educación que forma al profesorado de tecnología y FP. Pero la docencia no ha sido el único camino por el que transita este inquieto hombre de ciencias; de hecho, y en la UPC, investiga la aplicación de modelos matemáticos y físicos en el estudio de la comunicación y el aprendizaje. Dicho de otro modo, Toni tiene intereses entre las Humanidades, la Ciencia y la Tecnología, con especial énfasis en la educación y la divulgación.

Señal de todo lo anterior son los más de cuarenta libros publicados, en calidad de coautor, como la biografía de “Enrico Fermi” (RBA, 2013), u otros de los que ha sido coautor como “Lingüística Cuantitativa” (Ediciones El País, 2019), o “La educación cancelada” (Sloper, 2022). También cabe añadir que es miembro de la junta de la Sociedad Catalana de Tecnología (SCT), donde edita la Revista de Tecnología, y forma parte del comité de ética de la UPC desde su fundación. En la SCT tradujo al catalán y editó “Filosofía de la Tecnología” (UPC-IEC, 2019), obra conmemorativa del centenario del físico y filósofo Mario Bunge, y más recientemente ha editado «Inteligencia artificial y tecnoética» (Diálogos UPC Arts, 2022), y «Creatividad computacional» (Diálogos UPC Arts, 2023). Pionero en la introducción de herramientas de Inteligencia Artificial generativa en clase, colabora sobre el tema desde 2022 en las escuelas de verano AIHUB-CSIC y ha comisariado la exposición de la Fundación La Caixa «La Nube AI » (2022-23).

 

¿Qué le empujó a conseguir su carrera profesional vigente?

La inquietud por aprender que me transmitieron mis padres, y el apoyo imprescindible de los profesores que tuve en mi recorrido.

¿De qué personas entendió mejor la realidad social en la que vivimos? ¿Por qué?

Uy, de muchas. Pero sobre todo en casa y en la calle. Mi madre era una mujer muy inteligente y creativa que no pudo estudiar todo lo que quiso por el machismo de su época. Sí se formó como costurera y patronista, un oficio que compaginaba con las labores del hogar. Soy el mayor de cuatro hermanos, y cuando yo era pequeño mi madre también estaba al cargo de dos bisabuelos. Fue una luchadora que tuvo claro que los estudios eran fundamentales para nuestro futuro.

¿Y su padre?

Mi padre trabajaba mucho, como camionero y repartidor de cerveza, y de pequeños, tanto mi hermano como yo ya íbamos a ayudar, sobre todo en verano, a repartir por los bares, por lo que la calle y el contacto directo con la gente te hacía entender dónde vivías y lo que había. Mi padre, nacido en Baza (Granada), decía «pesan más las cajas que los libros».

Frase con gran contenido y mensaje de fondo. ¿Quizás tenga relación con los detalles de los últimos proyectos profesionales?

Sí, ahora mismo tengo varios proyectos, pero uno de ellos es de investigación, lo acabamos de presentar en una convocatoria europea sobre la inteligencia artificial (IA).

¿Y qué intenta ofrecer este nuevo proyecto sobre la IA?

Pues intenta arrojar algo de luz al porqué responde como lo hace esta tecnología en casos reales de educación.

¿De dónde obtienen los datos para trabajar educación y IA conjuntamente?

La Universidad Politécnica de Cataluña, y su Instituto de Ciencias de la Educación e IthinkUPC, aportamos los casos de estudio de aplicación de la IA a la educación.

“Necesitamos prudencia y hacer mucha investigación sobre esta tecnología [IA], así como tener en consideración aspectos éticos, antes de aplicarla alegremente”

Muchos hablan con miedo a la IA. ¿Qué piensa?

Necesitamos prudencia y hacer mucha investigación sobre esta tecnología, así como tener en consideración aspectos éticos, antes de aplicarla alegremente. En paralelo, también estamos planificando un programa formativo amplio sobre IA en la docencia universitaria.

¿Qué relaciones positivas cree que existieron entre su crecimiento profesional y personal con la formación recibida en la escuela?

Eh, de nuevo esto es muy complicado. Todas las etapas son cruciales. Pero destacaría el gozo por la lectura y la ciencia. Mi bisabuela María aprendió a leer de muy mayor, y aplicando lo de «que no te ocurra como a mí» con un alfabeto ilustrado me enseñó las letras y los números cuando era muy pequeño.

Le debe mucho entonces

Cierto. Mientras todo el mundo estaba muy ocupado, ella me dedicó ese tiempo preciado a eso que decimos estimulación temprana. Luego con mi madre tuve la suerte de empezar a leer muy pronto, y mi padre siempre estaba haciéndonos preguntas, de temas que iban del fútbol a palabras del bastetán, lo que te hacía ejercitar la memoria. Ellos no se cortaban y, haciendo esfuerzos, nos compraron varias enciclopedias, entre ellas una ciencia de la que me enamoré. No entendía nada, pero quería comprender…

¿Sólo con este impulso familiar tuvo lo suficiente para lograr la tarea vigente?

