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  • 10 de noviembre de 2025
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Meritxell Ruiz: “No puede ser que todos los desafíos sociales los tenga que resolver la escuela»

Meritxell Ruiz: “No puede ser que todos los desafíos sociales los tenga que resolver la escuela»

Foto: Cortesía de la autora

CARA A CARA CON

Meritxell Ruiz, exconsejera de Educación de la Generalitat de Catalunya

 

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David Rabadà

 

Meritxell Ruiz Isern (Reus, 1978) es una economista y docente que se dedicó a la política catalana con una trayectoria destacada en el ámbito educativo. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Rovira i Virgili (URV) y Máster en Gestión Pública por ESADE, inició su carrera profesional como asesora financiera en La Caixa. Posteriormente, obtuvo el Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) y ejerció como docente en funciones.

Fue diputada en el Parlamento de Cataluña entre 2006 y 2010 por Unió Democràtica de Catalunya (UDC) y, posteriormente, por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Desde 2011 hasta 2016, ocupó el cargo de directora general de Atención a la Familia y Comunidad Educativa en el Departament de Ensenyament, desde donde desplegó la regulación del uso de móviles en las escuelas. Entre 2016 y 2017 fue consejera de Enseñanza en el gobierno presidido por Carles Puigdemont.

Actualmente, después de 3 años en la dirección de la Escola Pía de Vilanova, es secretaria general de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya, entidad que agrupa a cerca de 400 escuelas cristianas catalanas. Esta entrevista quiere ofrecer una visión personal y profesional de Meritxell Ruiz, figura clave en los recientes cambios educativos de Catalunya.

 

¿Cómo recuerda sus inicios en el mundo de la educación y la política? ¿Qué le motivó a entrar? 

En 2005, justo después de terminar el CAP, tuve que decidir si dejaba mi trabajo para dedicarme a la docencia o si aprovechaba la oportunidad que me dieron de ser candidata al Parlament de Catalunya. Hacía tiempo que estaba comprometida con distintos proyectos sociales y culturales de mi ciudad y veía que la política podía ser un buen instrumento de transformación social. Así que durante 11 años me dediqué a la política, especialmente en el ámbito educativo.

¿Qué relaciones positivas establecería entre sus proyectos profesionales y la formación educativa que recibió?

Pues muchas. La formación académica te permite ampliar tus conocimientos y te abre la puerta a nuevos aprendizajes e inquietudes. La formación educativa sirve para orientar estos conocimientos hacia el bien común. Tanto en la política como en la docencia hace falta mucha preparación profesional y humana.

Usted de formación es economista con buenas relaciones con el exconsejero de Economía, el Honorable Mas Colell. ¿Tanta relación ve entre el mundo de la economía y el de la educación?

Haber estado en el Departament y en la escuela, me ha permitido ampliar conocimientos y experiencia para tener una visión muy amplia del sistema escolar para entender mejor dinámicas y retos.

“Otro de los retos fue velar por que el sistema no confundiera los instrumentos (las metodologías, la innovación, la tecnología,…) con el objetivo del sistema educativo, que debe ser siempre el aprendizaje de los alumnos”

Durante su mandato como consejera de Enseñanza, ¿cuáles fueron los mayores retos que afrontó y cómo los abordó? 

Veníamos de una crisis muy grande a nivel económico y la decisión más difícil era valorar cuál era la mejor política educativa y los mejores proyectos para invertir los pocos recursos públicos disponibles. Otro de los retos fue velar por que el sistema no confundiera los instrumentos (las metodologías, la innovación, la tecnología,…) con el objetivo del sistema educativo, que debe ser siempre el aprendizaje de los alumnos. Así pudimos abordar las dificultades dado que había un muy buen equipo de profesionales, no sólo en el Departamento sino también en las Juntas de Direcciones, en los servicios territoriales,… Éramos conscientes de que las soluciones a la mejora educativa sólo vendrían de dentro del sistema, por tanto, había que poner en valor a los docentes y profesionales que teníamos en el aula, escucharles, aprender de su conocimiento. Antes de empezar nuevos proyectos, los debatíamos con muchos actores de dentro del sistema.

