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  • 20 de septiembre de 2024
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Andreu Navarra: “La escuela es una comunidad, no un mercado”

Andreu Navarra: “La escuela es una comunidad, no un mercado”

CARA A CARA CON

Andreu Navarra Ordoño, escritor y profesor de Historia

Andreu Navarra: “La escuela es una comunidad, no un mercado”

A la derecha, Andreu Navarra. / Foto: selfie David Rabadà (izda).

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David Rabadà

 

Conocí a Andreu Navarra en 2020 y todo fue muy rápido. Este joven escritor e historiador catalán nacido en Barcelona en 1981, parece un hombre del Renacimiento. El volumen de conocimientos que puedes escuchar de él denota una intensa carrera cultural. Licenciado en Filología Hispánica, obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura y gozó de una Beca Predoctoral de Formación al Investigador de la Generalitat de Cataluña con la que se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Luego ya no ha parado de publicar.

Podemos citar por ejemplo los ensayos La región sospechosa, Aliadófilos y germanófilos en la cultura española, El Regeneracionismo, El Ateísmo. La aventura de pensar libremente en España, El espejo blanco. Viajeros españoles en la URSS, La Revolución Imposible. Vida y muerte de Andreu Nin o El Comunismo en España entre otros muchos. También es autor de las novelas Hojas y Una especie de aventura. Ante todo este volumen de libros, que pasan de la veintena, cabe añadir su visión crítica y contrastada del sistema educativo vigente con libros como Prohibido Aprender.

Pero lejos de su carrera profesional, y cuando se le conoce personalmente, su conversación se convierte en sincera, rica y humana, una conversación que ha iniciado multitud de proyectos que todavía nos hacen de nexo. En 2020 le invitamos como ponente a las IX Jornadas de Secundaria. En breve, y durante una comida, se nos ocurrió coordinar un libro a varias manos denunciando el mal estado del sistema educativo nacional. Y dicho y hecho, el libro salió en 2022 con la colaboración de dieciséis expertos educativos de todo el país. Su título lo decía todo, La Educación Cancelada. Pero Andreu nunca está quieto y ahora nos ha sorprendido con un nuevo libro muy crítico sobre el empeoramiento de la enseñanza. El título vuelve a ser revelador, Volver a Aprender. Es necesario por tanto entrevistar a este culo de mal asiento que no para de poner en marcha grandes proyectos desde esta mente prodigiosa.

 

¿Qué te empuja a escribir tantos libros?

Me empujan los mismos libros. Es mi forma de vivir. Si un día no escribo me subo por las paredes. Soy grafómano. Es lo que hay.

Tu último libro, Volver a Aprender, se convierte en una nueva crítica al sistema educativo vigente. ¿Me podrías explicar el significado de su título?

El libro surgió de la necesidad de abandonar o superar los diagnósticos, que tenemos muchos y buenos, y empezar a proponer cosas, avanzar, pasar pantalla. ¿Qué cosas? Alternativas de izquierdas que rompan con la pesadilla pedagogista, que añade napalm al fuego del colapso educativo.

¿Cómo por ejemplo?

Por ejemplo, desdigitalizar la primaria, volver a enseñar literaturas, extender un modelo clásico y humanista a la escuela pública. Me he fijado mucho en la filosofía neoilustrada de Markus Gabriel. Pienso que vivimos atrapados entre opciones extremistas, por un lado el collonismo racista y machista, por otro la pseudoizquierda antiilustrada que en materia de educación va perdidísima y le hace el trabajo sucio al capitalismo nihilista.

“Desertar de la educación es la forma más rápida de degradar una democracia”

¿Cómo se entiende, y en temas educativos, que la izquierda haga el trabajo sucio a la derecha?

Pues que las izquierdas sensatas europeas están hablando continuamente de «siliconización» de la escuela y aquí seguimos con propuestas muy sectarias de origen californiano que conllevan una privatización acelerada y aceleracionista, como si la revolución digital fuera un movimiento salvífico. Pero el progreso de una oligarquía no es el progreso de una sociedad y mucho menos un progreso ético. Ésta me parece que es la confusión más extendida hoy. En realidad, la siliconización es un monopolio que nos conduce a posturas poshumanas y semitotalitarias. Así lo están escribiendo Berardi y Sadin, y antes lo había afirmado Mark Fisher. No podemos seguir babeando y dejándonos despojar.