Ni mucho menos. Posteriormente hubo muchos profesores importantes y tuve la suerte de estudiar en un muy buen instituto público de Barcelona, ​​L’Alzina, donde destacaría la influencia positiva del profesor de física, Carlos Castell, el de matemáticas, Jesús García («Bacterio»), Ignacio Yebra en lengua, o Robert Canal en biología. Ellos me ayudaron especialmente.

A la izquierda, Toni Hernández. / Foto: selfie David Rabadà

Al respecto del actual sistema educativo, ¿le habría hecho mejorar o empeorar su proyección profesional?

Tu quoque, filii mei? [ «¿Tú también, hijo mío?»] Me extraña que tú me preguntes esto David (risa). Es ciencia ficción lo que me preguntas, pero confío y creo en el gran poder de los docentes: con los mismos docentes que tuve en la antigua EGB, BUP y COU, ahora me habría formado igualmente bien. Un buen docente está por encima de las leyes educativas, afortunadamente. Habrían sabido cómo hacerlo, cómo ayudarme, a pesar de todo.

¿Cree entonces que la legislación educativa influye, pues?

¡Por supuesto! Seguramente ahora esos mismos docentes sufrirían una mayor burocracia, lo que les dejaría menos tiempo para preparar las clases. Resulta obvia la desorientación de los legisladores estableciendo currículums que han marginado el conocimiento y los tempos del aprendizaje. Lo mismo decir de los planes de estudio locos que, en algunos centros, por ejemplo, hacen incompatible estudiar en bachillerato física y biología. Sorprendentemente, se encontrarían con problemas que deberían estar superados, como las ratios excesivas. Mi hijo en segundo de bachillerato, se ha encontrado en las materias comunes con clases donde son más de 35 alumnos en su centro público.

“Sobre todo hay que bajar las ratios en las que es evidente el exceso de estudiantes, y eliminar muchas horas perdidas en materias inventadas”

Viendo su camino profesional, ¿cómo cree que debería mejorarse el actual sistema de enseñanza?

Sobre todo hay que bajar las ratios en las que es evidente el exceso de estudiantes, y eliminar muchas horas perdidas en materias inventadas, siguiendo la moda, y establecer una formación estable y sólida en humanidades, ciencias y tecnología, ya desde la primaria.

¿Podría concretar algunas propuestas?

Cómo no. Primero, reducir la dispersión de materias con una agrupación coherente de contenidos, incluyendo la tecnología desde la primaria, con asignaturas troncales más sólidas que ofrezcan una base cultural que priorice la calidad sobre la cantidad de materias. Segundo, reforzar el contenido y la estructura académica apostando por un currículo que combine teoría y práctica, pero que permita profundizar en los conocimientos de materias troncales en lugar de intentar cubrir un gran número de temas superficialmente, con más horas en asignaturas fundamentales. Tercero, potenciar la estabilidad en el sistema educativo donde se necesitan menos cambios de currículum y llegar a un pacto político que asegure una estructura educativa que se mantenga durante más tiempo y no maree a los docentes con continuos cambios. Cuarto, mejorar la orientación profesional de los estudiantes donde debería recuperarse el enfoque del COU, con un único curso de preparación para el acceso a la universidad. Quinto, invertir en mejorar la oferta educativa pública y la formación del profesorado con una oferta pública mayor en ciclos formativos y carreras de alta demanda social, donde ahora las notas de corte están disparadas. También mejorar la formación inicial del profesorado en las facultades de educación y en los másteres de profesorado, así como la formación continuada, en metodologías educativas efectivas y adaptadas al siglo XXI, y con materiales de calidad. Y sexto, recuperar valores de respeto, disciplina y hábitos de estudio en los centros y en la profesión favoreciendo un ambiente de trabajo óptimo para el aprendizaje, con espacios adecuados y no masificados.

“Mi deseo, coincidiendo con Bunge, es ayudar a que todo el mundo tenga las palabras y el conocimiento que le prepare como persona en su vida”

Pero las ideologías suelen ser una parte de nuestra persona, y bajo una perspectiva utópica, ¿cuál sería su deseo para el entorno personal o nacional en el que vive?

Decía Mario Bunge que “No hay sociedad sin política, ni política sin ideología. Y no es que las luchas políticas o sociales se ganen con palabras, pero sin ellas no pueden entregarse». Mi deseo, coincidiendo con Bunge, es ayudar a que todo el mundo tenga las palabras y el conocimiento que le prepare como persona en su vida, desde lo íntimo (a expresarse bien con su pareja, familia, amigos). .) en la esfera pública (estudios, trabajo…) para así, o bien poder participar realmente, con libertad y capacidad crítica, en la sociedad o en la política, o bien dar las herramientas para poder soportar todo ello.

Y por último, ¿qué espera de su vida personal?

Continuar disfrutando de los pequeños placeres de la vida, con salud.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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