La implantación de la jornada intensiva en los institutos públicos fue propuesta por Profesores de Secundaria (ASPEPC·SPS) en el departamento un tiempo antes. ¿Qué objetivos perseguía con esta medida y qué balance hace?

Ésta fue una iniciativa que desarrollamos con la Consejera Rigau después de debates con las Juntas centrales de direcciones. Había elementos a favor y elementos en contra.

A favor estaba, como argumentó Profesores de Secundaria, que la jornada partida comportaba tardes con máximos de conflictividad, mientras que la jornada intensiva los eliminaba. Los alumnos por la tarde, y con la digestión de por medio, permanecían más hostiles que con una jornada solos de mañana.

Con la perspectiva del tiempo, considero que debería hacerse una reflexión amplia sobre los horarios y el calendario. Tenemos un calendario muy largo y un horario muy comprimido. Seis horas seguidas de clase con una pausa de medio hora y comer a las tres o las cuatro y media no es un buen horario.

“Hay países que han retrasado la entrada en el instituto y han experimentado una mejora en la asistencia y el rendimiento escolar”

Hay centros que realizan dos patios partiendo las seis horas y muy bien les va sin estresar a los alumnos. Es decir, dan dos horas de clases, un patio corto, dos sesiones más y un segundo patio corto, para acabar con dos sesiones de carácter más suave como Educación Física, Lectura o Plástica. Al final los alumnos salen del centro como si tal cosa.

Ya sé que ese tema puede ser polémico entre los docentes. Por experiencia, no tenemos unos horarios adaptados a las necesidades de nuestros adolescentes. Hay muchos estudios médicos sobre la fase del sueño retrasada, la necesidad de que los adolescentes duerman entre 9 y 10h o cómo las dos horas de desfase respecto al resto de los países afectan a nuestra salud. Hay países que han retrasado la entrada en el instituto y han experimentado una mejora en la asistencia y el rendimiento escolar.

¿Quizás a todo adulto le iría bien entrar en el trabajo a las 10.00 de la mañana y que los adolescentes se despeguen de las pantallas a altas horas de la noche? 

Éste no es un tema sólo escolar, es social. Tener a los adolescentes pegados a las pantallas a las once de la noche, es aún más perjudicial.

¿Cómo valora la evolución del sistema educativo catalán en los últimos años? ¿Qué mejoras considera que se han logrado y qué aspectos todavía requieren atención? 

La sociedad catalana debería poner en valor la gran labor que están realizando los centros educativos de Catalunya. Con demasiada frecuencia son cuestionados o reciben propuestas poco viables de colectivos que nunca han estado en un aula. Especial atención requiere la presión social que se ejerce sobre la escuela. No puede ser que todos los desafíos sociales tengan que resolverlos la escuela. La escuela tiene una función encomendada que es importantísima, no podemos pedirle que, además, haga de nutricionista, médico, medioambientalista, sexóloga, servicios sociales o que arregle la segregación residencial. Parte de la desorientación y el cansancio viene de ese hecho.

«La escuela tiene una función encomendada que es importantísima, no podemos pedirle que, además, haga de nutricionista, médico, medioambientalista, sexóloga, servicios sociales…»

Entonces la escuela ¿qué debe ser? 

La escuela debe poder hacer de escuela. Sin embargo, todos los días en las aulas hay “pequeños” milagros: de aprendizaje, de convivencia, de crecimiento personal… Con esto no quiero huir de nuestra responsabilidad de mejora. La institución escolar se encuentra en un momento complejo y de crisis. Lo indican los resultados, la desorientación de los profesionales, el exceso de carga burocrática y la carencia de docentes es una realidad que afecta a la mayoría de países.

Viendo su trayectoria profesional, ¿cómo cree que debería mejorarse el actual sistema de enseñanza?

La educación se cuece a fuego lento y no podemos esperar resultados inmediatos. Para mí uno de los aspectos fundamentales es repensar la formación inicial docente. No se está preparando bien a los futuros docentes para toda la complejidad que encontrarán en el aula.