Dices en tu libro que la “falsa pedagogía” nos vende una utopía. ¿Qué ha sucedido con la pedagogía seria, la racional, la que funcionaba?

Ha quedado marginada y no tiene acceso a los medios ni visibilidad en buscadores y redes. Cualquier disidente que proponga poner un poco de sensatez a la reconversión económica digital es neutralizado y tildado de fascista o de ludita o de monstruo obsoleto. Las dictaduras, y el ciberpedagogismo son una dictadura de opinión llena de violencia simbólica, siempre operan igual: deshumanizando al disidente, al diferente. Sin embargo, casos como los de Evgeny Morozov, Diego Hidalgo o Marta Peirano nos pueden traer algo de esperanza.

Silicon Valley, que aparece varias veces en tu libro, tiene su origen en la década de los años 60 del pasado siglo. ¿Crees que este cambio de concepción tecnológica de las sociedades ha arrastrado también a la educación o ha sido un proceso cómplice a varios lados?

La siliconización es, claramente, una religión civil, con ingredientes muy diversos: cosmismo de origen ruso, nihilismo poshumano, aceleracionismo capitalista, reaccionarismo apocalíptico y milenarismo tecnológico. Nos anuncian un ‘Nuevo Hombre’ como todas las dictaduras, pero en realidad nos imponen unos productos y nos estrechan el futuro.

“Somos los adultos quienes manipulamos e imponemos el Estándar Digital”

¿Cómo logran difundir esta idea por tantos estados?

Pues porque la siliconización californiana cuenta con un dispositivo propagandístico muy poderoso, casi invencible. El atractivo de esta propaganda masiva se alía muy bien con el ciberpedagogismo, y así hemos sustituido la pedagogía, el arte de educar y enseñar, por una propaganda monopolista privatizadora y antidemocrática.

Sugieres que una agenda sensata de izquierdas pasaría por la desdigitalización. ¿Cómo te lo planteas desde esa “escapatoria racional” a la que aludes en tu libro?

Habría que enseñar más tecnología, más ciencia básica y especulativa, más programación, más usos activos de la tecnología. Lo que estamos haciendo es producir usuarios a millones para que unos terceros hagan minería de datos inmoral. Como sociedad, no tenemos perdón. Ya es hora de educar para la ciencia, no para la sumisión tecnocrática y la dopaminización pasiva.

Yendo a tu trayectoria personal, ¿qué relaciones positivas establecerías entre tu crecimiento profesional con la formación educativa recibida en la escuela primaria?

Yo tuve maestros espectaculares en la escuela El Sagrer de Barcelona, ​​y profesores excepcionales en el Instituto L’Alzina. Recuerdo leer a Espriu o J.V. Foix en la primaria, disfrutar del catalán y de la cultura en la escuela. Aún me sé poemas de Salvat-Papasseit de memoria. A veces tengo la sensación de que los gobiernos catalanes han lanzado la literatura catalana a la basura. Yo esto no lo puedo entender en modo alguno.

¿Y en secundaria?

En la secundaria, me impresionaron las clases de Literatura Española del siglo XX de Gloria Prado y el curso de Filosofía del profesor Jesús del Pozo. De alguna forma, todo lo que he podido pensar o escribir tiene este punto de partida.

“Hemos vendido la escuela a gigantes del catering y vendedores de aplicaciones”

Al respecto del actual sistema educativo, y si hubieras estado formado, ¿habría esto hecho mejorar o empeorar tu proyección profesional actual?

Lógicamente hubiera empeorado. La primaria me enseñó a leer, contar, pensar, y un montón de valores éticos. La base de la pizza. En secundaria llegaron los contenidos más avanzados: física, historia de la filosofía, poemas, teatro… Hice de actor y escritor embrionario. Quizás fui muy afortunado, además con muchos amigos que conservo íbamos a la calle a intercambiar «cassettes» de punk y «heavy». Tengo la sensación de que estamos abandonando la juventud a una soledad nihilista que sirve a intereses turbocapitalistas, quiero decir tecnofeudales. Somos los adultos quienes manipulamos e imponemos el Estándar Digital.