Estamos hablando de todos los docentes incluidos los maestros que pasan por las facultades de Magisterio.

Es necesario que sean personas con una base cultural sólida, con capacidad pedagógica y didáctica y con herramientas para liderar el aprendizaje del aula. En segundo lugar, es necesario centrarse en el desarrollo profesional de los docentes y de los equipos directivos en activo. La investigación demuestra que éste es el segundo factor de mejora educativa sólo por detrás de la mochila sociocultural de la familia. Por tanto, para aquellos para quienes la mochila va muy vacía, la calidad docente se convierte en el factor más importante.

«Joan Mateo propuso una obligatoriedad de los 2 a los 18, con una primaria hasta los 14 años y una secundaria más diversificada y con vías diferentes para los itinerarios»

Hacen falta, pues, docentes doctos, expertos y muy conocedores de lo que deben enseñar en el aula, pero, y finalmente, ¿qué más? 

Finalmente, sería necesario un debate a nivel estatal sobre las etapas educativas. En el debate del “Ahora és mañana” del Consejo escolar de Cataluña de 2016, Joan Mateo propuso una obligatoriedad de los 2 a los 18, con una primaria hasta los 14 años y una secundaria más diversificada y con vías diferentes para los itinerarios más profesionalizados y para los más académicos. Creo que es una propuesta a considerar.

En su paso por la Fundación Escola Cristiana de Catalunya, ¿cuáles son los principales retos que afronta la educación cristiana en la actualidad?

En primer lugar, las escuelas cristianas tenemos la responsabilidad de ofrecer un mensaje de esperanza ante la fragmentación social, el vacío y los crecientes extremismos. Debemos ser escuelas para todo el mundo que ofrecen un proyecto y una visión de la persona determinados, en nuestro caso basada en los valores evangélicos. Debemos ser capaces de ofrecer y trabajar por un relato de fraternidad en una sociedad en la que los vínculos sociales se están destruyendo. Por otra parte, debemos seguir ofreciendo una buena calidad y equidad educativas.

¿Cuál sería su opinión sobre la relación entre la educación y la religión? ¿Cómo integrar el hecho religioso en la enseñanza sin generar conflictos? 

Desgraciadamente éste es un tema sobre el que no se ha podido debatir por apriorismos y prejuicios. ¿No es la espiritualidad una dimensión básica de la persona? ¿Las redes sociales no se han convertido en una religión? ¿El índice de suicidios en jóvenes no es suficientemente alto? Querer expulsar a la dimensión religiosa y espiritual de las escuelas es un error.

Decía el experto en Biología evolutiva, Stephen Jay Gould, que los conflictos se generan, no porque la ciencia y la religión rivalicen intrínsecamente, sino cuando un dominio intenta usurpar el espacio propio del otro.

No se trata de hacer catequesis, ni por supuesto, de adoctrinar. Se trata de desarrollar la espiritualidad, el sentido de trascendencia y las preguntas sobre el sentido de la propia vida. Expulsar el hecho religioso de la escuela es empobrecer al alumno, es no dotarlo de conocimientos y herramientas para entender su cultura y es despojarlo de la capacidad de poder dialogar con personas de diferentes creencias. En Quebec las escuelas públicas hacen educación espiritual. En Cataluña se ha hecho una propuesta desde la Tarraconense para que todos los alumnos de Cataluña puedan reflexionar sobre el hecho religioso, sobre las raíces de nuestra cultura y sobre las grandes preguntas existenciales.

«Expulsar el hecho religioso de la escuela es empobrecer al alumno, es no dotarlo de conocimientos y herramientas para entender su cultura»

¿Qué papel cree que debe tener la tecnología en la educación del siglo XXI? ¿Qué oportunidades y riesgos comporta?

Ésta es una pregunta larga de contestar y con muchos interrogantes por resolver. Creo que no podemos negar que la tecnología debe tener un papel en el aula y en la escuela. Es una herramienta prominente en nuestra vida. A partir de aquí, es necesario realizar propuestas evaluables y evaluadas que tengan en cuenta la edad, el grado de madurez, la tipología de apoyos o el uso en el aula. También es necesario determinar qué cosas se deben aprender sin intermediación de la tecnología y qué espacios y momentos en las escuelas deben ser “100% humanos”.