¿Qué piensas de la juventud que sube?

Pues no pienso que la juventud acepte ese estado de las cosas. Pienso que los jóvenes serán mejores que nosotros porque los dirigentes de hoy y la gente que tiene mi edad mostramos un cinismo público y unas negligencias vergonzosas. Desertar de la educación es la forma más rápida de degradar una democracia. Igualmente, para superar la post democracia mercado deberíamos exiliar a todas las propagandas cibernihilistas para centrarnos en las personas y el conocimiento.

¿Pueden los alumnos aprender por sí mismos con docentes como guías?

El falso alumnocentrismo actual no es más que mercado de aplicaciones y retroctecnología diseñada para degradar a las mayorías populares y a la ciudadanía sin rostro condenada a no salir de su gueto. En otras palabras, el pedagogismo competencial está diseñado para lumpenizar a nuestras sociedades.

“El pedagogismo competencial está diseñado para lumpenizar a nuestras sociedades”

Viendo tu camino profesional, ¿cómo crees que debería mejorarse el actual sistema de enseñanza?

Modelo clásico y neoilustrado en toda la red pública. Cambio de estructura económica, fin de la descarada segregación por niveles económicos en nuestro país. Literaturas e Historia, desde primaria. Regreso al pensamiento teorético y científico y entrenamiento de la atención y capacidad de abstracción. Desdigitalización de la primaria. Fin de la dictadura pedagogista, es decir, pluralismo metodológico, extirpación de conceptos pseudocientíficos como DUA o Inteligencias Múltiples. Fin de la financiación millonaria de fundaciones intrusistas: ningún dinero público fuera de la Pública. Inclusión real, con personal especialista fijo y todos los refuerzos necesarios, refuerzos que actualmente están siendo recortados. Una pública cara y de lujo para todos, sin solucionismos digitales reaccionarios, no la ruina recorte de hoy. Cambios drásticos en las carreras de Magisterio. Ah, muy importante: currículos basados ​​en materias y no en competencias, currículos progresivos, estructurados, inteligibles; dignificación de la profesión docente, fin de la prestidigitación sectaria del pedagogismo más tronado. Enseñar y aprender no son cosas propias de fascistas, al revés: si quieres organizar una dictadura lo primero que han hecho las burocracias totalitarias es borrar el conocimiento para practicar una ingeniería social abusiva y someter tanto a las mayorías sociales como a las disidencias de mañana.

Pero las ideologías suelen ser una parte de nuestra persona, y bajo una perspectiva utópica, ¿cuál sería tu deseo para el entorno personal o nacional en el que vives?

Me gustaría que buena parte de nuestra izquierda dejara la retórica declarativa y los tópicos, y abandonara el sermón neocalvinista para combatir de verdad el gran problema contemporáneo en Occidente ahora mismo: el Tecnofeudalismo. Hay demasiadas personas que dicen que son republicanas y en realidad lo que son es carlistas, con un discurso demasiado provinciano, meramente irritativo. Mira lo que está pasando con la vivienda, mira lo que está pasando con los populismos racistas y el pedagogismo extractivo. ¿Cómo conjuramos el miedo que generan los medios que sirven a las políticas que liquidan los espacios públicos? Reconstruyendo comunidades. La escuela es una comunidad, no un mercado. El alumnado no puede seguir siendo una mercancía o cantera de ciberproletariado. Hemos vendido la escuela a gigantes del catering y vendedores de aplicaciones. No me gusta esta necropolítica de la cibervigilancia ni el pillaje descarado actual. Servicios públicos, dignidad política y laboral. Que en Catalunya vuelva a haber una izquierda centrada en problemas económicos, entre otros muchos, sería muy buena cosa.

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Más información:

Reseña del libro de Andreu Navarra Volver a aprender, por Xavier Massó

Webinar con el autor, Andreu Navarra ( 25 de septiembre de 2024)


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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