El Vaticano ha mostrado ya preocupación por los retos actuales en el contexto tecnológico y en la inteligencia artificial.

Evidentemente, es necesaria una reflexión sobre la IA, los usos, los peligros, los límites y los dilemas éticos que comporta. Ante la revolución tecnológica, en mi opinión, debemos potenciar los aprendizajes que nos deben caracterizar y guiar como humanos. La tecnología debe estar al servicio de la humanidad, y no al revés. Para ello, la capacidad de concentración, razonar y pensar de los alumnos, será vital.

¿Cómo valora la implicación de las familias en la educación de sus hijos?

Pienso que los docentes deberíamos transmitir un mensaje conjunto a las familias: que tienen una función básica e insustituible en la educación de sus hijos. No podemos dejar esta función en manos de las redes sociales, el consumismo y los influencers de turno. El principal agente educativo debe ser la familia y la escuela debe reforzarlo. Somos corresponsables, pero tenemos roles distintos. Hacer una comida al día toda la familia explicando las vivencias de cada uno o comentando las noticias, dejar los móviles aparcados cuando estamos con los hijos, leer en voz alta un libro o hacer un voluntariado tiene un poder educativo mayor que una hora de clase.

“El principal agente educativo debe ser la familia y la escuela debe reforzarlo. Somos corresponsables, pero tenemos roles distintos”

¿Cómo ve los horarios laborales de las familias respecto a la enseñanza?

Un aspecto que me preocupa especialmente en Cataluña y en España son los horarios laborales de las familias. Sin conciliación no existe buena educación. Los horarios laborales extensivos que hacemos aquí, y en ningún otro país de Europa, merman la capacidad educativa de las familias. Como también anulan la capacidad de participación en proyectos comunitarios. Estoy convencida de que parte del fracaso educativo se debe a los horarios laborales extensos.

¿Cuáles son sus proyectos o iniciativas actuales dentro de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya?

Hemos hecho un proceso de reflexión estratégica con las escuelas sobre cuáles deben ser los principales rasgos de la escuela cristiana en Cataluña del futuro. Esto nos ha dado un horizonte compartido. Estamos trabajando aspectos tan diversos como la mejora del aprendizaje de la lengua, el uso de los datos, la IA o el cuidado de las personas y la comunidad escolar. Además, estamos creando redes entre escuelas para compartir y aprender conjuntamente, poniendo en común retos educativos y mejorar el desarrollo profesional docente.

Por último, ¿qué consejo daría a las nuevas generaciones que quieren dedicarse a la educación ya la política? 

Lo primero que les diría es que la docencia es seguramente el trabajo más bonito del mundo, pero que es exigente y requiere de vocación. Ver a un alumno aprender es maravilloso y, además, aprendes cada día como profesional. El mundo que tenemos no es fácil, pero poder acompañar a niños y jóvenes en su crecimiento y dejar una huella positiva en el futuro tiene un sentido especial. Cuando hacemos formación a docentes novatos les decimos que tienen la responsabilidad no sólo de formar la cabeza, sino también el corazón y las manos para contribuir a que nuestros alumnos lleguen a hacer un mundo mejor.

¿Y a quienes quieren dedicarse a la política?

Pues que se formen bien. Es necesario que hayan descubierto su vocación de servicio previamente fuera de la política, realizando un servicio desinteresado en una asociación, en el barrio o haciendo voluntariado. Les diría que se necesitan políticos que se sientan responsables del presente pero también de cómo dejarán el futuro. Que escuchen al otro, sobre todo cuando no piense como él, que pisen calle, que se cultiven y que sólo se dediquen un tiempo determinado. Necesitamos más que nunca buenos maestros y buenos y competentes profesionales que dediquen un tiempo a la política.


Fuente: educational EVIDENCE

Derechos: Creative Commons

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